Atlético y Barça se juegan este miércoles la clasificación para las semifinales de la Champions. Con toda seguridad la vuelta de cuartos de final será uno de esos partidos que quedarán en la memoria del aficionado y en los archivos del fútbol por el carácter inaudito de este enfrentamiento en la máxima competición. El empate con gol de la ida y, sobre todo, el Calderón, pueden dar una ligera ventaja a los colchoneros, aunque la balanza se equilibrará si finalmente Arda y Costa no pueden comparecer y si Neymar y Messi lo hacen juntos. Todo apunta a que será un enfrentamiento feroz.
Estos dos gigantes del fútbol español no se habían cruzado jamás en competición continental, sin embargo, sus enfrentamientos en el campeonato doméstico y en la Copa del Rey han marcado una época dentro del fútbol español. No hace falta irse muy lejos: nadie olvida los destrozos que el Atleti del doblete —el del Cholo jugador— hizo ese año al Barça. Tampoco se olvida la eliminatoria de Copa que el Barça remontó 5-4 tras ir perdiendo 0-3 en el descanso. Ni los enormes partidos de liga de aquella época, con una sangría de goles en cada encuentro. Sin embargo, por mucho que hayan jugado a lo largo de su historia, quizás sea el del miércoles en el Calderón el partido más importante en el que jamás se hayan visto las caras. Uno de los dos obtendrá plaza entre los cuatro mejores equipos de Europa (y por ende, del mundo) y se jugará a dos partidos la licencia para estar en Lisboa el próximo 24 de mayo.
Analizando las trayectorias de ambos conjuntos, podríamos decir que están realizando una campaña más que notable. El Barcelona, citado para la final de Copa del miércoles santo, dependiendo de sí mismo en la Liga a pesar de ser segundo y con posibilidades de entrar por séptimo año consecutivo en semifinales de la Liga de Campeones, se encuentra ahora mismo en un lugar óptimo para conseguir algún título, y todo ello a pesar de todas las turbulencias que están sufriendo desde el exterior por causa del propio interior (aunque ese es otro tema). El Atlético, que se ha pasado la temporada con los buitres al acecho esperando un supuesto bajón que finalmente no ha llegado, marcha primero en solitario en Liga y da muestras de ser un líder sin vértigo. Con un sólo atasco en la temporada en la ida de las semifinales de la Copa, campa también a sus anchas por el verde de Europa, donde además está firmando una trayectoria brillante.
Con estos antecedentes no podemos esperar nada de ninguno que no sea la victoria. Caer en Europa podría ser, para cualquiera de los dos, una losa demasiado pesada, una vez que han llegado tan lejos y están tan cerca. Para el Barça sería no estar donde, casi por costumbre ya, se le espera y necesita estar para no alimentar a los fantasmas. Para el Atleti sería perder la oportunidad de situarse a dos partidos de igualar su mejor papel de siempre en una Copa de Europa. Casi nada. Además, la moral que supondría para cualquiera de los dos pasar, sería un incentivo extra en Liga, donde remarían con más confianza y mucha más fuerza en los partidos que quedan. Porque aunque parezca que, en un momento dado, liberarse de una competición pueda ser un alivio, lo cierto es que con la Champions nunca es así. Es el apoyo para las demás competiciones, lo que mantiene a los equipos en la pelea. Ganar aquí da confianza para todo lo demás, por eso nadie quiere caerse del cartel en Europa.
Seguramente, sea quien sea el que pase, lo hará mereciéndolo tanto como el otro, y la lucha será encarnizada —pero noble— hasta el final. Lo que no podremos cambiar, es que uno de los dos se quedará fuera en los albores de las semis. Lo positivo será el espectáculo que ofrecerán estos dos titanes de nuestra liga: fútbol español del bueno, pero en Europa.
¡Que ruede el esférico!
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