Amor por el futbol

Los grandes aficionados de este deporte, piensan que saben bastante de fútbol.

Cuando hablo de fútbol, me refiero a categorías profesionales como son: 1 DIVISIÓN  2 DIVISIÓN y 2 DIVISIÓN B.

Lo que no tienen ni idea es que el fútbol no termina ahí. El fútbol es mucho más que eso. Podríamos decir que esas categorías detalladas arriba, son la cara bonita del fútbol. La cara que todo el mundo conoce, que todo el mundo opina y que todo el mundo considera que más o menos entiende.

Estas ligas están caracterizadas por tener  estadios con ambiente, dinero que se mueve de un lado para otro y equipos que emplean millonadas en fichajes, que aún no termino de entender cómo se puede llegar a pagar esas cantidades a las alturas que estamos de crisis.

Pues bien, yo quería hablaros de la otra cara del fútbol.

Os hablo de todas las categorías inferiores, las cuales considero el verdadero fútbol.

Ligas llenas de jugadores de escala amateur, que juegan  por amor a este deporte sin llevarse nada a cambio y sin ningún beneficio. Más bien quitan tiempo de sus vidas para dedicárselo a este deporte y a su club, pasando horas y horas durante la semana. Algunos incluso teniendo que compaginarlo con el trabajo que desempeñan.

Para mi este es el verdadero amor por el fútbol. Por supuesto que a todos los jugadores les gustaría triunfar y llegar arriba. Pero si no es posible, ¿por qué hay que olvidarse de este deporte? ¿quizás no se puede disfrutar a estas escalas? Ilusión desde luego no les faltan y desde mi punto de vista, estas son las categorías que hacen posible que el fútbol siga en pie.

Es algo bonito, el ver un pueblo defendiendo cada fin de semana a su equipo y algo que por el bien del fútbol no se debería perder.

Un sentimiento distinto al que podemos tener por algún equipo de 1 División. Un sentimiento que normalmente se traslada de generación en generación y que crea un ambiente bastante bueno.

Jugadores que han tenido la oportunidad de disfrutar algunos años en equipos de élite y terminan jugando en equipos regionales han mostrado sentirse impactado por la ilusión y ganas que le ponen los jugadores que juegan en estas categorías.

Quizás no les aporte mucho económicamente, pero enriquece mucho a las personas y enseña valores vitales. Enseña compañerismo, y por eso sentirse parte de un vestuario sano es de las cosas más bonitas de la vida.