No importa cuántas veces se haya repetido en estos últimos años, ver un Clásico entre Madrid y Barça es siempre un placer, pero desde la llegada de Mourinho y Guardiola a la Liga BBVA han aumentado las razones para ver dichos partidos y me atrevería a decir que se ha recuperado la emoción por ver las ruedas de prensa. Basta con pensar en lo sucedido ayer ante los micrófonos para entender que esto de los Clásicos es la fruta más rentable de toda la granja española, se le puede sacar jugo hasta de la semilla.
Pep Guardiola hace meses que dejó el club blaugrana pero su legado permanece vivo aunque pierde fuerza día a día, desangrándose poco a poco sin su continuo cuidado. Ahora es cuando empezamos a notar la verdadera mano del entrenador de Santpedor, percatándonos de los errores de gestión que cometen tanto Tito como Jordi. Podemos perdonarle un poco la cosa al pobre Vilanova, lo del cáncer es un tema extradeportivo que supera los criterios de prioridad en la vida, pero el resto del equipo técnico tendría que estar preparado para todo, incluso una ausencia temporal o hasta permanente del primer entrenador.
Se nota que Jordi Roura es nuevo en esto de dar la cara, puesto que sus reacciones ante las situaciones de cierta presión han roto con lo que se venía predicando desde hace 5 años en la institución culé, empezando por las decisiones tácticas del partido en San Siro y culminando con la perla de ayer en rueda de prensa. Por esto digo que los Clásicos en España se volvieron algo especial, más especial de lo que ya eran antaño, porque salen del campo en el minuto 90 y lo continúan jugando ante las cámaras. Roura recordándole al público que el Barcelona tiene peores resultados con el árbitro de hoy y que resta en la memoria su permisividad durante el Clásico de la final de Copa 2011 es algo que contradice terriblemente aquello de que «El FC Barcelona no habla de árbitros«.
Guardiola al final sí hablaba de árbitros, todo el Barça lo hacía y siempre lo hizo, pero eran mucho más avispados y se valían de la ironía y el sarcasmo, con comentarios sutiles que les permitían seguir agrandando la imagen celestial que ya dibujaba la prensa sobre ellos. Del otro lado estaba por supuesto el enemigo mortal, el «maquiavélico» Mourinho con su Real Madrid que representaba todo lo malo del deporte rey, siempre ante la opinión pública. Ahora que Roura (a sabiendas o en la más sana ignorancia de sus actos) le quita la careta al barcelonismo nos frotamos las manos los periodistas al pensar en la nueva perla que nos regalará este eterno duelo.
Dicho esto, regresemos a la pelota. Hemos visto este enfrentamiento tantas veces en tan poco tiempo que nos sabemos los esquemas y los mecanismos de memoria, así que podemos establecer un equipo estándar para ambos clubes y a partir de ahí sugerir modificaciones que logren aumentar las posibilidades de explotar las debilidades del rival.
El Barça debería salir con el mismo once de San Siro, el 4-3-3 con Pinto en la portería (juega siempre en Copa); Alves, Piqué, Puyol y Alba en la defensa; Busquets, Xavi y Cesc en la media; Pedro e Iniesta abiertos por banda acompañando a Messi que como siempre juega libre de hacer lo se le ocurra.
Por su parte, el once de gala del Madrid esta noche sería el 4-2-3-1 con López en el arco (ha jugado siempre desde que llegó en enero); Arbeloa, Pepe, Ramos y Coentrão en la defensa; Xabi Alonso y Khedira en el doble pivote, acompañados por Di María, Özil y Cristiano como extremos; y finalmente Higuaín o Benzema en la punta, ambos se turnan en función de quién vea Mourinho más motivado o menos cansado y hoy parece que le toca al argentino.
Debemos mencionar que en el caso del Madrid evidentemente hay un par de nombres que no aparecen por fuerza mayor pero deberían formar parte del equipo de gala si estuviesen disponibles: Casillas y Marcelo. El capitán sigue recuperando su lesión en la mano tras la operación y deberá esperar un mes más, mientras que el brasileño no cuenta con la confianza del entrenador por no mantener un óptimo estado de forma física para este nivel de competitividad.
En situaciones normales diríamos que el duelo está igualado porque ambos conjuntos dan lo mejor de sí frente a frente y sus estilos se complementan de forma espectacular, uno dedicado a la posesión de la pelota y el otro al contragolpe, ambos con las balas más letales del mundo en el cartucho, más conocidas como Messi y Cristiano. Pero si de algo podemos estar seguros es de que ninguno de los equipos se encuentra en una situación «normal», por lo que todas las consideraciones habituales deben ser revaluadas. Existen 5 factores que determinan el potencial de un equipo de fútbol: Defensa, Mediocampo, Ataque, Colectivo y Psicología. Veamos cómo está cada equipo en estos aspectos.
Defensa
Evidentemente el Madrid parte con ventaja en este aspecto, los números lo constatan. El conjunto blanco ha recibido 5 goles menos que los culés en Liga pero más importante es el hecho que el Barça lleva 10 partidos consecutivos recibiendo al menos un gol, y ante los merengues hace mucho tiempo que no logran cerrar el partido con la portería de Valdés/Pinto inviolada. La capacidad del Barça para recuperar solidez defensiva desaparece cuando su entrenador o sus jugadores aseguran que «nunca especulan con el resultado y salen a ganar siempre». Esta tendencia difícilmente se revertirá hoy. ¿Quién quiere apostar?
Mediocampo
La superioridad numérica del Barça en el mediocampo ha aumentado este año debido a la inclusión de Fábregas en lugar de Iniesta, dejando al manchego libre de subir al ataque cuando así lo decida. Si a eso le agregamos la tendencia que tiene Messi de bajar a la medular para buscar paredes en corto terminamos con un mediocampo casi de 5 jugadores que difícilmente pierden la pelota, obligando al rival a correr mucho más de lo habitual para recuperar el esférico y eventualmente perder la concentración, causando rupturas en la formación defensiva. El Madrid debe utilizar al máximo el sacrificio de los extremos Di María y Cristiano para bajar un poco y crear mayor densidad en el centro del campo evitando así sufrir demasiado la posesión del Barça. El precio a pagar es el gasto de energía que luego hace falta en los últimos minutos del partido.
Ataque
Los números dicen que el ataque del Barça es el mejor del planeta con 82 goles en Liga hasta ahora, 20 más que el Madrid, 19 más que el Bayern en la Bundesliga, 18 más que el Manchester en la Premier y 29 más que la Juve en la Serie A. Si a eso agregamos que 38 de los 82 goles llevan la firma de Messi hablamos del 46% de la renta ofensiva del club, mientras Cristiano con 24 suma el 39% de los goles blancos. Evidentemente aquí toma fuerza el correctivo del 2-0 en San Siro cuando el rival logró anular a Messi, reduciendo matemáticamente a la mitad el potencial ofensivo del Barça. Si el Madrid logra hacer lo mismo (y Mou ha demostrado saber hacerlo) tendría una gran ventaja pues los culés carecen de Plan B (también demostrado en San Siro) para revertir la situación. Además, el contragolpe del Madrid es mucho más peligroso que el del Milan.
Colectivo
Ningún equipo del planeta funciona tan bien a nivel colectivo como el Barcelona. De hecho, es justamente por esto que están actualmente donde están, en la cima de la tabla de clasificación de la Liga BBVA con diferencia sobre sus perseguidores. Aunque su entrenador se encuentre a kilómetros de distancia sentado en una cama de hospital y el sustituto no tenga las capacidades necesarias (o no las haya demostrado hasta ahora) para dirigir un equipo de fútbol de primer nivel, los jugadores repiten de memoria todos los movimientos que llevan 5 años aprendiendo y practicando juntos, incluso en la Selección. Los automatismos defensivos y ofensivos bien internalizados les permiten mantener el ritmo de partido constante ante cualquier rival, a diferencia del Madrid este año que ha perdido demasiados puntos ante rivales menores justo por falta de cohesión entre sus filas, algo que Mourinho logró el año pasado y olvidó en el presente curso. Sin embargo, existe un caso especial donde los jugadores merengues parece que mágicamente recuperan la motivación para trabajar en equipo y vuelven a ser el conjunto sólido del año pasado, y es justamente frente a un rival de categoría como el Barça. Aquí el equipo de Mourinho lleva una gran ventaja pues cuenta con diversas soluciones tácticas para desactivar esos mecanismos y aprovechar el corto circuito del rival.
Psicología
Es difícil decir cómo se encuentran los jugadores del Barça, pero seguramente el entrenador no atraviesa su mejor momento. Dudo mucho que haya sido una sugerencia de Tito o alguien más en la entidad blaugrana lo que lo haya llevado a cargar contra el árbitro antes de empezar el encuentro, algo más típico de Mou que del Barça. Mi conclusión es que semejante comportamiento responde a los nervios y una inseguridad sobre sus propias capacidades para dar a talla ante una exigencia de este estilo, una semifinal de Copa ante el Madrid. Si esos nervios del entrenador llegaron o no a calar en sus jugadores no se sabe, y lo más probable es que no sea sí pues un tipo que ha levantado la Copa del Mundo, la Eurocopa y la Champions difícilmente se asusta a estas alturas, y de esos abundan en el vestuario culé. Más bien el problema se verá en el campo si el Madrid logra ponerse en ventaja y se repite la situación de San Siro, cuando Roura tenga que cargarse el equipo al hombro y ponerse el sombrero de entrenador que aparentemente se llevó Tito a New York en su maleta de mano. No tengo que hablar siquiera de Mourinho porque vive de esta clase de situaciones, su historial habla por sí solo y, como ya dijimos, sus jugadores se motivan especialmente cuando ven la camiseta blaugrana sobre el verde.
Parece que el Madrid tiene ventaja en la mayoría de los aspectos teóricos, y aunque el 1-1 de la ida le obligue a anotar un gol sabemos que Mourinho no suele preocuparse por jugar muy a la ofensiva. La filosofía del Barça que ayer mismo reiteraba Roura es la de salir a atacar al rival, sea cual sea el resultado y las condiciones, un poco como un toro que va a embestir al torero aunque éste sea una proyección falsa frente a un muro. Mourinho sabe que si aguanta tranquilo las embestidas del toro posiblemente tendrá la oportunidad de clavarle una banderilla en el costado. ¿Cuáles son entonces las variantes posibles? Pues hay varias que se barajan en la prensa y yo me quedo con una por cada bando.
En el Madrid la más interesante sería la presencia de Kaká en el once en lugar de Di María. El brasileño parece estar en buen estado físico y podría jugar unos 60 minutos como mínimo, justo detrás de Higuaín para buscar el contragolpe, su mejor arma. Mou dejaría a Özil recostado a la banda sabiendo que su movimiento será siempre hacia el centro mientras Kaká, Cristiano y el Pipa hacen la diagonal opuesta para que alguno quede solo frente a Pinto. Esto significaría por supuesto que el Madrid saldría a defender relativamente atrás pero sin pisar el área de Diego López, algo parecido a lo que hizo el Milan donde Özil haría de Boateng.
El entrenador portugués generalmente toma más precauciones cuando juega de visitante que cuando juega en casa, pero lo mismo se puede decir del partido de ida respecto al de vuelta en las eliminatorias, así que no hay garantías de que elija la prudencia hoy. De este modo, es casi seguro que no modifique el 4-2-3-1 habitual por un 4-3-3 sin delantero centro, utilizando a Essien en la media. Esto lo hizo justamente hace 2 años y fue la última vez que cambió su esquema predilecto. Para hoy más bien es posible ver un cambio ligero en la defensa pues con la hipotética ausencia de Di María haría falta alguien que pueda explotar la banda derecha cuando Özil se tire al centro y ese podría ser Sergio Ramos. El defensor andaluz sería desplazado a la derecha dejando a Varane junto a Pepe en el centro de la zaga, sacrificando a Arbeloa.
En el equipo de casa la principal alternativa tiene nombre y apellido: David Villa. Si el Guaje juega sería en su zona preferida, arriba y a la izquierda, dejando a Iniesta por detrás en la medular como en los tiempos de Pep. El sacrificado sería Cesc Fábregas, reduciendo el entramado de pases que ya mencionamos anteriormente pero aumentando la verticalidad del equipo y, en consecuencia, perdiendo más balones pero disparando más a puerta, justo lo que debieron hacer en San Siro. Si soy sincero, al Madrid le conviene que juegue Cesc porque la presencia de Villa le complicaría la vida tanto a Arbeloa como a Ramos, juegue quien juegue en esa zona.
Ahí lo tienen. No hay más que decir. Las cartas están sobre la mesa y la carta de estrategias ha sido entregada a los comensales. Es hora de comerse esta entrada táctica y luego acompañar el plato principal frente a la TV con un buen vino y buena compañía. ¡Ya huele a Clásico en la cocina! ¡Hoy juegan el Barcelona vs Real Madrid! Que ruede la pelota.
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