Óscar Cubero, @oscarcubero - El Milán volvió a demostrar ayer que el ‘catenaccio’ no es una leyenda. Es cierto. Tan cierto como aburrido para el aficionado. Una doctrina resultadista que arrincona y desatiende una propuesta ofensiva. Sin embargo, si tiramos de estadística, vemos que es tan paupérrimo como efectivo. El Milán tiene 7 Champions, el Inter 3 y la Juventus 2. Sin olvidarnos de los 4 mundiales de la Selección Italiana. En los últimos tiempos han perdido fuelle respecto a los españoles o ingleses, pero siempre son un ‘coco’ a evitar en el bombo. En una eliminatoria a 180 minutos se convierten en rivales rocosos y difíciles de superar. Todo esto, sumado a la experiencia de sus jugadores. Ya viene siendo habitual ver a los ‘grandes’ de Italia con una plantilla experimentada, que roza e incluso supera la treintena de edad.
Ante el Barcelona, un entramado defensivo a la altura de la ocasión, le dio un empate a 0. Un partido tácticamente perfecto obligará al equipo culé a ganar sí o sí el martes que viene si quiere plantarse entre los 4 mejores equipos del torneo y revalidar el título. El Inter ya planteó un problema parecido hace 2 años, aunque sin embargo, los de Mou sí que supieron contragolpear bien, algo que hoy le ha faltado al Milán. La única forma de intentarlo era bombardear al todopoderoso Ibra, que hizo lo que pudo. Nesta y Mexes se marcaron un partidazo, secundados por Antonini y Bonera. Seedorf intentó poner la calidad que le falta al resto de su equipo, y Robinho y Boateng, defendieron más que atacaron. Un dato. Ocho jugadores del Milan pasaban de los 30 años. Sólo Robinho, Nocerino y Boateng ponían ese punto de juventud. Como podéis comprender, no era la primera vez que este equipo se involucraba en partidos así.
Se conformaron con el 0-0. En la vuelta nos hacen suponer que será la II parte del ‘autobús’. Esperemos que el Barça no se atasque ni se choque una y otra vez con esa muralla como ya pasó hace 2 años. La mejor manera de tirarla abajo es volviéndolos locos. El ‘catenaccio’, otra manera de ver el fútbol. Ayer no fue la primera vez, ni la última. Me temo que este sistema perdurará en el tiempo, porque bicho malo nunca muere.
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