No soy juez, ni tan siquiera he ido a la Universidad, pero supongo que leer a John Grisham y ver películas ayuda bastante a aprender ciertas cosas acerca del Derecho. Una de ellas es el qué consiste el Homicidio de Primer Grado. Que el homicidio sea de Primer Grado implica premeditación y alevosía, es decir, con el uso de medios para asegurarse de la muerta de esa otra persona, la víctima. Judicialmente hablando, desconozco si se puede cometer un homicidio a una persona jurídica. Pero lo que aquí, en Santander ha ocurrido, es lo más parecido a eso.
La cuestión deportiva no tiene mucho donde rascar. La situación es la que es, porque la plantilla no se ha confeccionado como se debía, abusando, como todos estos últimos años, de parches en forma de cesiones sin opción de compra. Además de las elevadas fichas de ciertos jugadores que rinden muy por debajo de lo que los mandatarios de este club esperaban. Por no hablar de pagos de fichajes que nunca se realizaron (en el Anderlecht aún esperan el pago por Tchité), gastos en representantes triperos, y los cargos en la Visa del Club que Francisco Pernía y su cohorte de tragaldabas usaban en sus banquetes.
Ha pasado más de un año desde que se produjo esta imagen en una de las salas del Sardinero, en la que López Marcano (ex consejero), Miguel Ángel Revilla (bufón nacional que en sus ratos libres hacía como que presidía Cantabria), Alí Syed no sabía ni dónde estaba) Francisco Pernía (de monje a caradura, la trayectoria de una vida), Jacobo Montalvo (supuesto propietario del Racing) y Ángel Agudo (ex consejero). Más de un año de absoluto descontrol, de ser el hazmerreír de España, y uno de los clubes con peor situación económica del fútbol profesional. La situación del Racing es la que todo el mundo puede ver cada domingo en El Sardinero. Un equipo desmembrado, con una masa social tan absolutamente harta después de tantos años de mentiras y fiascos que ya ni se digna en aparecer por el estadio, y una situación extradeportiva lamentable, con una Ley Concursal en marcha, y sin saber quié ni cómo manda o va a mandar en el Club. Porque no nos engañemos, que el Racing baje a Segunda División no es un drama. Es una lástima, porque el equipo llevaba más de 10 años en la élite, pero ya hemos descendido otras veces, y siempre hemos vuelto.
El drama está en que no se sabe qué va a ser del equipo. Yo, como aficionado raso, desconozco quién posee el poder, y el día a día de mi equipo es un ir y venir de acciones, reclamaciones judiciales actuaciones del Gobierno de Cantabria y asuntos de economía que se escapan a mi conocimiento. El no saber si mi equipo seguirá vivo para celebrar el Centenario el año que viene, el quién tendrá las riendas, si habrá dinero para pagar a todo el mundo… Ese es el drama.
Así que, pese al descenso deportivo, tras una lamentabilísima campaña (apenas 4 partidos ganados tras 33 jornadas), puedo asegurar a los que no sean racinguistas y lean esto, que lo del Racing no es un descenso como tal. Es un homicidio en primer grado, perpetrado por los 6 protagonistas de la foto. De los cuales, por supuesto, ninguno de la cara en estos momentos. Ninguno de ellos va al palco del Sardinero, a ver como ‘su equipo’ se arrastra por el campo y decepciona jornada sí, jornada también a sus seguidores. Seguidores que por otra parte, ya no saben ni a quién mirar.
A la espera de confirmar la hora de la muerte, este equipo está ya en la morgue. En la autopsia, la causa de la muerte yo la veo clara. Una puñalada en la espalda, a la altura del omóplato izquierdo, causante de una hemorragia en el corazón, realizada con un objeto punzante y de 6 filos. Yo diría que es la falta de escrúpulos y el síndrome de la cara como el hormigón armado.
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