Hay una máxima en el fútbol que dice que los grandes jugadores aparecen siempre en las grandes citas. La de ayer, pese a ser algo descafeinada, era una de esas noches en las que todas las miradas se centran en las estrellas. Las ausencias por lesión de Valdés, Piqué, Marcelo, Cristiano Ronaldo y la de un Messi desaparecido en combate, restaban algo de brillo a la final de Copa. Estas bajas sin embargo, ponían en bandeja la oportunidad de reivindicarse a los dos grandes agitadores del pasado verano: Neymar Jr. y Gareth Bale. La rivalidad entre Madrid y Barcelona se trasladaba a la batalla personal entre ellos para decidir cual de los dos iba a ser más determinante para su equipo.
Para ambos esta temporada 2013/2014 estaba resultando una campaña algo decepcionante. La losa del precio pagado por ellos, las lesiones en el caso del británico y los problemas fiscales del padre del brasileño, estaban pesando en el rendimiento de ambos jugadores. Su calidad estaba sobradamente demostrada en los respectivos clubes de origen, pero la adaptación a los dos grandes transatlánticos del fútbol español estaba en entredicho.
Pues bien, después de la disputa de la contienda las conclusiones son evidentes. Ambos tuvieron la posibilidad de llevar la gloria a sus aficiones pero solo uno lo consiguió. Neymar falló en el último suspiro del partido en una inmejorable ocasión en la que la portería se le hizo pequeña ante la salida de Casillas. Mientras el crack sudamericano se siga perdiendo en las provocaciones de los rivales y preocupándose en exceso por simular agresiones, su aportación será meramente testimonial para un Barça que le necesita urgentemente.
Por contra, Gareth Bale se convirtió en el hombre del partido gracias a un gol que a estas horas ya habrá dado la vuelta al mundo varias veces. En un alarde de fuerza y potencia, el de Cardiff realizó una espectacular jugada conduciendo el balón a la velocidad del rayo, dejando en evidencia a Bartra por el camino y definiendo con una sutileza propia de los más finos estilistas del área. Por un momento recordó a las galopadas a las que tan bien acostumbrados estaban en Londres y que tanto anhelan en el Santiago Bernabéu.
Quizá la carrera de Bale en el Real Madrid no haya comenzado de la manera soñada, pero aún con todos los inconvenientes sufridos a lo largo de la temporada, el ex del Tottenham ya es determinante para el conjunto blanco.
No me atrevo a afirmar que la acción del gol justifique la tremenda millonada que se ha pagado por el galés, pero si puedo asegurar que la inversión empieza a dar sus frutos y que este atleta reconvertido en futbolista va a dar muchas alegrías a los seguidores merengues.
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