Tras estrenar la semana pasada la sección con Jorge Andrade, esta semana quiero hablar de otro jugador que pasó por la disciplina del Deportivo de La Coruña, en donde cosechó grandes éxitos, para terminar su carrera en el Levante. Molina llegó a Coruña tras haber ganado el equipo blanquiazul la Liga, y sus grandes actuaciones provocan que, en la actualidad, sea recordado con alegría por todos los aficionados blanquiazules, quienes no paran de desearle todo lo mejor. También lo recuerdan con mucho cariño en el Atlético de Madrid, en donde vivió la cara A y B del equipo, pero en donde cuajó grandes actuaciones.
José Francisco Molina nació en Valencia, el 8 de Agosto de 1970. Su carrera deportiva empezó en el Unión Deportiva Alzira (un modesto club de la localidad de Alzira, en Valencia, que actualmente milita en la 3ª División española). En este club, Molina mostró sus características, lo que ayudó a que el Valencia enviase ojeadores para seguir sus pasos. Finalmente, el club valenciano se decidió y fichó al cancerbero para sus categorías inferiores.
En el filial del conjunto che estuvo dos temporadas, hasta que en la mitad de la temporada 93/94 fue cedido al filial del “rival”, el Villarreal CF. En el submarino amarillo únicamente estuvo media temporada, en la cual no consiguió convencer a los técnicos del Valencia, ya que acabó fichando por el Albacete, conjunto con el cual acabaría debutando en la Primera División del fútbol español, pero club en el que únicamente estuvo una sola temporada. Curiosamente, en el Albacete empezó como tercer portero, pero una serie de circunstancias provocaron que debutase frente al Oviedo el 8 de Enero de 1995.
Hombre de equipo por temporada, José Francisco Molina fichó por el Atlético de Madrid, club con el que consiguió grandes éxitos, y donde es recordado como uno de los mejores jugadores y portero que ha pasado por allí. Entre sus logros con el conjunto colchonero, está el haber ganado la Liga, la Copa del Rey y el conseguir el Trofeo Zamora en su primera temporada, lo que se puede denominar como “llegar y besar el santo”.
En el conjunto del manzanares, Molina estuvo durante cinco temporadas hasta que el equipo terminó en “el infierno”, descendiendo a la Segunda División, con lo que vivió las dos caras del fútbol en el mismo equipo: el éxito y el fracaso. En este momento, Molina acabó fichando por el Deportivo de La Coruña, llegando a la ciudad herculina acompañado de otros dos jugadores que dejaron huella, Capdevila y Valerón.
Su última gran etapa en el fútbol la tuvo en este equipo, con el cual consiguió dos Supercopas de España y una Copa del Rey, la del “centenariazo”, lo cual supuso un buen broche para su carrera como jugador, y la confirmación de que lo que prometía este jugador era real.
También en el Deportivo, Molina vivió uno de los momentos más amargos de su vida, ya que en el año 2002 se le fue diagnosticado un cáncer de testículo, que le obligó a retirarse momentáneamente del mundo del fútbol. Tras recibir el tratamiento pertinente, y tras unos meses de dudas, en Enero del 2003 anunciaba en rueda de prensa que estaba recuperado de la enfermedad y que podía volver a jugar al fútbol sin ningún problema.
Su último año en activo lo terminó cerca de casa. Y es que en el 2006, tras su último año en el Deportivo, Molina fichó por el Levante, equipo en el cual no empezaría con buen pié (suplente en los primeros cuatro partidos), pero en el que terminaría como titular, después de conseguir convencer al entrenador.
Finalmente en el 2007 anunciaba su retirada del fútbol profesional.
En cuanto a su etapa con la Selección Española, cabe destacar que fue convocado para nueve partidos, debutando ante Noruega. Su debut lo tendrá siempre en la memoria, ya que no empezó su carrera con el combinado nacional como portero, sino que una serie de circunstancias provocó que debutase como interior izquierdo. Juanma López se había lesionado, y los cambios de jugadores de campo se habían agotado, lo que provocó que tuviese que salir Molina.
Además fue convocado para la Copa del Mundo de 1998, aunque no jugó ningún partido, y para la Eurocopa del 2000, jugando el primer partido como titular. Sin embargo un error en el partido inaugural (ante Noruega, curiosamente), provocó que fuese relegado al puesto de suplencia.
Actualmente es el entrenador del Villarreal CF, tras la destitución de Garrido. Su carrera en los banquillos la inició en el 2009 en el equipo C del submarino amarillo. Estuvo dos años, hasta que se le encomendó la dirección del filial amarillo, del equipo B. Su buen hacer en Segunda División, en donde consiguió mantener al equipo una temporada más, provocó que una vez que la situación del primer equipo llegó a ser preocupante, la directiva confiase en él como la persona que podría remediar la situación. Actualmente el Villarreal se encuentra decimoquinto, con 26 puntos (3 por encima del descenso), mejorando su imagen y su juego.
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