Dani Navedo - 13 de Mayo de 1994, A Coruña. Nando se interna en el área, cae al césped y López Nieto hace sonar su silbato. Es penalti. Riazor es una fiesta, el Camp Nou enmudece. Las malas lenguas hablan de que Bebeto se asustó en el momento más importante, Donato trata de restarle importancia: «No tenía confianza porque había fallado dos ante el Oviedo y el Aston Villa. Yo los tiraba porque nadie quería hacerlo, pero no estaba. El siguiente era Djukic». Miroslav Djukic se prepara para tirar la pena máxima, el gesto, el de alguien que está ahí por obligación y que tiene más miedo a fallar que ganas de marcar y ser el héroe. González, por aquel entonces guardameta del Valencia, detiene el balón y explota de alegría cual seguidor del Barcelona, algo que no es de extrañar teniendo en cuenta que acababa de atrapar el cuero de los millones. Acababa de hacer la parada de su vida, la que le daba a su equipo siete millones de pesetas por cabeza y la que dejaría a una ciudad gallega con el corazón roto. El fútbol nos lo había roto. El fútbol, nos debía una.
Pasaron los años, hasta un total de seis, todavía perduraba la herida de aquel penalti, como todavía nos duele hoy en día. Futbolistas y más futbolistas pasaron por el Dépor, Lendoiro parecía tener un talón sin fondo y los millones volaban de un lado a otro, llegando a tierras gallegas jugadores como Songo´o, Naybet, Mauro Silva, Víctor, Djalminha, Makaay o el «Turu» Flores entre otros, sin olvidarnos del gran capitán, del auténtico representante de este equipo, de la zurda de oro, «O Neno», Fran González. Cambio importante también en el banquillo, donde Arsenio había pasado su testigo a Irureta. Un equipo al que era un placer observar. Desde la defensa perfecta y la fortaleza de Donato hasta la magia de Djalminha, pasando por la imprescindible labor de un Mauro Silva que él solo, parecía formar un trivote defensivo.
Fue entonces, el 19 de Mayo del año 2000, cuando el fútbol se acordó del Dépor y de la Liga que le debía. El empate le valía a los de Riazor tras varias jornadas en las que por un motivo o por otro, el alirón se iba retrasando; pero esta vez el equipo salió enchufado, pensando en su partido. Donato, quien a buen seguro habría roto la red si hubiese tirado aquel penalti, se encargaba de abrir la cuenta con un magnífico cabezazo a la salida de un córner, y, como no podía ser de otra manera, Makaay establecía el definitivo 2-0 con un disparo al primer toque para vencer al Espanyol y lograr, por fin, la Liga que el fútbol le debía al Deportivo de la Coruña.
Hoy se cumplen diez años de aquel día que cambió la historia del Dépor. Desde entonces, el Euro Dépor asaltaría estadios míticos de toda Europa, pero conquistar campos como Old Trafford, Highbury, San Siro o Delle Alpi quedará en el recuerdo del aficionado, mientras que el título de Liga quedará grabado con letras de oro en el libro deporitivista. Seis años después, el fútbol fue justo con el Deportivo.
4 Comentarios
terrible el video del penal errado en 1994 y como un fallo puede entristecer a un estadio entero, por suerte tuvieron revancha y pudieron gritar campeones pero esa espina no se las quitara nadie, cada equipo guarda una historia asi y estas cosas son las que realmente duelen el futbol, pero eso tambien es lo hermoso, siempre nos da revancha, escelente informe y mejor sitio, continuo leyendote,un saludo
Yo extraño a este SuperDépor, añoro una liga más competitiva en los puestos de arriba.
En efecto el fútbol debía una Liga al Depor y los blanquiazules se la cobraron . El SuperDepor dejó un recuerdo imborrable en la historia de nuestra Liga .
Un saludo
Ese Depor daba gusto de ver en Europa con Tristan, Makaay, Fran, Djalminha… esos miercoles magicos de Champions que daba el Depor no se olvidaran.
Saludos desde http://caviardefutbol.blogspot.com/