Cuando yo empecé a jugar al fútbol, al de verdad, al de campo grande y 11 jugadores, descubrí algo que durante mis años de fútbol sala y fútbol 7 desconocía. Durante mis años como central en equipos de fútbol de categorías inferiores, pensé que la cuestión de números-jugadores era cuestión de capricho. Que cada uno elegía su número preferido, y eso era así desde mini-benjamín hasta que llegaban a profesionales. Evidentemente, en alevines, me encontré con que nada de elegir. Aquel entrenador no nos dejaba escoger un número para toda la temporada. Allí, según la posición, llevabas un número en cada partido. En mi caso, el 4 del central.
Comentando esto con amigos, he descubierto que en general, todos hacían más o menos lo mismo, con una diferencia. En mi equipo, el número 10 era el interior izquierdo, y el 11 era el media-punta. En otros equipos, era a la inversa. Aunque supongo que es un detalle menor. Claro que esto es en una formación del tipo 4-4-2 con rombo, algo que ya está en desuso. Hoy en día, el 10 es lo que se llama ‘enganche’.
De modo que se puede considerar que por lo general, el portador del número 10, es o el media-punta, o el interior izquierdo del equipo. Claro, que no siempre es así. E históricamente tampoco fue así. Ejemplos hay muchos, tanto actuales, como históricos. Y no todos llevan el 10.
En esencia, el 10 debe ser ese jugador imprescindible en todo esquema táctico que haga conectar el centro del campo con la delantera. Debe armar el juego ofensivo, buscando la espalda de los centrales, e incluso tener gol suficiente para poder resolver las jugadas por si mismo. Por lo general, son de constitución débil, pero compensan la falta de poderío físico con una solvencia con el balón en los pies que roza la perfección. ¿Ejemplos? A patadas.
Johan Cruyff, Michel Platini, Carlos Valderrama, Gica Hagi, Roberto Baggio,Zinedine Zidane, Juan Carlos Valerón, Juan Román Riquelme, Mesut Özil, Andrea Pirlo, José María Gutiérrez ‘Guti’, Kakà, Alessandro Del Piero, Cesc Fàbregas… Y tantos otros, la lista es interminable. Todos ellos, aunque algunos jugasen (jueguen) de interior, con los lances del juego, terminan derivando en los alrededores de la frontal del área buscando ese pequeño espacio para hacer que el balón pase por él y conectar con el delantero. Todos ellos son exquisitos en el toque de balón, ya sea parado o en movimiento, y a muchos de ellos se les puede considerar pechofríos. Esos jugadores que durante la mayor parte del encuentro odias y les pides que corran, hasta que te acaban demostrando que como bien decía el propio Cruyff, lo importante es que corra el balón, y no el jugador.
En definitiva, eso es lo que de toda la vida se ha considerado un 10. Ese enganche que equilibraba al equipo y que generalmente era el jugador con más calidad del equipo con el balón en los pies. Y de hecho, desde hace mucho tiempo, en ocasiones dicho número de la plantilla era portado por el mejor jugador del equipo, independientemente de la posición en el terreno de juego que ocupara. Casos como los de Pelé con Brasil, llevando el 10 siendo un delantero centro, así como Maradona y Messi, dos criaturas extraterrestres imposible de ajustar a una sola posición por la calidad inherente a ambos. Lothar Matthaus capitaneó la Manschafft en su época con el 10 en la espalda, pese a jugar de mediocentro defensivo primero, y de líbero años más tarde. Por el contrario, otros jugadores ‘10’, jamás llevaron ese número, como el ya nombrado Johan Cruyff. O Andrea Pirlo.
¿La evolución del 10? El falso nueve de Cesc Fábregas, sobre todo en la Selección Española, donde el 10 ya no engancha con la punta de ataque, sino que ejerce de mediapunta y delantero a la vez, ayudando al resto de centrocampistas con sus desmarques para que aprovechen los espacios generados. Una especie de 4-6-0 que aún genera dudas cuando el equipo rival se cierra mucho en defensa, ya que este esquema provoca un embotellamiento en el centro del ataque. No obstante, a día de hoy, conviven dentro del mismo espacio ambos especímenes. El 10 clásico, más meditativo; el falso nueve, con más llegada a gol. Veremos quién perdura en el tiempo, si el falso nueve es sólo una moda, o si termina por sustituir al 10 más clásico.
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