Entre las páginas de ese libro gordo de Petete que la FIFA ha llamado Reglas de Juego, podemos encontrar supuestos inverosímiles que un árbitro rara vez indicará dada la naturaleza de la infracción o de la situación descrita. Balones que entran en la portería propia tras lanzar un tiro libre directo a favor, la «catapulta infernal» de Oliver y Benji o goles de guardametas con la mano, también tienen cabida en el reglamento.
Las rara avis
Es difícil imaginar el motivo que ha llevado a tener que dejar constancia por escrito de que ciertas actitudes o acciones sobre el campo no son legales. Por poner un simple ejemplo de lo competitivo que puede llegar a ser el ser humano, nadie en su sano juicio cuando este deporte nació por diversión en el año diez mil antes de Diego Armando Maradona, habría pensado en la necesidad de tipificar la sanción correspondiente a un suplente que evita un gol. La norma va más allá. A un suplente que evita un tanto sobre la línea de gol con el pie, el colegiado no puede expulsarlo, sino que tendrá que enseñarle una simple amonestación e indicar tiro libre indirecto en el lugar desde el que el futbolista suplente ha despejado el cuero.
Todas las personas atrincheradas en los bordes del campo viven en un mundo paralelo. Nunca una infracción cometida por un individuo que no forma parte de los veintidós jugadores, que en esos momentos están disputando el encuentro, va a ser sancionado con tiro libre directo o penalti, según la zona. En el caso comentado anteriormente de un futbolista que se encuentra calentando fuera del campo y salta al terreno de juego a detener el disparo del rival, la sanción será de tarjeta amarilla si evita el tanto con el pie y de roja si lo hace con las manos, pero jamás será penalti, sino tiro libre indirecto a favor del equipo atacante. Algo parecido sucede con el entrenador, quien será expulsado sea como sea su infracción, sin embargo, en este caso, se reanudará el juego con un balón a tierra, más conocido por estos lares como «bote neutral». Lo mismo sucede si es un aficionado el que salta al césped.
Para aquellos que estáis leyendo este artículo solo por saber el motivo por el que la «catapulta infernal» no es válida en el fútbol actual (unos cuantos, seguro), comentar que está prohibido poner en peligro la integridad física de un compañero para sacar beneficio propio. O lo que es lo mismo, la jugada de los hermanos Derrick era falta, como también lo es apoyarse en los hombros de un compañero en un salto. Lo que si podría llegar a suceder en esta serie es que un futbolista marcase gol en propia puerta sacando una falta a favor. Que no se preocupe: sea libre indirecto, directo o saque de banda, el resultado será saque de esquina para el rival.
Entre las numerosas curiosidades que encontramos en las Reglas de Juego, los porteros podrían tener un apartado exclusivo. Si nos centramos en los penaltis, la norma dice que el guardameta debe situarse bajo palos, sobre la línea, que no podrá moverse de ella salvo de forma lateral y, aunque parezca innecesaria la aclaración, debe estar de cara al jugador que se dispone a tirar la pena máxima. Mientras que el futbolista de campo puede lanzar de tacón o como guste, el número uno está obligado por el reglamento a no dar la espalda al ejecutor. Mala suerte para aquellos indignados que se quieran negar a tratar de detener el cuero lanzado desde los once metros mirando a la grada de detrás de la meta como señal de protesta. Mejor detener el penalti y lanzar el cuero con la mano hacia la portería rival con toda la rabia posible para tratar de marcar, ya que si entra, aunque no la toque nadie, es gol legal.
Existen, pero nunca se pitan
Si bien estas primeras normas arriba citadas si deben ser indicadas en caso de que sucedan, lo que casi nunca pita el árbitro medio pese a la existencia de la regla, es la obstrucción. Obstruir, según «el libro gordo de la FIFA», consiste en interponerse en la trayectoria de un rival, sin que exista contacto entre ambos, obligando al adversario a recorrer más espacio del que debería andar si fuese a por el esférico en línea recta. En el supuesto de que un defensa trate de molestar la carrera del oponente, obligando a este a recorrer más metros, para lograr que al guardameta le de tiempo a salir a por el balón, la norma dice que se ha cometido una infracción llamada obstrucción, sin embargo, ningún colegiado la indica, ni la indicará.
Lo que también es realmente complicado de ver es a un colegiado indicar un juego peligroso pasivo. Este tipo de infracción conlleva un punto de locura por parte de unos de los jugadores participantes, ya que para que el colegiado pueda señalar esta falta, debe bajar la cabeza a una altura imprudente. Por poner un ejemplo, sería falta un remate de cabeza en plancha a ras de suelo con un defensa oponente justo delante, ya que el atacante pone en peligro su integridad física y el zaguero no podría despejar. Tiro libre indirecto para el equipo defensor.
La mayoría de las normas están diseñadas para ser cumplidas, sin embargo, existen ciertos puntos que si un colegiado cumpliese a rajatabla, se acabaría quedando solo sobre el terreno de juego por exceso de amonestaciones. Una de las leyes más polémicas es la que regula la distancia que debe dejar el oponente ante el saque de una falta. Las Reglas de Juego indican que siempre se debe permitir que el rival pueda sacar un tiro libre, dejando los metros oportunos para que esto sea posible. Pese a ello, es casi imposible observar a un árbitro amonestando a un futbolista que se ha puesto delante del balón para evitar el saque rápido en una falta al borde del área propia. El caso de los jugadores que sacan a propósito para que el balón golpee al rival y le saquen amarilla, quedará para otro día.
Antes de terminar y aunque ni me paga por ello ni tendrá repercusión en la nota final de la asignatura, -el examen es tipo test, que nadie se asuste-, me gustaría recomendaros la web de Xabier Rodríguez, nuestro profesor de «Reglas de Juego» en el Curso de Entrenador de Fútbol de Nivel II organizado por la Federación Gallega de Fútbol. La susodicha página es Árbitro10.com y en ella encontraréis todo tipo de asuntos relacionados con el arbitraje: desde curiosidades como las que aquí acabáis de leer, hasta reportajes sobre distintos aspectos relacionados con los colegiados.
5 Comentarios
El motivo por el que esas infracciones están tipificadas, es para evitar que alguien juegue demasiado al límite del reglamento. Ocurría en la NFL, donde un defensor se untaba los guantes con pegamento, porque el reglamento no estaba en contra y por tanto, no era sancionable. Y pasaba en el fútbol cuando los jugadores buscaban tarjetas amarillas para que al cumplir las sanciones antes, no perderse los partidos importantes. Es decir, antes de que te quieras pasar de listo, te pongo el límite. Aún así, seguro que hay manera de rascar algo.
Soy árbitro de 1ª Provincial en Sevilla, estoy a 3h del último examen de la temporada y el artículo me ha parecido buenísimo! Eso sí, cabe decir que las obstrucciones como las has llamado (obstaculizar el avance de un rival) sí se pitan a menudo y que yo soy uno de los bichos raros que ha señalado el famoso «Juego Peligroso Pasivo» jajajaja Los jugadores estaban tan desconcertados que tuve hasta que enseñarles el Reglamento y ése pequeño paréntesis que dice «(incluso a sí mismos)» tras terminar el partido porque seguían dando la tabarra.
Un saludo!
Me viene a la cabeza una norma (desconozco si a día de hoy lo sigue siendo) cuyo incumplimiento siempre ha enfurecido a mi padre -que es árbitro- cada vez que dicho incumplimiento quedaba impune.
Es la siguiente: cuando el guardameta, después de que el balón salga desviado por encima del larguero, por poner un ejemplo, se cuelga del travesaño. En ese caso el arquero debería ser amonestado con tarjeta amarilla. He visto en múltiples ocasiones a los porteros incurrir en esa acción y en ninguna de ellas he visto al colegiado mostrar la cartulina. Inadmisible (para mi padre, al menos).
Os felicito por vuestra web.
Un saludo.
Muchas por tus palabras, amigo
Con el reglamento en la mano tu querido padre tiene toda la razón del mundo, el portero debería ser amonestado, pero personalmente creo que la norma está creada para solventar casos en los que el portero tome ventaja de agarrarse al travesaño.
Un saludo y gracias tanto por la visita como por el comentario.
tengo una pregunta,seria amosteblable una actitud pasiva por parte de un equipo?es decir que se niege a pasar de medio campo con el balon?