Con toda seguridad, esta noche se disputará una de las finales de Copa del Rey más light de los últimos años. Pese a estar a tan solo un paso de alzar un título y poder hacerlo frente al eterno rival, parece que a ninguno de los dos les interesa este torneo.
Eliminados de la Champions y con la Liga prácticamente imposible, incluso vencer esta noche para el Barça no salvaría una temporada más que decepcionante. La derrota no sería más que la gota que colma el vaso, un detonante para una situación cada vez más insostenible que en junio se llevará (con toda probabilidad) por delante las cabezas del Tata, de Zubi y de algún que otro jugador ilustre de la plantilla blaugrana.
Los futbolistas llegan a la cita con la moral muy tocada tras los últimos resultados. Las bajas de Bartra y Piqué complican mucho las cosas en una parcela defensiva en la que, aún con ellos, ya estaban sufriendo demasiado. Las esperanzas culés se centran en un Iniesta que está recuperando su mejor nivel en las últimas fechas y en Messi, que últimamente no está, pero se le espera, pues pese a su recurrente apatía siempre aparece en los clásicos.
En el bando madridista las cosas marchan por el estilo. Es cierto que siguen vivos en las tres competiciones, pero analizando fríamente esta situación, se trata de algo engañoso. La liga está muy complicada, con tres puntos de desventaja y el golaveraje perdido con respecto al líder. En Champions, le toca bailar con la más fea en semifinales y se barrunta un nuevo varapalo a las puertas de la final de Lisboa. Y la Copa puede ser un mal trago en forma de año en blanco ante un equipo que ya le ha ganado dos veces esta temporada.
Para más inri, el Real no podrá contar con su gran estrella, Cristiano Ronaldo. La baja del crack de Madeira se antoja vital para un equipo en el que el luso es el alma y el corazón. Ancelotti tampoco podrá contar con las ya conocidas bajas de Arbeloa, Khedira, y de un Jesé que ha sido el mejor jugador de esta edición de la Copa del Rey. Más allá de lo deportivo, su lesión parece haber afectado al estado anímico de la plantilla, que desde su ausencia no juega con la misma alegría. Sin él y sin CR7, la responsabilidad recaerá sobre los Benzemá, Di María, Bale o Módric, que deben demostrar que están capacitados para liderar el equipo.
Para el aficionado neutral los grandes alicientes serán comprobar (de nuevo) las «grandes» y atrevidas habilidades circenses de Pinto, descubrir en qué forma se toma la revancha (nadie duda de que lo hará) Pepe sobre Busquets y disfrutar de un nuevo ensayo de Neymar en el salto de trampolín de cara a los próximos Juegos Olímpicos de Río 2016.
Lo dicho, una final SIN interés.
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