Frank Ribéry pasará a engordar la fatídica lista de jugadores ausentes en el Mundial de Brasil. Hasta última hora, el extremo ha estado sometiéndose a numerosas pruebas para tratarse su lesión de espalda, estirando al máximo los plazos, pero no ha podido ser, el dolor vence al futbolista que no ha tenido más remedio que dar un paso al costado muy a su pesar. Su puesto lo ocupará Remy Cabella, del Montpellier.
Desde el pasado 24 de Mayo, Ribéry arrastraba molestias en la espalda –se perdió los dos primeros compromisos internacionales amistosos frente a Noruega y Paraguay–; en las últimas semanas sintió un pinchazo fuerte que presagiaba lo peor. Tras una semana de pruebas se confirmaba a escasos días del comienzo mundialista que no podría estar. Una baja sin dudas muy sensible para les bleus.
A Frank Ribéry le ha tocado sufrir un 2014 complicado. A principios de año, en enero, perdía el tan ansiado Balón de Oro en un sprint final frente a Cristiano Ronaldo: cuando todo parecía ya hecho la votación se amplió durante unos días en los que el luso brilló jugando la repesca con Portugal, lo que parece terminó por decidir el galardón a su favor y dejó con la miel en los labios a Ribéry.
En el Bayern Múnich tampoco ha exhibido su mejor versión, sin noticias de aquellos regates eléctricos que sembraban el terror en la Bundesliga. Poco después de no conseguir el Balón de Oro, Ribéry tuvo que ser operado por un coágulo en el trasero, pasando varias semanas de baja. La eliminación tan dolorosa en las semifinales de Champions frente al Real Madrid –prácticamente ausente en toda la eliminatoria– fue el síntoma claro que el francés no estaba en su mejor momento. Quedó patente en la final de Copa que levantó el Bayern de Guardiola con Ribéry empezando el partido en el banquillo, indicios de una lesión que le acabaría dejando sin billete a Brasil.
Sin duda, Francia notará su baja en el Mundial porque Ribéry centraba los focos de les bleus como estrella de una selección que sin él estará más mermada táctica y anímicamente. La oportunidad del gran evento se le esfuma al galo entre sus dedos mientras no le queda más remedio que ceder, ser un hincha más y mirar al horizonte, la Eurocopa que se disputará dentro de dos años en Francia y lo que podría ser su último gran servicio con la camiseta de su país.