Este fin de semana, no es un fin de semana cualquiera. No solo porque un servidor se vaya de viaje, el viernes vuelvan a emitir un exitoso programa, o el domingo se dispute el Clásico. En Inglaterra, el sábado, se verán las caras Chelsea-Arsenal. Duelo en Londres. Los Gunners, empatados a puntos en la segunda posición con el Liverpool, pueden colocarse a un solo punto del actual líder, el Chelsea. Los banquillos de ambos conjuntos serán protagonistas: durante esta temporada, ha habido un cruce de declaraciones entre “Special One” y el técnico alsaciano. Un Arsène Wenger que cumple una fecha muy especial. El partido de este fin de semana será el número 1000 que dirija en el conjunto londinense.
Una cifra espectacular. Tras la marcha de Sir Alex Ferguson, el entrenador del Arsenal se ha convertido en el que más tiempo lleva en un mismo club en la Premier League: 18 años. Algo increíble y alejado del fútbol moderno, en el que si pinchas cinco partidos consecutivos, ya te están buscando sustituto. Cierto es que en las islas hay más respeto a la figura del mánager. Casi dos décadas lleva el francés afincado en Londres, convirtiéndose en el técnico más importante en la historia de un club histórico. La figura de Wenger es muy discutida: o te parece un buen entrenador, u opinas que es un perdedor. El fútbol nos recuerda constantemente la poca memoria que tiene y, desde que llegó a la capital británica, Arsène ha conseguido muchos logros.
Inolvidable fue la temporada 2003/2004, en la que de la mano del francés, el Arsenal se corona campeón de la Premier League invicto. Sin conceder ni una sola derrota en liga (26 triunfos y 12 empates), ese equipo legendario se conocería como “Los Invencibles”. Antes, había logrado un doblete en su segunda temporada, conquistando el título doméstico y la FA Cup en aquel lejano 1998. Cuatro años más tarde, volvería a repetir doblete. El maravilloso campeonato obtenido sin morder el polvo, ha sido el último título de liga levantado por el capitán del Arsenal. En mayo de 2005 se conseguiría la FA Cup y, desde entonces, los aficionados Gunners no han vuelto a celebrar ningún título.
Esos prácticamente nueve años de sequía que lleva el club, son los más duros de la “era Wenger”. El entrenador francés ha sido calificado como fracasado y perdedor, no solo por aficionados, también por compañeros de profesión como José Mourinho. Se critica que un club tan grande como el Arsenal no haya sido capaz de ganar ni una competición copera en casi una década. Lo cierto es que Arsène ha llevado bien al club, pues lo único que le ha faltado han sido títulos que celebrar. Durante este tiempo y tras la inauguración de la nueva casa gunner, el Emirates Stadium, el equipo tuvo que afrontar la deuda del estadio. Wenger, como hombre sensato, no dudó en que lo primero era la viabilidad económica del equipo: había que ser solventes y saldar la deuda. Ello provocó que no se gastaran grandes cantidades de dinero en reforzar al equipo. El preparador alsaciano no iba a sucumbir a la vorágine del fútbol moderno, en el que se paga por encima del precio de mercado. Si para el francés un jugador costaba más de lo que él creía que valía, ese fichaje no se llevaba a cabo. Además, supo anticiparse y preparar al equipo para el «Fair Play financiero» que entrará en vigor la temporada que viene: los clubes no podrán tener más gastos que ingresos, para así evitar deudas astronómicas. Si un equipo incumple esta normativa, se verá excluido de las competiciones europeas.
Si a esto unimos que el club perdió a sus estrellas, que recalaron en muchos casos en competidores directos, los triunfos son más difíciles. El primero en irse fue Henry, el mejor jugador en la historia del club, que logró el sueño de levantar la Champions League en el Barcelona. Posteriormente, Adebayor y Clichy se marcharían al Manchester City. En 2011, llegó un duro golpe: Nasri se convertía también en citizen, y el capitán Cesc Fàbregas volvía al Barça, club de su niñez. Encima, en las primeras jornadas el equipo perdió 8-2 en Old Trafford, lo que obligó a fichajes de última hora. Finalmente, el equipo acabaría tercero, solo detrás de los dos de Manchester. Sin embargo, ese año había explotado Robin van Persie como goleador y mejor jugador de la Premier. Y el Arsenal, como tónica habitual, perdió a su estrella y capitán. Se marchaba a un rival directo, el Manchester United, que lograría la Premier League en gran medida gracias al holandés. Además, ese verano también se marchó una pieza clave del centro del campo, el camerunés Song, para pasar a ocupar un rol secundario en el Barcelona. Así es difícil construir un equipo campeón, aunque es cierto que con algún que otro título, quizás no habrían visto la necesidad de marcharse.
A pesar de todo esto, el club volvió a lograr su objetivo: clasificarse para la Champions League. Y es que el conjunto de Londres no falta a la máxima competición continental de clubes desde hace más de quince años. Todo un logro, pues los beneficios económicos que da la Copa de Europa son muy importantes para la economía del club, además del prestigio que da. Una competición, que si el club no ha conseguido ganar, sí llegó a la final de París en 2006, con el míster francés desde el banquillo, una final con un desenlace conocido por todos. Este es uno de los logros de Wenger, aunque el que todos reconocen es el de la formación de grandes jugadores. No muchos técnicos pueden decir que gracias a su buen ojo descubren promesas como Anelka, Vieira, Bergkamp, Henry o Cesc, y que gracias a su trabajo llegaron a convertirse en estrellas. Actualmente, está moldeando a jugadores como Wilshere u Oxlade-Chamberlain para que lleguen a lo más alto, y desde atrás vienen joyas como Zelalem o Gnabry. Aunque, evidentemente, Arsène también ha tenido fallos, como la irregularidad del equipo ante rivales pequeños o en momentos clave, y la final de la Copa de la Liga perdida en 2011 ante el Birmingham, quien acabaría descendiendo.
Por todo esto, decir que Wenger es el perdedor histórico por antonomasia, es quedarse en lo más superficial. El contexto del conjunto del norte de Londres, no le ha permitido desembolsar grandes cantidades en fichajes, en parte por competidores como Chelsea o Manchester City, a quienes les sobra el dinero, y en parte por la política del propio Wenger, de sanear las cuentas del club. Ahora, una vez saldada la deuda por el nuevo estadio, y con los beneficios que generará a partir de la próxima temporada el contrato con Puma, nueva marca que vestirá a los Gunners sustituyendo a Nike, el club podrá ser fuerte incorporando a grandes jugadores, como ya demostró el verano pasado con el fichaje más caro de la historia del Arsenal: Mesut Özil. Lo que resulta evidente es que Arsène Wenger no deja indiferente a nadie. Un entrenador que cumplirá 1000 partidos con un equipo como el Arsenal, y que ha tenido una carrera como la suya, merece ser respetado. Como muchos aficionados gunners repiten cada semana: «In Arsène We Trust». En junio de este año acaba el contrato del técnico alsaciano. Veremos si lo ampliará o si su carrera en Londres está acabada, pero una cosa es segura: Wenger es historia. Un técnico milenario.
2 Comentarios
Wenger finaliza contrato en junio …
«El Tata» no seguirá (estoy convencido) …
¿Juntamos piezas? «) #disparate
A mí me extraña que no haya renovado aún. Tampoco me sorprendería que acabara haciéndolo
En verano sonó para el PSG. A los franceses les costó firmar a un entrenador que sustituyera a Ancelotti, porque ofrecían un año esperando firmar para este verano a Wenger. Pero con el grandísimo trabajo que está haciendo Laurent Blanc, ya tengo más dudas…