Entre hoy -viernes- y el próximo martes se cierra la fase de grupos de clasificación para el Mundial de Brasil 2014 en la zona europea. Una de las grandes noticias que puede deparar esta fase es la vuelta de la selección belga a una gran competición internacional, algo que no sucede desde el Mundial de Japón y Corea en 2002.
De hecho, un solo punto en su visita esta tarde a Croacia o la victoria el próximo martes ante Gales, les clasificaría directamente para estar en la cita mundialista Creo que esta debe ser una gran noticia para el aficionado al fútbol en general. Un país con el talento futbolístico que atesora la Bélgica de los últimos años no puede estar tanto tiempo fuera del escaparate como son siempre los Mundiales y Eurocopas.
Con Courtois la portería parece bien cubierta de cara al futuro (todo el mundo parece coincidir en que será pronto el mejor portero del mundo) y Mignolet (traspasado este verano del Sunderland al Liverpool) es un suplente de garantía.
En defensa se da una curiosa paradoja: el exceso de centrales de nivel y la falta de laterales (o la gran diferencia de desempeño) hace que dos centrales (Alderweireld y Vermaelen) oficien habitualmente como lateral derecho e izquierdo respectivamente, mientras que Vertonghen y Kompany ejercen de centrales con el veterano Van Buyten en la recámara.
Asumiendo que su seleccionador, Marc Wilmots, juegue con el sistema 4-3-3 tan habitual en estos tiempos, el talento en el centro del campo no está al alcance de muchos: Witsel, Defour, de Bruyne, Fellaini, Dembele… Tal vez falte algo de lo que hoy en día se hace llamar “músculo”, pero rebosa calidad.
¿Y qué decir del ataque? Lukaku o Benteke como referencias en el centro y Mertens, Hazard o Chadli más abiertos a las bandas, como extremos más o menos puros (o falsos, según se mire).
Además, está el caso de Adnan Januzaj, la gran aparición de este principio de temporada en la Premier League. El joven del Manchester United podría escoger la belga como su nacionalidad a efectos futbolísticos (nació en Bruselas). Pero también la albana y la kosovar (por el origen de sus padres), la turca y la serbia (por la de sus abuelos), y finalmente la inglesa (por su residencia desde hace más de cinco años).
Con estos mimbres, Bélgica debe aspirar no sólo a volver a estar presente en una gran competición internacional, sino a hacer un papel destacado. Parecen dignos herederos de aquella selección de Pfaff (o Preud’homme), Gerets, Ceulemans, Vandereycken, van der Elst, Scifo o Vercauteren, que fuera un gran referente del fútbol europeo (y mundial) en la década de los 80′, alcanzando la final de la Eurocopa de 1980 (perdida ante Alemania) y el cuarto puesto en el Mundial de 1986 (cayó en semifinales ante la Argentina de un Diego Armando Maradona en plenitud, que sería finalmente campeona).
La travesía del desierto ha durado demasiado tiempo y todo este talento no puede permanecer escondido por más tiempo en lo que a competiciones de selecciones se refiere.
1 Comentario
Muy de acuerdo con este artículo. No sé si tanta juventud les alcanzará para hacer algo grande en un torneo tan importante, pero seguro que a partir de Brasil se les tendrá en cuenta como se les tenía antaño.