Los historiadores no se logran poner de acuerdo a la hora de hablar del origen del deporte. Unos hablan del propio instinto del hombre por mejorar, otros de la necesidad humana de divertirse e incluso podemos encontrar a ciertas personas que citan la religión y el culto a los dioses como principal motivo del nacimiento de la actividad física. Pero el rey de los entretenimientos ha cambiado. Ya no se juega para «pasar un buen rato». La profesionalización del fútbol ha cambiado las sonrisas por gestos serios.
Es difícil de creer que la principal motivación de un atleta para correr y saltar, en algún momento de la longeva historia de este planeta, fue el puro hecho de pasar unos minutos agradables. El origen de la palabra deporte tiene lugar en el término desport, que allá por la Francia del Siglo XIII quería decir «diversión popular». Muy parecido al significado que en la lengua italiana asumiría el vocablo disporto, cuya traducción era «diversión, alegría, esparcimiento». Avanzados los años, en Inglaterra estas voces se unirían en la palabra sport, la cual representaba conceptos como «entretenimiento, diversión, distracción, recreo o pasatiempo agradable». En la actualidad nadie se imagina a un club de fútbol primando la sonrisa de un futbolista sobre el resultado. El significado de todos estos términos está cambiando y pronto «deporte» dejará de relacionarse con «diversión», tal y como está pasando con el balompié.
Llegó el poderoso caballero Don Dinero para convertir el entretenimiento de niños y adultos en un trabajo. El deporte rey se convirtió en una profesión en la que los resultados priman por encima de la diversión. Los directivos, salvo honrosas excepciones, ya no buscan que los niños que pertenecen a las categorías inferiores de su club, pasen unos minutos agradables haciendo amigos. Ni siquiera buscan que aprendan los valores necesarios para formarse como persona y ser en un futuro un hombre honrado cuya máxima principal sea el esfuerzo para mejorar y el compañerismo. El fútbol moderno ni educa ni divierte, forma profesionales cuyo único fin es hacer bien su trabajo, ergo, ganar.
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