Nadie confió en su vuelta tras cruzarse todo el Océano Atlántico y caer en Alemania. Los hinchas del Botafogo, en los pocos meses que pudieron beneficiarse de su “varita”, sabían que aquel mago triunfaría lo suficiente como para no tener la necesidad de volver al país que lo acunó. Casi cinco millones de euros desembolsaron en Hoffenheim para hacerse con la zurda de aquella promesa del club carioca. Pero en tierra europea, como a tantos sudamericanos les sucede, el contexto se comió su valentía. Nítidos detalles y alguna que otra aparición no fueron razones suficientes para quedarse al otro lado del charco.
Para el verano de 2010 (cumplió tan sólo un año de los cinco que prometía el contrato), aproximadamente por la misma cantidad, el Fogao volvía a hacerse con sus servicios. La mala fortuna copó su retorno (una grave lesión en la rodilla lo apartó del campo más de medio año), aunque posteriormente recompensaría al equipo convirtiéndose en el eje del desequilibrio ofensivo.
Para la temporada 2011-12, el nombre de Maicosuel suena con fuerza en Italia y clubes como Roma y Udinese son los principales interesados. Desde luego, que el scouting del ‘Udine’ esté de por medio, siempre es buena señal. Y efectivamente, es finalmente el club friulitano –por 5,3 millones- el que ofrece a Maicosuel una segunda casa en Europa. Para entonces, ya había sido bautizado como ‘O Mago’ (no creo que necesite traducción).
La malvada maniobra de Antonín
Francesco Guidolin confiaba en la apuesta, y Maicosuel jugó en el once titular ante la Fiorentina en la primera jornada de la Serie A. La Zebrette perdió (2-1 en Florencia), y el único consuelo quedó en que el nuevo fichaje encontraba puerta. Actuando de segunda punta (parece que es la posición que más gusta al entrenador), ‘Maicoshow’ volvía a las moviolas del fútbol internacional más competitivo. Pero así como esas primeras repeticiones de su estreno lo colocaban en la élite del fútbol, la semana siguiente el jugador habría deseado no haber nacido en la época del fútbol moderno.
28 de agosto. Llega el momento culmen: partido de vuelta de una eliminatoria que otorga el privilegio de poder jugar la ‘Champions’; sin olvidar el gran efecto económico que ello supone. 1-1 en el global de la eliminatoria. Finalizados los 90 minutos reglamentarios, el marcador calca el resultado de la ida. Nadie arriesga en la prórroga y la ruleta de los once metros esperaba a los diez elegidos. Entre ellos, nuestro hombre.
Desde que Antonín Panenka decidiera incluir su apellido en el alfabeto futbolístico por aquella travesura del 76, el nirvana y las tinieblas del infierno nunca estuvieron tan cerca de compartir escenario. Ese jueves fatídico, la maldecida idea del checoslovaco privó al Udinese de ingresar la petrificante cifra de 25 millones de euros. La cabeza de turco, fruto en gran parte de la lógica irracional del periodismo, fue un rol que le tocó sufrir al hombre que posaba el dorsal 77. Pero el calvario no acabó aquí; Guidolin, aunque Fabrizio Larini (director deportivo) se moleste en negarlo, no incluyó a Maicosuel en la lista de jugadores para disputar la Europa League por causas obvias, e incluso alargó el castigo en liga dejándole dos meses en duro letargo.
“Ahora bromeamos sobre ello, pero no fue nada fácil. Estoy convencido de mis cualidades. Sufrí mucho cuando fui uno de los excluidos [Europa League], pero estoy convencido de que volveré a entrar en los planes del entrenador” Maicosuel hablando para Sky Sport 24.
Octubre ha sido el mejor mes desde que entró en la entidad de la familia Pozzo. En San Paolo dio una asistencia y el pasado fin de semana marcó el único tanto de la victoria frente al duro duelo frente a Pescara. Fabbrini, Pereyra, Pinzi, incluso el propio Di Natale si juega Ranegie como último hombre… alternativas las hay, aunque algo –sus minutos contados- me dice que ninguno tiene su descaro en el uno a uno, además de su potente disparo y su facilidad para generar a partir de los 3/4 de cancha. Precisamente la genialidad que le hizo tomar la decisión en el penalti es justamente la virtud que le diferencia del resto. Cualidad, que a mi forma de ver, falta en esta escuadra concreta. Un destornillador nato del que Guidolin ha decidido desprenderse, dejándose llevar quién sabe si por su crispación o el eco de la afición.
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