No debe ser fácil levantar una selección que se encuentra en ruinas. Esa es la labor que está desarrollando Laurent Blanc, que se encontró con la necesidad de formar un equipo competitivo a partir de la nada cuando en agosto de 2010 se hizo cargo de Les Bleus. El lamentable papel de la selección francesa en el pasado mundial de Sudáfrica unido a los conflictos de vestuario han obligado al seleccionador a hacer borrón y cuenta nueva llevando a cabo una limpieza a fondo del vestuario.
Debo decir casi 2 años después que la Francia de Blanc es una selección con muy buena pinta. La línea defensiva, aunque no me entusiasme mucho la dupla Mexes-Rami, acostumbra a complementarse bien con los pivotes defensivos (ya sea M’Vila o Diarra). Francia tiene juego por dentro con Nasri y Cabayé, si bien el primero siempre me ha parecido un futbolista blandito y el segundo no termina de soltarse en esta Eurocopa. La entrada de Menez parece haber mejorado las sensaciones de la primera jornada y, por supuesto, la calidad de Ribery y Benzema pueden resolver cualquier entuerto, eso es indiscutible. En cambio yo veo a esta selección y no puedo decir otra cosa que me falta algo. Estructuralmente me parece un equipo bien construido, veo calidad defensiva y ofensiva pero personalmente necesito algo más, un futbolista que me enganche, alguien que me despierte emociones futbolísticas porque lo que he visto hasta ahora de Francia me ha resultado demasiado plano, en definitiva echo en falta un poquito más de alma. En los 2 últimos años, vistas todas las probaturas de Blanc, he llegado a la conclusión de que ese alguien capaz de resolver esas carencias se llama Mathieu Valbuena.
Valbuena no es el mejor de su selección ni técnica ni físicamente (su 1,67 de estatura resulta llamativo) aunque su capacidad de trabajo y su movilidad sí son características destacadas en su fútbol. Pero Valbuena tiene algo que no le veo al resto, es un jugador que al menos a mí me provoca una empatía especial, su aspecto de hormiga atómica unido a su espíritu de sacrificio y peligro de cara al gol hacen que mi pulso se acelere cuando él entra en contacto con el balón. Y sobre todo, cuando pienso en Francia él es el primer futbolista que se me viene a la cabeza pese a que no ha tenido minutos por el momento. Por encima de cualquier otra virtud yo destacaría de Valbuena su carácter y su carisma, algo que no acabo de ver en Karim Benzema y solo encuentro por momentos en Frank Ribery.
Mi sensación es que le resultará complicado entrar en el once porque verdaderamente las alternativas de Blanc son muchas y no me parece que Valbuena esté entre sus primeras opciones. Eso sí, tengo la corazonada de que si tuviera la suerte de jugar unos minutos los aprovecharía con creces y probablemente en el siguiente partido Blanc lo tendría más presente.
Quizá es pronto para que esta Francia gane una Eurocopa, hace falta más tiempo para ver una selección ya perfectamente definida pero mi opinión es que Laurent Blanc está gestionando muy bien la construcción del equipo y solo deseo que continúe en la misma línea, experimentando nuevas variantes, probando a gente nueva y, sobre todo, dando minutos a Mathieu Valbuena, futbolista especial y al que yo quiero ver muy pronto titular en Les Bleus.
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