El gol es para el fútbol su mayor momento de éxtasis, su máxima demostración de afecto, el final del camino tan deseado y buscado, la sensación de alivio y también la de descarga de adrenalina pura en dosis inigualables. Es ese momento en que el tiempo se detiene y los jugadores y aficionados se funden en uno mismo, ese momento que permite a tantas y tantas personas compartir expresiones en el grito, de desahogo o de alegría.
La máxima expresión de este sentimiento y emotividad se produce en los momentos o segundos posteriores al acto de anotar un gol, momento en el que sea crea ese clima de éxtasis colectivo entre jugadores y afición, dando rienda suelta a todo tipo de celebraciones.
A lo largo de la historia de fútbol hemos vivido todo tipo de celebraciones, desde las más antiguas o clásicas como tirarse de rodillas deslizándose, lanzarse en plancha, saltar con los puños en alto, o abrazarse formando una montaña de jugadores en el suelo, hasta otras como el salto del potro, practicar algún tipo de acrobacia o planear con los brazos abiertos como un avioncito, pero sobre todo en los últimos lustros, ha habido jugadores que podríamos decir que han patentado las dedicatorias de sus goles con gestos característicos.
¿A qué se debe?
Podemos decir que a la alegría de anotar un tanto y su probable gusto estético hay que unir lo vistoso que resulta su celebración para los aficionados al fútbol. Como otro más de los rituales de este deporte, algunos futbolistas disfrutan del gol como si fuera una religión a la que incorporan gestos y claves.
El fútbol como la sociedad ha ido cambiando, su repercusión cada vez es mayor, alcanzando en muchos países grandes cotas de popularidad, esto ha hecho que este juego sea cada vez menos un deporte y más un híbrido entre deporte, espectáculo e industria.
Los jugadores al final son los protagonistas de este fenómeno, habiéndose convertido en ídolos de masas, cualquier gesto, acción, detalle o hasta palabra es copiado al instante por miles de personas, de entre los que destacan los niños.
A todo esto han contribuido de forma importante los avances en la tecnología. Hoy si un jugador marca un gol, al instante puede estar siendo visto en todo el mundo, así que si celebra un gol de una determinada forma, su repercusión va a ser tan grande que al momento puede estar en las pantallas de los hogares de medio mundo. Los jugadores son conocedores de esta situación, y sabe que su momento de gloria no se termina en el momento que la pelota traspasa la línea de gol, si no que todavía tiene unos segundos o minutos más en los cuales él es el máximo protagonista, el foco al que miran todos los ojos.
Los jugadores más importantes o de mayor relevancia, aprovechan este momento para marcar tendencia, saben que el aficionado les idolatra, y por tanto posiblemente reproducirán cualquier cosa que haga. Mientras que el jugador más desconocido, de ligas inferiores o recónditas, sabe que quizás su gol no tendrá repercusión, pero una celebración original y/o provocativa sí que la podría tener, y podría estar en los informativos, páginas webs, youtube etc…De medio mundo.
De sobra conocido es por ejemplo el caso del Stjarnan, un equipo islandés que ha hecho del ingenio su seña de identidad, y han celebrado goles de múltiples formas, a cada cual más hilarante, que provoca más sonrisas, y que les ha servido para protagonizar una campaña de publicidad de una conocida marca de telefonía. Todo comenzó con un futbolista que pescaba a sus compañeros, siguió con otro que hacía de Rambo y ‘fusilaba’ a todo el que se ponía por delante, o haciendo la bicicleta humana…
Pero es aquí donde viene el problema, ¿por qué todo está o debería estar permitido?
Todo aquel seguidor de fútbol ha celebrado alguna vez en su infancia o no ya tan infancia, un gol haciendo el avioncito de Ronaldo, el arquero de Kiko, o simplemente se ha levantado la camiseta, lo hemos hecho en campos de tierra cuando éramos pequeños, o hasta dentro de las cuatro paredes de nuestra habitación jugando a la Play Station.
La celebración de un gol, como hemos dicho no es más que un momento de alegría, pero cabría recordar que lo que es alegría para unos, es tristeza o enfado para otros, y no es lo mismo celebrar un gol en el interior de las paredes de tu habitación, que en un partido en un campo de fútbol, ante una hinchada rival.
Por todo esto que comentamos, por el permanente cambio de la sociedad y del fútbol, por su cada vez mayor repercusión y tendencia al espectáculo más que al deporte, por los avances tecnológicos etc.… Aunque el gol debería ser un acto espontaneo, un momento en el que el autor del tanto grita, corre de manera alocada, salta, se abraza con sus compañeros, baila, sonríe, gesticula etc… Hemos sido testigos en los últimos tiempos de celebraciones totalmente preparas de antemano como bailes, coreografías, o representaciones de escenas, siendo algunas de ellas de muy dudoso gusto.
Y es aquí donde encontramos el problema, cuando lo que deberían ser manifestaciones afectivas, reivindicativas, respetuosas, o de homenaje hacia un ser querido, lo son de falta de respeto al rival o a los seguidores del equipo contrario.
Quién no recuerda las cucarachas de Ronaldo, R. Carlos Baptista y Robinho, los cortes de manga de Giovanni, el gesto esnifando de Fowler, o el saludo fascista del italiano Di Canio?
Cuando se traspasa esa línea de respeto y de deportividad es cuando si es censurable, ya que esa celebración tomada como provocación por la hinchada y equipo rival puede ser la mecha que después provoque incidentes y/o disturbios.
En un mundo del fútbol tan controlado, en el que hasta el más mínimo detalle puede ser observado por millones de personas, los futbolistas, sobre todo los que copan la élite del mismo, deberían cuidar esto, ya que cualquier gesto suyo hoy será imitado mañana por muchísima gente, debiendo ser siempre y en la media de lo posible un ejemplo.
En mi opinión el momento posterior al gol es algo tan personal y de tanto sentimiento, que yo creo que debería ser libre, no comparto la censura existente actualmente por ejemplo a quitarse o levantarse la camiseta, pero sí creo que los protagonistas del mismo deberían ser conscientes de que a niveles se mueven y que responsabilidad tienen, y ser ellos mismos los que entiendan que esto al final es un deporte, que la deportividad y el respeto han sido y deberían ser siempre los principales valores, y que un partido son 90 minutos de felicidad, en los cualesun gol tiene el poder de explicar mejor que nada cómo es este juego.
No Hay Comentarios