Dani Navedo - Acertar el resultado de un partido de fútbol, es algo realmente complicado. Son muchos los factores que pueden llegar a influir en el electrónico, tanto a nivel interno como externo, llámese disposición táctica o ambiente del estadio, por poner dos ejemplos. Sin embargo, existen una serie de encuentros, con unos factores concretos, en los que difícilmente puedes llegar a equivocarte a la hora de pronosticar en que portería acabará el esférico. El Real Madrid se queda con diez jugadores y empieza a acosar al guardameta rival, sabes que los de blanco acabarán llevándose el triunfo, como siempre. Esa sensación de «esto ya lo he vivido», se apodera de ti.
Hay otro tipo de partidos que también sabes como acabarán. Esos partidos en los que un equipo se juega la vida. Esos partidos en los que afición y jugadores, son un mismo ente. Esos partidos en los que por fin juegas bien al fútbol. Esos partidos en los que mereces la victoria más que en cualquier otro encuentro jugado a lo largo de todo el año futbolístico. Esos partidos en los que a 4.000 personas les ha dado igual dejarse su dinero en ir a otro estadio a ver jugar a tu equipo… ¡Y por fin ven espectáculo! Esos partidos en los que, pase lo que pase, y tire las veces que tire el rival, sabes que el marcador seguirá a tu favor… pero a veces, en el fútbol, no es todo tan bonito como parece.
Eso le ha pasado al Deportivo en la tarde de hoy. Y eso nos ha pasado a todos los deportivistas. El equipo de Lotina jugó el mejor partido de toda la temporada a domicilio y, quizás, el mejor encuentro de todo el año en genera. Todo parecía indicar que los tres puntos se vendrían de vuelta, con la increíble marejada blanquiazul, hacia Coruña; que ni el árbitro con su nefasta actuación, pitando todo al revés, sería capaz de quitarle el protagonismo a los dos goles de Adrián López y a la magia de Valerón; que era imposible que el balón entrase las mismas veces en la meta de Aranzubía que en la local… pero no fue así y las sonrisas terminaron convirtiéndose en lágrimas de jugadores y aficionados blanquiazules
Quizás este no sea mi mejor artículo, quizás este post para algunos sobraba, pero simplemente quería expresar un sentimiento de angustia, que la ciudad está viviendo. Son muchos los deportivistas que están, ahora mismo, con el alma en un puño. No me incluyo. Tengo que admitir que mi pasión por el Dépor no puede compararse con el de esos héroes que han ido hoy a Gijón, pero puedo llegar a entender lo que sienten ahora mismo, pues, inconscientemente, las victorias y las derrotas también me afectan en el estado anímico y no imagino una primera división sin el Dépor. Me niego. Hoy es un día duro para el deportivismo, viendo como el abismo de segunda se acerca cada vez más, pero no me cabe la duda de que este equipo, que tanta gloria y tantos momentos de buen fútbol nos ha dado, que tanto nos ha hecho disfrutar, levantará la cabeza el próximo martes frente al Athletic de Bilbao en Riazor, y nos brindará una nueva victoria. Ahora más que nunca: ¡Forza Dépor!
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