En Munich están de enhorabuena. La apisonadora alemana se ha llevado su segunda Bundesliga consecutiva de una forma realmente aplastante y demoledora.
El reto para Guardiola se presentaba «complicado» a su llegada a la ciudad muniquesa. Aunque te encuentres a un equipo ganador, compacto y en la cúspide de su rendimiento, no creo que sea un escenario atractivo llegar a él cuando en la temporada anterior ha arrasado absolutamente con todo.
¿Cómo vas a mejorar algo que roza la perfección? Sería preferible una situación de un equipo con determinadas carencias y menos títulos que tuviese cosas a corregir y mejorar.
Heynckes había diseñado un equipo al más puro estilo alemán. Fiabilidad máxima. Campeón en la Bundesliga con 29 victorias sobre 34 y una sola derrota en todo el campeonato. Cerca de 100 goles a favor, récord de puntos en una temporada, mayor diferencia de puntos sobre el segundo clasificado, mayor número de victorias, menor número de derrotas, menor número de goles encajados y otra cantidad ingente de récords de carácter secundario. Curiosamente el único equipo que puede competir con el actual en registros estratosféricos es el Bayern de los Maier, Breitner, Beckenbauer, Hoeness o Müller, considerado como el mejor de su historia.
Ahora el Bayern está ante su gran oportunidad. Rara vez se reúnen en un club las características y condicionantes que rodean a los bávaros. Plantilla descomunal con la base de la selección alemana aderezada con foráneos de primer nivel en los puestos idóneos.
Al excepcional grupo de jugadores de la pasada campaña hay que sumar los fichajes de Götze y Thiago. Sin lugar a dudas, dos fichajes para asentar la futura estructura del equipo, con 21 y 22 años respectivamente.
La receta de Guardiola la conoce todo el mundo. Posesión innegociable y, a través del balón, todo lo demás. La calidad técnica de la plantilla es excepcional y con ello echa por tierra que ese modelo futbolístico no se pueda exportar fuera de Barcelona sin un mínimo de garantías. La asimilación de los conceptos ha sido relativamente rápida, favorecida por la inercia ganadora de un equipo que no necesita ningún fuego de artificio para alcanzar la victoria.
Si nos paramos a buscar diferencias tácticas entre los equipos de Heynckes y Guardiola hay cosas que podríamos denominar como evidentes y alguna otra que sorprende y llama la atención por inesperada. El famoso falso nueve que tantos éxitos ha cosechado en Barcelona, de la mano de Messi, tenía difícil acomodo en un club habituado al clásico delantero alemán alto, rocoso y no exento de calidad. Más aún cuando tras el anunciado fichaje de Lewandowski para la próxima temporada, se marcan los parámetros atacantes a nivel institucional del futuro Bayern. En los primeros partidos se vio a Ribéry realizando una labor similar a la de falso nueve. Sin embargo no ha sido una norma o una característica innegociable. Götze ha pasado a ocupar esa función, sin embargo es difícil establecer su preponderancia sobre la figura de Mandžukić en la punta de ataque.
Menos esperada ha sido la variante táctica de Philipp Lahm en el mediocentro en diversas ocasiones. Es difícil explicar y establecer la ventaja de su posicionamiento, más aún cuando en plantilla se encuentra un jugador como Javi Martínez y otros con un rol no tan específico pero que se adaptan perfectamente a esa posición como Toni Kroos, Bastian Schweinsteiger o Thiago Alcántara. Personalmente pienso que es una virtud ofensiva más que defensiva. Los rivales, como le sucedía al FC Barcelona, empiezan a cerrarse en campo propio renunciando a la presión. Es en esa situación cuando los laterales juegan un papel muy importante ocupando posiciones prácticamente de extremos que permiten jugar a los centrales muy abiertos para que el mediocentro, en este caso Lahm, pueda gracias a su velocidad, incrustarse en el medio para minimizar daños en caso de pérdida de balón.
De cualquier forma, la plantilla que maneja Guardiola daría para hacer dos equipos de una categoría espectacular. La cantidad de variantes y alternativas están al alcance de muy pocos clubes europeos, por no decir ninguno. Posesión de balón, asociación, recuperación tras perdida, intensidad y un añadido a la versión azulgrana, a pesar de las últimas declaraciones de Beckenbauer, que es el disparo desde media distancia. El repertorio de futbolistas con gran golpeo desde el borde el área es muy amplio, lo cual es un plus en lo que a la finalización se refiere.
Este Bayern se ha proclamado campeón una jornada antes de la que lo hizo el de Heynckes, y si no se deja llevar por la relajación tiene en su mano batir varios récords del curso pasado.
La Bundesliga se le queda muy pequeña al club bávaro. Es un laboratorio de cara a la Liga de Campeones, el verdadero reto y termómetro de su nivel real. Sólo el Bayern de Beckenbauer ha conseguido más de un título consecutivo para el club (tres) y la maldición del campeón es un desafío lo suficientemente grande como para que el reto seduzca a sus protagonistas. Recordemos que desde que se instauró la Liga de Campeones como tal, nunca el campeón ha repetido título y para encontrar a un ganador que volviese a subir al trono la temporada siguiente nos tenemos que retrotraer hasta la temporada 1989-90 con el grandioso Milán de Arrigo Sacchi.
Este Bayern tiene materia prima para marcar un ciclo ganador y poner a Europa a sus pies y ellos lo saben.
Estamos ante uno de esos equipos capacitado para escribir con letras de oro la historia del fútbol. Esperamos ansiosos los capítulos que se avecinan.
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