¿Quién no recuerda a aquella pobre candidata a Miss España que llega al turno de preguntas y un señor le hace pasar el peor rato de su vida al hacerle contar todo lo que sabe de su país, Rusia?. La chica, entre sudores fríos y balbuceos, consigue responder patéticamente que allí vive gente maravillosa. Imaginemos por un momento que aquel buen hombre,un cachondo, fuera oriundo de Chile. ¿Habría sido más fácil la papeleta para la angustiada Miss Melilla? Me temo que no.
Sabemos poco de Chile. Reconozco que era mi caso cuando tuve el placer de viajar a Santiago en diciembre de 2011. Sí, todos hemos oído hablar de Pinochet, y de Allende, aunque algunos no pasan de la escritora. Tenemos cierta noción de que su economía va como un tiro y no falta el empleo, justo al revés que aquí. Con suerte, acertamos al ubicar a Pablo Neruda como su poeta más destacado, ganador de un Nobel de Literatura, y poco más. Ni siquiera el tan socorrido recurso del fútbol, fuente de conversación inmediata, nos saca del apuro. Hay que ser muy parabólico para nombrar más de cinco equipos que disputen la liga chilena.
Ya que ha salido el tema del fútbol, admitamos que, más allá de Iván Zamorano y Marcelo Salas, son pocos los jugadores de este país que acuden rápido a la mente del aficionado medio. Cuando nos enfrentamos a ellos en el inolvidable Mundial de Sudáfrica, todavía en la fase de grupos, de los 11 tíos de rojo de enfrente nos sonaban Claudio Bravo y Mark González, por jugar en la liga española, y cómo no, Marcelo «El Loco» Bielsa, con pasado en el banquillo perico. En el momento en que Rodrigo «El Chino» Millar anotó el 2-1, y nos metió el miedo en el cuerpo, su nombre no nos dijo gran cosa.
Dos años después, a pesar de que la selección no atraviesa su mejor momento, y un bielsista, Jorge Sampaoli, intenta enderezar el rumbo hacia otro Mundial, el de Brasil, la emergencia de Chile como país (su economía creció un 5,6% el año pasado) se ha trasladado a su fútbol. A nivel doméstico, su Liga adoptará el sistema europeo, con primera y segunda vuelta, después del verano, y la U, en la reciente etapa de Sampaoli, se coronó campeón de la Copa Sudamericana y alcanzó las semis en la Libertadores.
Pero el mejor termómetro es la presencia de jugadores chilenos en Europa. Aunque peleado últimamente con el gol, Alexis Sánchez puede presumir de jugar en el Barça al lado de Leo Messi, y son unos cuantos los compatriotas que han dado el salto a nuestra Liga: Gary «el Pitbull» Medel impone su casta en el centro del campo del Sevilla, donde espera su oportunidad el prometedor y más creativo Bryan Rabello; Bravo continúa defendiendo con solvencia la meta de la Real Sociedad; Iturra se ha convertido en una pieza clave para su paisano Pellegrini en el EuroMálaga; y Orellana, inédito con el Granada, ha regresado al Celta, donde regaló grandes partidos en Segunda.
Italia, de donde llegó Alexis, tras deslumbrar en Udinese, se ha convertido en segunda patria para los futbolistas chilenos. Arturo Vidal, llegado del Bayer Leverkusen, es un ídolo en la Juventus y uno de los jugadores más seguidos del continente; desde esta temporada comparte vestuario con el lateral Mauricio Isla. En el país de la bota también se desempeñan Pizarro y Mati Fernández (ex Villarreal) en la Fiore, Pinilla en el Cagliari y Carmona en Atalanta, entre otros. A pesar de su gran futuro, Edu Vargas no ha cuajado en el Nápoli y Gremio le acoge en cesión.
También en préstamo, pero en la Premier, el joven Ángelo Henríquez ya golea para el Wigan, pero su ficha pertenece nada más y nada menos que al Manchester United; su mánager, un tal sir Alex Ferguson, algo sabrá de esto. Alemania (Junior Fernandes, Leverkusen), Francia (Estrada en el Montpellier), Suiza (Marcelo Díaz en el Basilea) y Rusia (Mark González, CSKA) son otros puntos de Europa donde se desempeñan jugadores chilenos. Brasil (el Mago Valdivia en Palmeiras) o Méjico (Paredes, Atalanta) también son países donde ubicarles.
Guardemos el mapamundi y volvamos al principio. Aunque sigue siendo un gran desconocido, Chile comienza a despuntar a todos los niveles. Incluido el fútbol. Quizás sea mucho pedir para un aficionado «normal» que se interese por su campeonato doméstico, no demasiado competitivo, quizás, pero dinámico y divertido, con un Superclásico, entre Colo Colo y la U, en el que siempre saltan chispas. Pero conviene apuntar la matrícula de ese puñado de jugadores que comienzan a ser referentes en equipos de primerísimo nivel (véase Vidal) y no pasar por alto a la nueva hornada, los Rabello, Henríquez, Castillo o Cuevas (recién adquirido por el Chelsea), que deberían figurar en la agenda de cualquier director deportivo que se precie.
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