Tras la figura del entrenador, no hay debate en el que podamos degustar más este fruto seco que hablando del ariete de turno. En él, si el proceso de sazonado no se ha llevado a cabo, puede quedar soso hasta desesperar. ¿Cuántas discusiones tipo Barbería de “El Príncipe de Zamunda” tendrá Gonzalo Higuaín a sus espaldas comparándose con otros «killers»?
Bolsas y bolsas se han gastado en el feudo madridista a la espera de que, Gonzalo Higuaín, demostrara ser el delantero que el merengue de a pie adoraría gol tras gol. Corría diciembre del 2006 cuando, el entonces director deportivo del Real Madrid, Predrag Mitjatovic, recomendó el fichaje de este joven que militaba en el equipo “millonario” de la capital argentina. Todo el mundo se preguntaba quién era ese delantero con peinado a lo “Pimpinela” y aún con acné juvenil. Un aterrizaje ya de por sí difícil al llegar como segundón del otro fichaje invernal, Fernando Gago (del que algún día, hablaremos). Nadie sabía quién era, y, lo poco que conocimos, fue un gol que, una vez tras otra, repetían en los distintos informativos. Toda una incógnita de doce millones de euros (de los de entonces).
Por supuesto, y como todo jugador que llega a un “grande”, su adaptación no fue nada sencilla. Aquel equipo tenía como puntas a dos mitos del fútbol: Raúl y Van Nistelrooy. Goles más que asegurados. Dos depredadores de las costuras del esférico. Era el año I, post Ronaldo (el gordito). Y, tras los primeros “entrenos”, le cayó como una losa el apodo de “Igualín”. Apodo que, a la postre, le ha perseguido hasta hoy. Fantasma del que no se ha podido librar.
En esos primeros seis meses, con un gol en Pamplona en los últimos pestañeos de partido, dio más de medio título de Liga al Madrid de Fabio Capello, 2ª parte. En ese momento, pareció haberse deshecho de las botas de cemento que más de un aprendiz de “Joe Pesci” le había intentado calzar antes de bajar del avión. Pero nada más lejos de la realidad. En los años siguientes ha tenido que luchar con los anteriormente mencionados, y otros como Robben, Huntelaar, Saviola, Benzema, Kaká y el “neotitán” Cristiano Ronaldo. Un equipo que, al igual que la gran mayoría de grandes clubes, abrazó el esquema encorsetado de un solo delantero. Malo para él. Seis años en que, su esfuerzo, le reportaba año tras año, minutos y goles. Pero también errores. Muchos de ellos, clave. Capaz de lo mejor y lo peor.
A riesgo de que caiga sobre mi la ira del lector en forma de diez plagas del Antiguo Egipto o cualquier infección vírica del espacio exterior, diré que, para el que suscribe, nunca dejó atrás el «mote» con el que se le bautizó al llegar. Tal vez, su promedio sea “bueno”, no suficiente. Seguramente, su esfuerzo, habrá sido altamente vitoreado y no del todo reconocido. Quizás, se haya ganado el puesto de titular. Pero lo cierto es que, a la postre, nunca marcó la diferencia. Y eso, debe ser la “denominación de origen” de un delantero centro que juega en los grandes de Europa. “Sangre y honor” se le debe presuponer a todo jugador que salta a una cancha. Esto es deporte, no lo olvidemos. Pero correr y sudar, basta para jugadores como Gattusso (sin ofender), pero no para delanteros como Gonzalo. Al menos, para jugar en el Real Madrid.
Parece que será el segundo centro neurálgico de la Iglesia “Maradoniana” donde aterrice finalmente. Benítez le espera con los brazos abiertos tras la “espantá” esperada de Cavani a “JequeDisney”. Allí está montando una “squadra” para dar guerra en la próxima Champions League. Veinticinco añitos le contemplan, y unos cuantos le esperan. Desde aquí, y a pesar de no comulgar con este estilo de delanteros, ¡Suerte Pipa! Espero que allí, encuentres la sal que tanto te hace falta.
2 Comentarios
Aún a riesgo de ganarme la enemisad de no pocos colegas futboleros, diré que a este señor (el cual no es santo de mí devoción) le ha pesado sobremanera la elásticas que viste y lo que ello conlleva. En un equipo como el madrid no basta meter una media de 25 goles por partido (ya la quisieran alguno), sino que aparte ha de meter goles importantes y decisivos. Ese ha sido su fallo (por encima de sus virtudes: trabajo, honradez, discilina)… Fallar en momentos decisivos…
No obstsnte es un tema muy discutible y que, una vez mas, el autor de este posy ha sabid sacar a relucir en el momento mas oportuno. Estare atento a este hilo desde mis retiros vacacionales. Saludos !!
El principal problema de «El Pipa», futbolísticamente hablando, es como reseño en el artículo: el jugar de «único delantero» le perjudica. Tener a un Messi o Agüero (delanteros a la postre) a su lado con la «Albiceleste» beneficia muchísimo a su juego. Como complemento de lujo del ataque, perfecto. Como protagonista, no. ¡¡Ojo!! que a Benzema, le puede pasar lo mismo el verano que viene …