Dani Navedo - El gol. Esa pretensión tan deseada en el mundo del fútbol. Aquello por lo que muchos delanteros mueren e incluso medio campistas y defensasm anhelan. Esa palabra que nos obliga a levantarnos de nuestros asientos para gritar y saltar como si alguien hubiera apretado el botón de la locura en nuestro interior. Lo único capaz de cambiar los llantos por sonrisas y las sonrisas por llantos en cuestión de milésimas de segundo. Algo que, por desgracia, escasea en muchos y variados equipos del panorama futbolístico tanto nacional como internacional. El Deportivo de la Coruña, es uno de ellos.
Desde la llegada de Miguel Ángel Lotina al banquillo blanquiazul, el equipo ha dado mucho tumbos antes de encontrar la regularidad que a día de hoy muestra. Jugadores que van, jugadores que vienen, sistema con tres centrales, esquema basado en las bandas… pero si hay algo que se mantuvo constante y que todavía en la actualidad arrastra el Dépor, es la falta de un delantero nato, la ausencia de gol. Los tiempos de Bebeto, Pauleta, Tristán o Makaay, así como los de bonanza económica, quedan ya muy lejos, y desde entonces ningún killer ha mostrado la suficiente capacidad de cara a puerta como para hacerse con un puesto fijo en la delantera, como en su día enseñaron los citados puntas.
Un halo de esperanza sacudió al deportivismo el pasado año. Una defensa sólida y un equipo bien armado que, con una falta de gol tremenda, apunto estuvo de meterse en los puestos europeos. La ilusión volvió a Riazor, pues Lassad salió de la nada para maravillar a todos y en la siguiente temporada volvería Adrián López, quien estaba cuajando una actuación espléndida cedido en el Málaga. La combinación de estos futbolistas ágiles, inteligentes, rápidos y de gran calidad, acompañados o no por el talento magistral de un Valerón que también afrontaba su primera temporada completa desde hace mucho tiempo, podría hacer subir al Dépor un escalón más en la susodicha pugna por los puestos de privilegio, pero las constantes lesiones de Lassad Nouioui han mermado su rendimiento y han impedido que podamos ver a esta dupla en plenas condiciones, mientras que Juan Carlos Valerón no tiene la confianza plena del técnico, quizás, por el aspecto físico.
Pese a todo, el Deportivo es actualmente sexto, con una lista de goleadores los más variada y pintoresca, con los zagueros entre los máximos artilleros y algún medio campista también encaramado a lo más alto, algo no demasiado complicado, pues nadie supera los tres tantos esta temporada. Riki ha destapado el tarro de las esencias y por primera vez desde su llegada a La Coruña está demostrando porque costó lo que en su día se pagó por él, pero de nuevo las constantes lesiones están impidiendo que pueda aportar su calidad de forma constante. El año que el deportivismo esperaba con tantas ansias está dando muchas alegrías, pues se ha cumplido el objetivo primordial, la permanencia, de forma virtual a falta de un tercio de un campeonato, pero tanto cuerpo técnico como aficionados son conscientes de que si las lesiones hubiesen respetado a este bloque, podría estar en una zona todavía más noble, sin despreciar a nadie.
Con la zaga y todas sus ayudas, así como las tareas defensivas en general, ya asentadas y perfeccionadas, Lotina afronta ahora el duro reto de devolver el gol perdido al Deportivo. Para ello, en las últimos entrenamientos está probando diferentes sistemas que permitan llegar con más fluidez al área contraria. Del 4-2-3-1 del inicio de temporada, con un media punta fijo, dio el salto al esquema con dos delanteros sin variar para nada el repliegue defensivo, pasando así a un 4-2-2-2 que tras perder el balón se convierte en el esquema anteriormente comentado. Las lesiones le obligaron a volver a la casilla cero y alinear de nuevo un solo punta, Adrián López, acompañado en ocasiones por el delantero disponible que al poco rato vuelve a recaer (llámese Riki, Bodipo o Mista).
En el encuentro del pasado sábado, recurrió a un nuevo sistema con dos jugadores por delante del medio campo, un 4-3-2-1 en el que los extremos se sitúan prácticamente a la altura del pivote defensivo y los medias puntas además de ejercer la tarea de temporizadores, acompañan en la presión adelantada al delantero, con bastante libertad para moverse en su parcela. Lotina había afirmado antes del duelo que estaba entrenando un 4-3-3 puro, con el mismo medio campo comentado y tres delanteros en la zona ofensiva, esquema que pudimos ver en los últimos minutos con el triplete Lassad-Bodipo-Adrián. Fueron solo cinco minutos, tiempo insuficiente para valorar un nuevo sistema que los jugadores todavía están asimilando, pero el Dépor sufrió en los últimos instantes del choque más que a lo largo de todo el partido, debido a un desorden general y a la presión del Sevilla. Ahora Lassad parece estar al cien por cien, por lo que el técnico de Meñaca tiene en su mano apostar por un esquema o por otro.
En definitiva, veremos si Miguel Ángel Lotina repite el 4-3-2-1 o se inclina directamente por el 4-3-3 en el choque del próximo fin de semana frente al Valladolid en Riazor. Lo que parece seguro es que estos dos esquemas más ofensivos serán la tónica habitual en las alineaciones blanquiazules para los partidos que quedan hasta final de temporada, afrontando la recta final de la liga con Lassad recuperado, Adrián López en un gran estado de forma y Riki apurando sus ejercicios para poder aportar algo más antes del término de este campeonato. Lotina comienza, la búsqueda del gol perdido…
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