Mourinho apuesta, de entrada, por la vuelta de Benzemá a un once que, a priori, a comienzos de temporada podíamos situar como el ideal del preparador portugués.
El encuentro comienza con un Lyon esperando en su campo, algo que los merengues, no se habían encontrado en los últimos partidos. Los primeros problemas comienzan con la excesiva búsqueda de jugadas por el centro (más del 60% de los ataques durante la primera mitad morían en esta zona). Cuando los rivales se cierran tanto, los laterales cobran una importancia vital en el juego ofensivo. Muestra de ello, es que las primeras llegadas con peligro las protagoniza Marcelo (mucha más capacidad ofensiva que Arbeloa). El 1-0, obra de Karim, llega en un corner, pero el panorama del choque continúa igual con los franceses metidos en su terreno esperando.
La circulación de balón no es lenta pero si imprecisa y las mejores oportunidades llegan tras robo de balón (aspecto en que el equipo está sobresaliente con más de 10 recuperaciones en campo francés).
Tras el descanso, el cuadro blanco sentencia el choque con los goles de Khedira y Ozil. A partir de ahí, el choque se abre y comienzan a aparecer espacios. Ramos cerró el 4-0 final.
Queda demostrado, una vez más, que el Madrid cuando más sufre es atacando defensas cerradas en poco espacio. Pero también hay que reseñar la variedad de recursos de que dispone el equipo de Mou para ganar partidos.
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