En el fútbol, el virtuosismo es caprichoso. Los hay que apabullan con su superioridad a sus rivales, hay virtuosos efímeros, que terminan desapareciendo tras una época de lesiones o malas actitudes, y los hay intermitentes. Dicho de una manera un tanto más prosaica, se puede ser un Messi, se puede ser un Quaresma, o se puede ser un Pequeño Mozart, un Tomás Rosický.
El checo, gran promesa de su país, heredero de la gran generación de los Baros, Koller o Nedved, comenzó de manera fulgurante, con varias distinciones individuales, entre ellas dos premios de Futbolista Checo del año en 2001 y 2002, y ganando 3 ligas checas consecutivas enter los años 1999 y 2001. Justo al año siguiente, se marchó a una liga de mayor entidad, como era la Bundesliga. En el Borussia Dortmund, ganó otra liga, y llegó a una final de la UEFA que perdió el conjunto alemán ante el Feyenoord. Sin embargo, fue allí donde se ganó su apodo de ‘El Mozart del Fútbol’ por su capacidad de mover al equipo al son de una música que sólo él parecía ser capaz de escuchar.
Tras unos muy buenos años en Alemania, Arsène Wenger decide que sería un gran fichaje para el conjunto gunner, de modo que decide hacerse con sus servicios, con la promesa de recuperar al gran Arsenal de los Bergkamp, Henry, Pirès y Vieira. Y ahí sigue, en el club londinense.
La cuestión es que su talento, indiscutible, su gran toque de balón (esos pases de exterior marca de la casa son geniales) y su capacidad para orquestar al equipo, parecen diluirse según el partido. Se le ha acusado de ser un pechofrío (me declaro culpable de acusarle de indolente en ocasiones, como también me ha pasado con Arshavin), de esconderse en las grandes citas y no dar la talla. Con el florecer de Cesc, junto con Nasri y Song, Rosicky no pudo disfrutar todos los minutos de los que hubiera debido estos últimos años. Sin embargo, parece que vuelve por sus fueros. Que deja atrás esa irregularidad, y el equipo lo está agradeciendo.
En la recuperación del Arsenal de este año tras el fatal comienzo de liga, Rosicky es pieza clave. Pese a que cara al gol nunca ha destacado, sus paredes de juego interior con Ramsey y Van Persie parece que este año están dando sus frutos, y además, ha marcado en partidos importantes de este año como la remontada histórica al Tottenham, y en el intento de remontada al Milan en los octavos de final de la Champions League.. Que por fin, su manera de jugar, fría y distante, está compensando con los resultados obtenidos, y ya no se le mira con lupa. Y no sería de extrañar, que sin presión de por medio, el checo puede mover al conjunto gunner con comodidad y claridad.
Nunca fui un gran fan de Tomas Rosicky. No me convencía. A día de hoy, 31 de marzo de 2012, termino por reconocerlo: qué gran jugador. Cuando quiere. Esperemos que quiera durante el resto de su carrera.
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