A veces, en la vida, las cosas no salen como uno tenía pensado. Nos pasamos mucho tiempo planeando como vamos a hacer las cosas, como queremos que nos salgan nuestros planes. Sin embargo, hay cosas que uno no puede controlar, y en muchas ocasiones nos encontramos con que no ha salido todo como esperábamos. Eso mismo debe de pensar André Villas-Boas (AVB).
AVB comenzó su carrera como entrenador de la mejor forma posible. Con solo 31 años, un buen papel en el Académica de Coimbra le valió el pasaporte para sentarse en el banquillo del FC Porto. En el club de “los dragones”, conquistó todos los títulos que disputó el equipo en su primera temporada. Ganó la Taça de Portugal, la UEFA Europa League (con “el Tigre” Falcao destrozando al Villarreal en semifinales) y la Liga de Portugal, cediendo solo dos empates y sin conceder ni una sola derrota. Todo esto siendo la primera vez que dirigía a un grande. No duró más en Portugal, pues una temporada perfecta llamó la atención de Roman Abramóvich, quien lo fichó para el Chelsea, previo pago de 15 millones de euros. Casi nada, pero, ¿desde cuándo el dinero ha sido un obstáculo para el propietario del Chelsea?
En fin, que AVB llegó a Londres como el técnico revelación de Europa. Apodado como “el nuevo Mourinho”, pues tenía similitudes con el preparador de Setúbal: ambos llegaron a Stamford Bridge tras ganar todo lo posible en el Oporto. Además, Villas-Boas fue ayudante de Mou, analizando a los rivales tanto en la primera etapa de “Special One” en el Chelsea, como en el Inter de Milán.
Pero ya es conocido por todos, que la etapa de AVB en el conjunto “blue” no fue, ni de lejos, tan satisfactoria como la de José Mourinho. Tras un comienzo de temporada ilusionante, el club pronto se vio en la cuerda floja. Lejos del liderato en la Premier, eliminados de las competiciones coperas, y con un 3-1 de desventaja para el partido de vuelta contra el Napoli, en la Champions League. Por eso, en marzo el bueno de André fue destituido, dando por finalizada su etapa en el Chelsea, donde había firmado para tres temporadas, y no llegó a concluir ninguna. Posteriormente, quien fue su segundo entrenador, Roberto Di Matteo, conquistaría la Champions al final de temporada. Caprichos del fútbol.
AVB no estaría mucho tiempo en el paro. Ese verano, fue el elegido para el proyecto del Tottenham. El objetivo era volver a la máxima competición de clubes continental, la Copa de Europa. Para ello, el conjunto del norte de Londres contaba con Gareth Bale. De la mano del entrenador portugués, el galés explotaría ese año, siendo elegido mejor jugador de la Premier League. Villas-Boas lo pasó de la banda a segundo punta, convirtiendo al 11 en una máquina de hacer goles. Muchos partidos fueron ganados por la “fórmula Bale”. Balones a Gareth, y que él decidiera. Como en la última jornada, que se ganó con un solitario gol de Bale al final del partido. Aunque no sirvió para lograr el objetivo, pues su máximo rival, el Arsenal, también ganó su partido, y como los de White Hart Lane no dependían de sí mismos, se quedarían una temporada más sin escuchar el himno de la Champions.
Durante el último verano, AVB tuvo que aguantar el culebrón Bale, que acabaría en el penúltimo día del mercado de fichajes. Con el dinero que se iba a ingresar por el traspaso del galés al Real Madrid, el club fichó a hombres como Soldado, Chadli, Paulinho, Lamela o Eriksen. Muchos opinaban que el club había salido ganando, y había invertido muy bien el dinero obtenido por Bale. La realidad es que a día de hoy, Lamela está inédito, Soldado fallando ocasiones de gol… y Villas-Boas ya no está en el banquillo. En diciembre, y tras un 0-5 que les endosó el Liverpool, Daniel Levy agotó su paciencia y echó al técnico portugués.
AVB, con solo 36 años, ya ha tenido dos aventuras fracasadas en Inglaterra. En dos grandes clubes. Tras el desilusionante paso por Londres, donde en ambos clubes prometía hacer mucho más de lo que logró, resultaba evidente que su carrera estaba en un bache importante. A los grandes equipos, va a costarle entregarle un proyecto después de ver los resultados que ha obtenido lejos del Oporto.
Por eso, era necesario dar un paso atrás para volver a triunfar. Se rumoreó que André se había ofrecido para entrenar al Olympique de Marsella. Finalmente, su carrera da un paso atrás, y todo parece apuntar a que sustituirá a Luciano Spalletti en el Zenit de San Petersburgo. AVB llega a la fría Rusia, con ganas de demostrar que puede ser un entrenador grande. Para ello, debe unir un vestuario conflictivo, conquistar la Premier de Rusia, y volver a sonar para los equipos más importantes de Europa. Si vuelve a fracasar… podría ser un golpe mortal a su carrera. Veremos si se instala durante largo tiempo en el Zenit, acomodado por una menor presión que en Inglaterra, y el dinero que se mueve en la liga rusa. AVB ha retrocedido para volver al éxito. Solo el tiempo dirá si ha acertado
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