Thierry Daniel Henry decide colgar las botas a los 37 años desde su retiro dorado en Estados Unidos de la mano de los New York Red Bulls. Cruzar el charco nos hizo casi olvidar a uno de los grandes delanteros del viejo continente con un palmarés envidiado por muchos.
Sus primeros pasitos como profesional los dió en Mónaco, con quien ha sido su gran mentor, el eterno descubridor de jóvenes promesas, Wenger. Abandonaba entonces el Principado dando el salto a la Juventus, período que pocos o ninguno recuerda ya que el calcio allí practicado devoró el estilo de un jugador necesitado de espacios para desarrollar el enorme potencial que atesoraba. Una lástima no haberlo visto más junto a Zinedine Zidane.
Rumbo a Londres de la mano de nuevo de su compatriota, donde pasó sus mejores años futbolísticos, aprendiendo de otro fuera de serie como Dennis Bergkamp, llevando a los Gunners a la senda de los títulos y triunfos que tan olvidados tenían, alzando la Premier 2002 y 2004 y siendo, junto a Cesc Fábregas (quien le ha dedicado unas palabras que lo dicen todo) los buques insignia del equipo inglés que disputaría la final de Champions League 2005/2006. Sería al año siguiente cuando se mudase a la Ciudad Condal donde el nivel exhibido nunca fue similar al del Arsenal, pero completando su historial con la deseada «Orejona». Hasta que, en 2010, y habiendo jugado en las más grandes ligas europeas, decidió anticipar su retirada de la élite y viajar a la «Ciudad que nunca duerme». Aún a miles de kilómetros, el amor hacia el club que lo encumbró, hizo que volviera cedido dos meses más e hiciera lo que mejor sabe.
Tal vez diluido por la indiscutible y carismática presencia de Zizou, nunca fue realmente abanderado en su país, donde consiguió Eurocopa, Mundial y Confederaciones, abandonando la Selección con más pena que gloria dándole el pase al fatídico Mundial de Sudáfrica con la mano. Pero aún hoy, «les bleus» sollozan por un socio como «Tití» para Benzema.
Posiblemente el primer «falso 9″ de la historia del balompié moderno. Excelsa clase con ambas extremidades inferiores. Rapidez al hueco. Regate. Contundencia. Fuerza aliñada con una técnica superlativa. Polivalente donde los haya, ocupó todas las demarcaciones de ataque y, casi siempre, con éxito. Jugadores que siempre son más recordados por los románticos de este deporte que por la realidad del fútbol desplegado. Para los de mi quinta, el desfile de retiradas ilustres aumenta progresivamente, pero la tristeza es para cualquier amante de este gran espectáculo.
Destellos que quedarán en nuestras retinas y que, con un jugador así, siempre parecen pocos. El «14» que siempre fue «10».
¡Au revoir et Merci!
¡Bonne Chance!
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