A veces creo que es necesario jugar a los detectives para desmembrar y comprender muchos de los términos que rodean al idioma futbolístico. Tarea que, lejos de tener sentido, no le apetece a uno entrar nunca. El deporte, fuera de los campos, es -y morirá siendo- opinión; dentro de los parámetros de la mesura, cualquier juicio es respetable. Además, en el caso de este post el juicio de valor procede de otra opinión. Ahí va: ¿Qué o quién fusionó el término “sobrevalorado” con Fernando Torres? ¿Quién es capaz de explicármelo en términos generales? ¿Qué parte de la culpa tiene el nueve ‘blue’?
El dinero no es infalible, aunque facilite el modus operandi. En 2010 a Fernando le plantean una idea equivocada de lo que iba a ser su -posteriormente destripado- equipo (cambio de entrenadores, equipo sin opciones serias de alcanzar plaza ‘Champions, Joe Cole se encomendó como el mejor fichaje ‘pool’ del verano…), y sin mirar hacia el pasado, se cruza media Inglaterra para trasladarse a Londres. Abramovich, un descarado en añadir ceros en los cheques, apostó y se las llevó todas consigo. Así ya tenía por fin su delantero. Y a partir de aquí, el punto de partida de una nueva historia.
Nadie se quedó exento de sorpresa. El frío de invierno quedó relegado por el escalofrío de la transferencia estratosférica que había cerrado el empresario ruso. Conmoción que perdura aún hoy en los alrededores del Bridge (algún que otro aficionado del Liverpool tampoco está en condiciones de sacar pecho con los 40 costosos millones de Andy Carroll). Tanto Villas Boas como Di Matteo siempre confiaron en sus condiciones, pero uno y otro se quedaron con las ganas de obtener una réplica ilusionante. Sí es verdad que hubo encuentros en el último tercio de la temporada en los que vimos al Torres móvil y generador de espacios que en anteriores años a tantos nos enganchó en los partidos Premier emitidos por La 2 con Juan Manuel Díaz y José Antonio Martín Petón al frente de la emisión.
Pero como en casi todo, a la mayoría siempre nos gusta adelantarnos a los acontecimientos (Twitter ha creado grandes especialistas), y aunque existan casos exitosos e igual de escandalosos en términos económicos como el de Torres con el Chelsea (véase Falcao, Ronaldo, Ibra, Pepe, Hazard…), el apellido del español siempre estará acompañado por la sobrevaloración de su fichaje hasta que, o bien cambie de club, o bien fiche por otro sin necesidad de armar tanto revuelo.
El error
Comúnmente caemos en la trampa de confundir “sobrevalorado” con “sobrepagado”. Es decir, los casi once millones de euros que cobra (al año) el jugador pesan tanto en las botas del propio delantero, como en la opinión pública a la hora de coger la vara de medir su calidad. Algo similar sucede con Kaká, aunque en este caso la millonada estaba –pienso-algo “justificada”.
Por lo general, es tremendamente fácil mofarse de una mala contratación sin tener en cuenta que, en su día, la operación tenía gran parte de sentido. Creo sinceramente que en este caso el contexto del momento es lo más parecido a un juez neutral. Que le pregunten si no, a los 80.000 espectadores que acudieron al Bernabéu por qué corearon el “Hala Madrid” cuando Kaká imitó a CR, o por qué la hinchada londinense se molestó -entre otras cosas- en dedicarle la letra de una canción al delantero internacional español.
It’s just too good to be true
I can’t believe you’re a blue
With your skill, your flair and your touch
You will score goals very much
It’s like Christmas has arrived
«El Nino» is part of our side…
1 Comentario
Hombre, el término ‘sobrevalorado’ debe ser tan viejo como el propio fútbol aunque pueda ser ahora cuando, con el tema de las redes sociales y la capacidad de ver cualquier partido del mundo, tenga mayor impacto. Como bien cuentas, el fútbol entre aficionados, es opinión y por ello, para mí un jugador será clave mientras que para ti esté sobrevalorando sus capacidades y su repercusión en el juego de su equipo y en los resultados del mismo.
También hay está el factor de que se pueda comparar. Todos sabíamos que Carroll no costaba 40 millones pero en su traspaso existían una serie de condicionantes que lo elevaron a ese precio. Del mismo modo todos pensábamos que Cristiano Ronaldo no valía 96 millones pero su importancia casi desde el primer partido que jugó hizo que al mes ya nadie hablara de la obscenidad de pagar esos dineros por un futbolista ‘con la que està cayendo’.
Si Torres hubiera comenzado a marcar pronto como jugador del Chelsea, el ladrillo de su traspaso se hubiera ido diluyendo, cada partido que no lo hacía, su peso aumentaba. No deja de ser la presión (esa de la que tantas veces nos reímos cuando la comparamos con la del albañil que madruga para dar de comer a su familia) con la que conviven jugadores de primer nivel. Que sean millonarios no les libra de pasarlo mal.
Un saludo