Ya ni nos sorprende que Argentina caiga en partidos que en principio deberían ser asequibles. Creo que causó más sorpresa la abultada victoria contra Chile que esta derrota por la mínima ante el combinado venezolano. Si ya hay algo que tenemos por seguro, es que la debacle en Argentina no es culpa de los seleccionadores. Pekerman, Basile, Maradona y Batista. Todos ellos han pasado por la selección con más pena que gloria. Sin entrar en lo que fue el partido de ayer, podemos encontrar varias razones por las que el combinado argentino no funciona como debería.
Un factor que puede explicar esta “maldición argentina” podría ser algo fuera de lo estrictamente futbolístico como lo es la hinchada. Si por algo es conocida la afición argentina es por su pasión y por su exigencia con el combinado nacional. Esto afecta de sobremanera a varios jugadores (especialmente Messi) que son criticados con tenacidad y están obligados a jugar bien si no quieren ser devorados por la prensa argentina. No es para nadie un secreto que los jugadores argentinos no juegan con confianza sino bajo presión, así es como se cometen la mayoría de errores.
Otro aspecto de este mal momento que están pasando los argentinos es acerca de los jugadores. Si vemos cada convocatoria de cualquiera de los últimos técnicos de Argentina nos encontramos con lo siguiente: Faltan defensas que aporten seguridad, mediocampistas que inventen algo y hayamos que hay un auténtico overbooking en la delantera que hace que la competencia sea tan feroz que cada uno quiera demostrar por su cuenta que puede ser titular, muchas veces sin conseguirlo.
Y la otra causa de esto, para mi es la no alineación de Pastore. Está claro que hay algo que no sabemos sobre este tema porque, que los últimos técnicos le hayan dado tan poca confianza al ex de Huracán no puede ser casualidad. Sin embargo yo creo que con su titularidad se solucionaría muchos problemas en el apartado futbolístico.
Con un esquema calcado al de Mourinho en el Real Madrid, Argentina funcionaría mejor –por arriba- Teniendo a Di Maria e Higuain, Messi haría de CR7 y Pastore de Ozil. Así estaría más compensado el sistema en lugar de meter a tres o cuatro delanteros sin ton ni son. Atrás la cosa es más compleja. Por un lado están los antiguos (Burdisso, Milito, Samuel, Heinze, Zanetti) que ya no dan rendimiento por sus ya sabidas limitaciones. Y por otro lado están los nuevos (Pareja, Otamendi, Ansaldi, Rojo) que no están capacitados para soportar la presión a la que están sometidos. Solo salvaría a Zabaleta por su actitud y su entereza a la hora de jugar.
No Hay Comentarios