Caen como moscas. Si algo va mal, cambia de entrenador. No siempre es la solución, pero al menos distraes la atención y traes esperanzas de ver algo nuevo. Son los grandes incomprendidos del fútbol (junto a los árbitros), pues sus decisiones nunca van a contentar a todos (como las de los árbitros) y siempre que el equipo juegue mal o obtenga un mal resultado le van a pitar (como a los árbitros). Últimas jornadas de liga y los resultados negativos empiezan a poner nerviosos a algunos presidentes que no dudan en destituir al míster de su club.
Por ejemplo, en segunda división, David Vidal ha durado seis jornadas en el Albacete. Situación apretada, te deshaces del entrenador, traes a un tipo acostumbrado a afrontar retos complicados e incluso obrar algún que otro milagro en forma de salvación en el último suspiro, pero no te dura ni dos meses. 2 puntos de 18 posibles ha sido el balance del técnico gallego en el conjunto manchego, que por cierto, había llegado a sonar para ocupar el banquillo del Deportivo de la Coruña, sobre todo por parte de los aficionados, quienes ven en David a un hombre carismático que por lo menos sabría inculcar ese espíritu de lucha que falta en Riazor. ¿Conclusión? El entrenador no era el problema y ahora al míster del filial le toca la papeleta de su vida.
Otro de estos incomprendidos que caía hace relativamente poco era Esteban Vigo, quien era cesado de su cargo en el Hércules. Para aclarar algo que hemos comentando en Twitter, asunto sobre el que algún medio parece haber recibido información errónea, también se ha marchado del club alicantino José Luis González, a quien el aficionado deportivista recordará por aquella parada en cierto penalti que nos quitaba una liga y la posterior celebración por parte del ex-guardameta, que precisamente formaba parte del cuerpo técnico del Hércules como entrenador de porteros, pero tal y como se puede observar en una entrevista del día de ayer, también ha dejado el club. Esto no tendría mayor relevancia si no fuese porque, precisamente, quien toma las riendas de los herculanos es el hombre que siempre acabará la frase «el penalti de…», pues para su desgracia siempre se le recordará así. Miroslav Djukic afronta su primer gran reto como entrenador en España, salvar al Hércules.
Y con tanto trasiego en los banquillos es imposible dejar a un lado el debate que carcome las entrañas a muchos deportivistas: ¿Debería ser cesado Lotina? Una gran pregunta que da para hablar largo y tendido, sin embargo, voy a resumir mi opinión en la medida de lo posible. Loti ha hecho un gran trabajo con los escasos recursos que se le han dado desde su llegada, sin embargo, desde hace ya varias jornadas, el equipo está perdido y no sabe a lo que juega. Desde los fichajes en el mercado invernal, el Dépor tiene mimbres para jugar a lo que quiera en mayor o menor medida, pues dispone de delanteros como para plantear un esquema más interesante, así como de jugadores que podrían crear juego (unos más que otros…) en lugar de recurrir al simple balón largo, jugada que por cierto daría resultado si estuviera mejor ensayada, pero ni eso parece estar coordinado. En resumen, de cesar a Lotina, echarlo ya (cosa que Lendoiro no va a hacer, hombre de paciencia casi infinita), no a falta de cuatro o cinco jornadas; sino, a salvarse del descenso como sea y, la próxima temporada, ya se verá.
1 Comentario
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