Esta noche empiezan las semifinales de la Copa de S.M. El Rey con el primer capítulo de un doble duelo madrileño: la final del año pasado se reedita en partidos de ida y vuelta para nuestro disfrute. Por supuesto, no podíamos dejar pasar semejante evento sin analizarlo en La Pizarra de EFEI, así que vamos al grano.
El Real Madrid recibe al Atlético, líder del campeonato por primera vez en 18 años, justamente desde aquel 1996 del doblete Liga-Copa que el mítico Luis Aragonés dejó como legado en el Manzanares. El destino no quiso que el Sabio de Hortaleza viviera 48 horas más para ver a su equipo del alma en la cima de la clasificación por última vez, pero nosotros que sí estamos presentes lo debemos disfrutar para contarlo, esa es nuestra responsabilidad, porque no se vive una página tan importante de la historia del deporte todos los días.
El partido jugado hace ya algunos meses por compromiso de Liga en el Bernabéu terminó en victoria colchonera, y fue la segunda vez consecutiva que los rojiblancos derrotaban a sus máximos rivales a domicilio. Si no me equivoco no ha habido nunca una tercera, aunque tendría que confirmar mis datos. De cualquier manera, no es habitual ver al gigante blanco a merced de su vecino del sur de forma tan frecuente. Pero eso es lo que ha hecho Diego Pablo Simeone desde que llegó al banquillo del Calderón, inclinar la balanza hacia el Manzanares.
En aquel duelo de septiembre 2013, vimos las virtudes del equipo dirigido por El Cholo mostrándose todas a la vez: solidez defensiva, efectividad ofensiva, cohesión colectiva, salud física, talento individual e inteligencia táctica. Del mismo modo, dichas virtudes tuvieron como consecuencia desnudar las fallas del rival: desorganización colectiva, desconcentración individual e ingenuidad táctica. En pocas palabras: Simeone sabe lo que quiere de sus jugadores, sabe lo que son capaces de ofrecer, y sabe hacerse entender pues lo que plasma sobre la pizarra lo ve reflejado sobre el campo, a diferencia de Ancelotti, quien en aquel entonces no sabía aun qué quería de sus jugadores, no sabía tampoco hacerse entender y, por supuesto, algunos jugadores tampoco colaboraban al no estar plenamente concentrados en sus labores.
El duelo de hoy es algo distinto porque las circunstancias han cambiado en 4 meses, pero no considero que los cambios hayan favorecido un cambio radical de resultado. El Madrid ha mejorado bastante y algunos de los errores que llevaron a aquella derrota han sido corregidos, pero no todos. Ancelotti ya sabe lo que quiere de sus jugadores y el mensaje finalmente les ha llegado, a la gran mayoría por lo menos. Sin embargo, ciertos elementos de la plantilla siguen sin prestar atención a los detalles y causan desbarajustes en el funcionamiento del colectivo, algo con lo que el entrenador no cuenta a la hora de diseñar el plan.
Por otro lado, estos 4 meses han servido también para reforzar las convicciones de la plantilla rojiblanca hasta el punto de lograr el ya mencionado liderato. La filosofía expuesta por Simeone ante los medios, ese “partido a partido”, no es más que un método de psicología básica para lograr la mayor concentración posible durante los 90 minutos por parte de todos los elementos que saltan al campo de juego. No es necesario entrar en debates inútiles sobre la veracidad, honestidad o hipocresía del mensaje, todo eso da igual, es pura basura que la prensa española utiliza para vender papel todos los días. Lo más importante lo dice el campo, y el campo nunca miente. Es fácil imaginar al Cholo dando un discurso al inicio de la campaña en agosto, diciendo que la plantilla es capaz de ganar cualquier batalla que se presente si los soldados siguen al pie de la letra las órdenes del general. Es también fácil imaginar al Cholo decir a sus muchachos que, para lograr ganar la guerra, primero hay que librar una batalla, pero el objetivo era, es y siempre será ganar la guerra. El método no ha sido inventado por Simeone, pero es muy inteligente de su parte utilizarlo, así como Ancelotti es culpable de no hacer lo propio.
Los equipos para esta noche, como habíamos mencionado, han cambiado ligeramente. El Real Madrid ya tiene forma “ancelottiana”. El dibujo es un claro 4-3-2-1, un arbolito de navidad marca registrada del entrenador nacido en Reggiolo (Emilia-Romagna, Italia) desde hace una década cuando lo empezó a implementar en el AC Milan. Como ya explicamos en el análisis del conjunto merengue el pasado verano, los roles dentro del dibujo táctico están bien marcados pero la plantilla no cuenta con los elementos adecuados para ese sistema, lo que compromete el funcionamiento del colectivo.
Según la prensa, la formación probable del Madrid esta noche será la siguiente: Iker bajo los palos; Arbeloa, Pepe, Ramos y Coentrão en defensa; Modrić, Xabi y Di María en la media; Bale y Cristiano en la media punta y Benzema arriba. El potencial ofensivo es evidente, pero de nada sirve si el rival tiene el interruptor para apagarlo. Ancelotti decidió suplir al convaleciente Khedira con Di María en formato “albiceleste”, como interno izquierdo del mediocampo, libre de subir al ataque por banda haciendo pareja con Marcelo (esta noche Coentrão), obligando a CR7 a la diagonal hacia el centro del área. En teoría todo eso suena bien, pero en la práctica hacen falta otras piezas que no están actuando con lógica, específicamente Benzema.
Dentro del sistema de Ancelotti, el delantero debe estar en constante movimiento para mantener a los defensores centrales distraídos, preocupados en marcarle mientras abren fisuras en el bloque que las mediapuntas pueden aprovechar. El delantero francés sí se mueve constantemente, pero sus movimientos no son los correctos. Benzema tiende a bajar en busca del esférico permitiendo que la defensa rival suba unos metros y presione con comodidad sin romper la figura ya que no hay nadie amenazando el fuera de juego. Esto sucede porque Karim es una mediapunta natural y nunca se ha mostrado cómodo moviéndose dentro del área. Lo que mejor se le da es el control de balón en carrera, hacer paredes e intercambios veloces antes del disparo en la media luna. Mi argumento es repetitivo, lo notarán mis lectores habituales, pero hago énfasis en ello porque es de suprema importancia.
El mismo problema se presenta cuando Di María sube por banda izquierda. El desequilibrio que creaba el Fideo cuando era la media punta derecha del 4-2-3-1 de Mourinho era impresionante. Su capacidad para hacer diagonales y quebrar la línea defensiva quedó plasmada, por ejemplo, en el primer duelo ante la Juve de la fase de grupos de Champions cuando jugó en su zona habitual y creó un pase gol perfecto. Ese movimiento lo hemos visto muchas veces en Robben, Messi y otros zurdos que llevan la esférica en velocidad. Obligar a Di María a llegar al fondo por izquierda es limitar su potencial, principalmente porque un eventual centro al área encontraría el vacío de Benzema. No se entiende cómo puede Ancelotti dejar en el banquillo a Morata y desperdiciar su mayor capacidad de movimiento sin balón, justamente lo que necesita su equipo.
Viendo el historial de Ancelotti se puede observar ese Talón de Aquiles siempre presente en sus equipos. Especialmente durante sus años en Serie A, los equipos más pequeños se refugiaban en el clásico 4-4-2 para complicarle la vida al Milan y lograr un resultado positivo la mitad de las veces. Como sabemos, no existe un sistema perfecto y los entrenadores italianos son expertos en buscar el punto débil del rival para hacer de la necesidad virtud, explotando las debilidades del contrario. Simeone lo dijo bien claro a inicios de temporada cuando estableció las razones de su filosofía de juego:
Las buenas noticias para el aficionado merengue se encuentran a la derecha de Xabi Alonso donde Luka Modrić está demostrando minuto a minuto que su valor es incluso superior a los casi 40 millones que pagó el Madrid por él. Tal como lo explica nuestro disparatado Javi Ferrer en su magnífico artículo “Finding Luka”, la labor mixta de Modrić es digna de estudio. Sin ser un jugador físicamente fuerte, es capaz de leer los movimientos del rival para intervenir en contención de forma eficiente sin perder el equilibrio o la lucidez a la hora de distribuir balones junto a Xabi Alonso, o incluso subir al campo rival e incorporarse al ataque para dar el último pase o disparar al arco.
Las incursiones de Luka, tipificadas en la lengua inglesa como mediocampista box-to-box (de área a área) le permiten al Madrid un factor sorpresa que, ante mis ojos, será la mayor preocupación del Cholo esta noche. Las dos líneas de 4 que utilizará el Atleti para contener los ataque merengues deben tener entre sí no más de 5 metros cuando el Madrid ataque. Modrić es justamente el elemento que puede desbaratar ese dibujo al aparecer desde atrás incitando a uno de los mediocampistas de contención (Koke, probablemente, por su tendencia ofensiva) a presionarle, dejando un espacio vacío que comprometería todo el sistema. Ahí es donde Godín podría tratar de compensar con alguna entrada fuera de tiempo, quedando 1 contra 1 y aumentando el riesgo de una falta, una tarjeta o un penalti.
Hablando del dibujo del Atlético, entendemos que esta noche el once de Simeone será el siguiente: Curtois en la portería; Juanfran, Miranda, Godín e Insúa sustituyendo a Filipe en defensa; Raúl García, Gabi, Koke y Arda en la línea del mediocampo; en ataque formarían pareja los “Diegos brasileños”, con Ribas más atrasado y Costa libre arriba. Como dije antes, el truco de Simeone consiste en contener al rival mediante dos líneas de 4 bastante juntas que limiten el espacio por donde circule la pelota, anulando el potencial del Madrid. Será de gran interés el rendimiento de Koke en funciones más defensivas al sustituir teóricamente a Tiago o Mario Suárez, ambos frescos de lesiones, así como Insúa en lugar de Filipe por banda izquierda. Pero esa es tan sólo la mitad del plan.
Cada vez que la pelota sea recuperada por un colchonero, automáticamente se observará una transición veloz por parte de los 4 hombres más adelantados (los dos Diegos y los dos extremos, Arda y Gabi) buscando la espalda de los laterales que hayan quedado fuera de posición. Sin embargo, el mayor peligro será cuando la pelota llegue a inmediaciones de Sergio Ramos pues es el culpable principal de más de la mitad de los goles que sufre el Madrid desde hace 3 años. Cuando hablaba antes de elementos desconcentrados me refería directamente al segundo capitán del Madrid. Ramos constantemente pierde la posición de referencia en la línea defensiva, a pesar de ser físicamente y atléticamente apto, no es capaz de medir el tiempo correcto en una carrera para detener un rival que viene con balón dominado, y en situaciones de balón por alto es habitual verlo en solitario y desorientado mientras el delantero a sus espaldas infla las redes del portero. La ausencia prolongada por lesión de Raphaël Varane se siente más que nunca.
Se puede debatir acerca de si gusta o no el estilo de juego que practica el Atlético de Madrid, pero lo que no se puede discutir es que es un serio candidato a otro doblete nacional, incluso más de lo que yo pensaba a inicios de temporada. Mi impresión era la de una plantilla bien elaborada pero escasa del talento para solventar situaciones complicadas en una campaña con 3 torneos de máxima exigencia. Sin embargo, la capacidad de convencimiento que ha tenido el Cholo sobre sus jugadores ha superado mi escepticismo (y el de muchos). Tal como lo explica Matt Le Tisier en su columna El Fútbol de Matt, las intenciones de Simeone quedan claras con el fichaje de Diego Ribas, compensando justamente esa falta de talento ofensivo del que hablaba yo para poder competir hasta la última jornada.
Los argumentos aquí estipulados son mi opinión personal y de ninguna manera reflejan una verdad absoluta, pero se basan en estadísticas bastante sólidas, suficiente como para considerarlas tendencias confiables. Si no sucede nada fuera de lo común y el mundo continúa girando hacia el lado de costumbre, el Atlético volverá a desnudar los defectos del Real Madrid esta noche y se llevará la victoria por tercera vez consecutiva del templo merengue. Mi pronóstico es victoria colchonera por 0-1. No se pierdan la batalla de La Castellana esta noche, y la semana que viene nos mudamos a orillas del Manzanares para el próximo capítulo. Que ruede la pelota.
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