La opinión de José Mourinho no ha sido la única en arremeter contra la filosofía del West Ham esta temporada. Los números, pero sobre todo el estilo de juego, han ido acompañados por ciertas críticas que constantemente han puesto en cuestión el excesivo juego directo del equipo que lidera Sam Allardyce. Seguramente el partido de Stamford Bridge sea el menos reprochable, pero ya conocemos cómo funciona José en la derrota. En cuanto al resto de enfrentamientos, a opinión de cada uno. Desde luego la “ideología” de los ‘Hammers’ no es de hace 2 días; es la misma que hace 2 años hiciera de salvoconducto para abandonar la Championship y la que permitiera evitar con holgura el descenso un año después.
El estilo de Allardyce siempre ha estado encabezado por gente corpulenta como Carlton Cole primero, y Andy Carroll después. Jugadores a los que les encanta sobresalir por alto, bien para colarla en la red o bien para servir el gol. Su rol es simple, pero no por ello deja de ser el broche de oro en la arquitectura del sistema. Es por eso que cuando la afición hammer recibió la trágica noticia de la lesión de Carroll allá por principios de septiembre, el equipo asumió que la capacidad goleadora estaba en peligro de extinción (luego comprobaríamos que así sería). Lo cierto es que ni C. Cole funcionó (salvo alguna que otra coletilla, aunque insuficiente para los minutos que Allardyce le concedió), ni Maiga (1 gol en 14 partidos) fue un recurso rentable. La ausencia de un “mastodonte” en la zona de artillería ha sido sin duda el capítulo escabroso del que no han podido escapar cada 7 días. Después de todo, si realizáramos un análisis global desde esta perspectiva, las cuentas de la primera vuelta no son tan negativas sabiendo que sin un delantero centropuro la táctica no podía funcionar.
El cisne, conejillo por un día
Ayer fue la primera titularidad de Andy Carroll en Upton Park después de superar el martirio de la primera vuelta. Entre burbujas, el West Ham recibió a un deslucido Swansea City (los “cisnes” de Michael Laudrup suman 1 victoria en los últimos 10 encuentros de liga) que ayer funcionó como conejillo de Indias comprobando la influencia de la intrusión de Carroll en el equipo de Sam Allardyce. Sin entrar en detalles (tampoco hubo demasiados, ya que el partido no dio mucho de sí), el encuentro se decidió gracias a la especialidad de Carroll, quien descargó dos balones “sin peso” (que dirían en el tenis) para que Nolan pudiera hacer gol por partida doble. Dos calcos de jugadas que define la parte más sencilla del fútbol: uno la deja y el otro la remata.
“En la primera parte sabíamos que ellos iban a jugar mediante el juego directo con Carroll y Nolan […] Previamente hablamos mucho sobre ello… que hayan logrado marcar gracias a una situación que teníamos muy analizada es un poco frustrante” Michael Laudrup después de la derrota.
Las palabras de Michael redondean precisamente lo que necesita el West Ham. El factor estrella. Una vía identificable, pero muy difícil de defender. Esa es la gracia de un planteamiento que está edificado por y para alguien como Andy Carroll. Por otro lado, el cuerpo técnico no ha tardado en cubrirse las espaldas con Marco Borriello (cedido por la Roma), que cumple con las características de un 9 clásico, aunque nada familiarizado con el juego de la Premier.
Actualmente el West Ham suma 5 victorias y 22 puntos en su haber (8 puntos menos que en 2013) y ocupa la antepenúltima plaza de la clasificación. La situación no es tan crítica si tenemos en cuenta que el décimo clasificado (Aston Villa) suma 27 puntos (5 más que el equipo londinense). Con casi toda la segunda vuelta por delante y la escasa distancia entre los “peones” de la zona baja, las posibilidades de salvarse están al alcance de cualquiera. La pelea no ha hecho más que empezar. Sin embargo, la entidad ‘Hammer’ no puede dejar los deberes para el último día: Tottenham y Manchester City son sus dos últimos rivales. Todo indica que, de jugarse la salvación en las últimas fechas, los de Allardyce tendrían el cartel de favorito para descender. De ahí la importancia de tener a toda la plantilla en activo, y sobre todo (ahora sí), tener un faro por el que guiarse.
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