Análisis del Clásico

Blanco - El Barça sale vencedor en un duelo marcado por la falta de pegada de ambos contendientes, una batalla sin precedentes marcada por una gran dicotomía en cuanto a concepto, los culés con su 1-4-3-3 de siempre, con el plan B del año pasado, Messi de falso 9 y Henry jugando de Eto’o , vimos un Barça muy parecido al del último partido de Champions, Henry trabajando a destajo en la sombra, tirando desmarques, ocupando espacios para ayudar a generar una superioridad letal entre líneas, la presión desde la primera línea para hacer que la salida de baló pasara por Pepé y Lass y las coberturas para parar a un Cristiano y un Higuaín que corrían a la perfección al espacio. El Madrid con su 1-4-2-3-1, busco las transiciones eléctricas, cuando el Barça estaba en fase defensiva Casillas temporizaba en los saques para poder jugar en largo y romper la presión en primera línea, Marcelo bajaba a apoyar. El planteamiento de Pellegrini fue ambicioso, fue el planteamiento de aquel que sale a ganar, muchos esperaban que este Madrid saliera a la contra de forma descarada, pero al igual que en sus anteriores equipos, el ingeniero buscó dominar la posesión para dominar el marcador.

La primera parte fue frenética, posiblemente el mejor Madrid en varios años, Kaka’ entraba en segunda línea arropado por CR9 e Higuaín, buscaban la espalda de la defensa, la verticalidad y lo sencillo para anotar. Ocasiones en ambas porterías sin un dominador claro, pero dos equipos que en fase defensiva cumplían, Pellegrini arregló el tema del falso 9 del Barça tirando la primera línea mucho más adelante y dando a Casillas el deber de batir líneas, cogerle la espalda a Pepé es tremendamente complicado y la defensa hipermotivada se movía al compás para dejar en fuera de juego a los atacantes del Barcelona. Iniesta hacía daño entre líneas pero Xabi se salía e iba en su búsqueda. Piqué y Puyol consiguieron frenar a Cristiano, salvo en alguna ocasión como la del principio por la izquierda. El Barça acusaba la presión en primera línea de Higuaín, Cristiano y Kaka’, tal y como la ha acusado todo lo que va de temporada siempre que se la han planteado.

En la segunda parte Guardiola decanta el choque a su favor, retira a Henry y da entrada a Ibrahimovic coincidiendo con el bajón físico del Madrid, es importante recalcar este hecho, sobre todo en Kaka’ que Marcos López atribuye al cambio de intensidades entre la Calcio y la LFP. Pellegrini comete su error fatal, mantienen la primera línea muy adelanta, pero ahora ya no esta un falso 9 que desmarca en ruptura, esta Zlatan, un 9 a la antigua usanza que arrastra a los centrales y corre a su espalda, así llega el primero, en uno de los pocos desbordes de Alvés a la pareja Arbeloa-Marcelo. Llega la expulsión de Busquets, el Barça dominaba y marcaba el tempo, era el momento de ganar en posesión o en pegada, dos opciones claras, retirar a Arbeloa y dar paso a Granero para mejorar la posesión y generar superioridades en el mediocampo, y de paso dar amplitud con Marcelo en el lateral o bien dar entrada a un punta más y aprovechar la amplitud generada por Marcelo. Al final error en la toma de decisiones, CR9 por Benzema para no cambiar nada, el gol partita había echo mella y el Madrid trató de revolverse para acabar derrotado y con el miedo en el cuerpo por la acción de Messi en los últimos minutos.

Extraño pacto de Pellegrini con Cristiano en el cambio, si el chico está para jugar 60’, esta para jugar 90’ contra un Barça con 10 jugadores. También destacar el apagón de Xavi, muchos minutos se le echo en falta. Al final justo vencedor de un clásico que para variar ha resultado emocionante desde los dos lados de la barrera.

Un abrazo.

Otro punto de vista

Dani Navedo - Veníamos comentando en la previa, que el Barcelona dominaría y que el Real Madrid trataría de explotar su mejor arma, el contragolpe. También decíamos que la lógica nos llevaba a pensar en una victoria azulgrana, debido al diferente nivel de compactación de ambos equipos, pero todo razonamiento quedó a un lado cuando balón empezó a rodar…

Si bien los análisis pre-partido eran correctos y ambos técnicos usaron sus distintos planteamientos para tratar de desequilibrar la balanza, desde mi punto de vista, hubo un error en la estrategia de Pep Guardiola: dejar en el banquillo a la referencia en ataque, Ibrahimovic, y no fijar a un delantero, mermó el juego del FC Barcelona a lo largo de toda la primera mitad. Personalmente, comentaba que se me antojaba fundamental el papel del mago sueco en la punta de lanza, fijando a los dos centrales y creando así una salida alternativa, tal y como comentaba el amigo Alejandro Ramos a la perfección en su análisis táctico de este choque. Pero Pep se guardó al genio en el banquillo, buscando más la movilidad de esos «mini-cracks», tildados así no por su talento sino por su estatura, que en ningún momento llegó a hacer un daño serio a un Madrid que, en el caos y con la motivación de tener al eterno rival delante, no dejó prosperar las combinaciones blaugranas.

También pudimos observar como Alves llegaba una y otra a tres cuartos de campo y, tras conseguir evadir a los defensores de su banda, metía el centro al corazón del área, pero no había absolutamente nadie para rematar, pues Messi estaba abriendo huecos, Iniesta ofreciendo una alternativa, Henry en la banda contraria y a Xavi no le daba tiempo a llegar. Así pues, el Real Madrid estaba en su salsa, saliendo con potencia, verticalidad y velocidad a las contras, pero se encontraba una y otra vez con un Puyol que en el día de ayer detuvo más disparos que el propio Víctor Valdés. Pudo cambiar, a mi juicio, de forma prácticamente definitiva el rumbo del partido, si Cristiano Ronaldo, en una de esas ocasiones que no suele fallar, no se hubiese encontrado con una gran parada del guardameta blaugrana, pero la ocasión se fue al limbo y el Madrid perdió la oportunidad de ponerse por delante y tener todavía más argumentos para seguir trabajando su plan. Hablo de un cambio radical, porque, tal y como también había comentado, si hubiese llegado el gol visitante, el Madrid habría estado todavía más convencido de que lo que estaba haciendo era lo correcto: defender con uñas y dientes y salir a la contra ante la más mínima oportunidad. La intensidad y la garra suplantaron a la buena colocación defensiva por momentos y los blancos provocaban fallos que en pocas ocasiones habíamos visto en este Barça.

Pero el viento sopló a favor de los blugranas, gracias al gran gol de Ibrahimovic. Salió en la segunda mitad y cambio el partido por una sencilla razón: el primer centro al área de Alves en este segundo tiempo, llega al delantero sueco del Barcelona, que remata sin dejar botar el balón con la zurda, posando el balón con el interior en la red de Casillas. Un gol mucho más complicado de lo que puede parecer a simple vista, pues no son muchos los jugadores que con su pierna mala son capaces de enviar a un lado del portero el balón sin dejar que este bote antes. Error defensivo condicionado por una zaga que no ha tenido que fijar a nadie en la primera parte y que, antes de tener bien atado al recién entrado delantero, ya se han encontrado con una situación imposible de arreglar. El partido estaba sentenciado. El hombre que podía dar otro giro brusco de timón, haciendo lo que solo él sabe hacer, decidir el resultado de un partido, ya estaba en el banquillo porque 60 minutos era su tope de ayer. Ni con un hombre más los de Pellegrini se asomaron con claridad por el área de Valdés e Iker tendría que evitar el segundo de los locales.

Mucho empuje, poco premio, pensarán los seguidores del Madrid. Me extraña ver a prensa, gente varia y seguidores madridistas muy contentos con la actuación y el juego de su equipo ayer, cuando a lo largo de este inicio de campaña, el club blanco ya había demostrado que el único estilo que maneja hasta el momento, es el contragolpe; táctica que ha pitado y criticado en más de una ocasión el Bernabéu y la prensa mediática.