Resulta que descubrí el otro día una pequeña cápsula del tiempo escondida en mi habitación. Contra todo pronóstico, ha superado las numerosas incursiones de mi madre en su afán por aligerar las ‘chorradas’ que guardo en mi habitación, y que han desaparecido, como todos los tebeos de Mortadelo y Filemón, los recortes de El Diario Montañés (periódico de Cantabria) de los lunes, con las crónicas y las fotos de los partidos del Racing, y los álbumes de cromos de fútbol que hice en mi etapa escolar.
Pero mi madre no encontró los cromos repes de la colección 1998/99. Mi cara al descubrirlos ha sido una mezcla entre sorpresa, emoción, y ansiedad por escudriñar todos y cada uno de los cromos que allí tenía. Tras quitar la capa de plástico transparente protector, inmediatamente puse los cromos por orden en cada equipo. Equipos que a uno, catorce años después, diría que hace más tiempo que no están en Primera. Por ejemplo, el Oviedo, el Extremadura, o el Logroñés.
Quizás por ser de Cantabria y estar tan próximo a Asturias, me hace acordarme del Oviedo a menudo. Tengo un par de conocidos carbayones, que tampoco me ponen fácil el olvidar a su club, y me cuentan a menudo lo que pasa en su club. Pero, por ejemplo, si me preguntan por el Logroñés, aparte del Tato Abadía, y de Quique Setién, no soy capaz de recordar a ningún jugador más. Más para el recuerdo quedó aquella frase de ‘Gol en Las Gaunas’ de los programas de radio, pero aún así…
¿Y qué me decís del Extremadura? Desaparecido en 2010, víctima de otra maña gestión y otra crisis que arrastró y está arrastrando a varios equipos más a lo mismo (Salamanca, Logroñés…). ¿Sabéis quién entrenaba a aquel Extremadura en Primera División? Esa actual leyenda de Anfield, Rafael Benítez. Y repito, hace 14 años de aquello. Quiero decir que no soy tan mayor (23 años), y recuerdo haber visto partidos en el Carlos Tartiere, o estar en El Helmántico con mi abuelo y mi padre viendo al Racing.
Pero lo mejor de todos esos cromos, aparte del recuerdo de esos equipos, son los cromos donde venían los fichajes de última hora de los clubes. Esos fichajes realizados sobre la bocina que complicaban la vida a las editoriales de los cromos y les hacían trabajar de más.
Iván Campo llegaba al Real Madrid esa temporada. Uno de los centrales más feos junto con Carles Puyol y Txema (ex Racing) de la historia del fútbol moderno español, y recordado para la posteridad en aquel anuncio de Trina donde un tío se tatuaba su cara.
Denilson llegaba al Villamarín, para hacer sus bicicletas por la banda y grabar sus anuncios de Cola-Cao junto con Rivaldo y Roberto Carlos. Había ganado el verano anterior la Copa América y la Copa Confederaciones con la canarinha, y fue la sensación de aquel Betis de Lopera.
Manuel Pablo, eterno lateral derecho del Deportivo y actual capitán (creo) del conjunto coruñés, llegaba ese año a Galicia desde Las Palmas. Este fichaje en concreto me hace darme cuenta de que 14 años son más de los que parecen.
Otro que llegaba ese mismo verano sería Patrick Kluivert, desde el Milan. La Pantera, compañero de fechorías de Rivaldo en aquel Barça de Van Gaal, y compañero de otros holandeses como Cocu o Zenden en Can Barça. ¿Cluiver o Claiver? ¿Cómo pronunciabais su nombre?
Albelda empezó a asentarse en Primera División de la mano del Villareal. A la vez que su equipo, de hecho, que debutaba aquel año en la máxima categoría. Su temporada anterior estuvo lesionado, y apenas pudo participar en el conjunto che en Primera.
Y seguimos en Valencia. ¿Recordáis aquel central de piernas largas que estuvo en el Valencia, falló un penalti en una tanda de penaltis en la final de la Champions, y ahora es el entrenador del conjunto che? Pues aquel año aterrizó en Barcelona, para jugar con los culés el bueno de Mauricio Pellegrino.
Vaya si llegaron cracks y jugadores míticos a España esa temporada. Otro día desempolvaré las Guías Marca que aún guardo por el armario, lejos de ese afán de limpieza de mi madre. Pero cada cosa a su tiempo. Que parezco un abuelo cebolleta con el fútbol de los años 90. Cáspita.
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