Francia llega a Brasil tras muchos desastres en competiciones internacionales en los últimos años, la alargada sombra de lo que fue aquella maravillosa generación de jugadores que culminaron en 1998 y 2000 con Mundial y Eurocopa ha debido de pesar en demasía sobre los hombros de los franceses, que han vivido desde entonces un relevo generacional en sus filas con jugadores jóvenes con gran talento que van emergiendo lentamente en las orillas del Sena.
Los chicos de Didier Deschamps acabaron segundos emparejados en el grupo de España, tuvieron que jugar una repesca en la que cayeron en la ida por 2-0, pero supieron culminar la gesta heroica de la remontada y vencieron en Francia por 3-0, una actuación que ha llenado de optimismo al pueblo francés. Y es que los fracasos anteriores han relegado a esta selección al puesto número 16 del ránking FIFA, algo que no es equivalente a la calidad del plantel. Aunque esta situación puede ser un factor beneficioso de cara a la cita mundialista, ya que podrían llegar con el cartel de tapados pese a potencialmente estar lejos del nivel de Alemania, España o Brasil.
Socialmente, la gran presión no llega ahora en Brasil sino dos años después, donde los franceses organizan la Eurocopa de 2016. Allí sentirán la necesidad moral de luchar por el título independientemente del potencial —que no es poco— del equipo; Allí se les exigirá dar lo máximo y serán examinados con lupa para ver que cotas son capaces de alcanzar a largo plazo y si esta generación es tan talentosa como se viene escribiendo y hablando de ella.
Los galos están encuadrados en el grupo E. Sus rivales serán Suiza, Ecuador y Honduras. En teoría es un grupo asequible y en la que no deben de tener problemas para lograr la clasificación. Suiza y Ecuador les plantearán partidos difíciles, de brega y sacrificio, mientras Honduras se antoja a priori como el rival más débil del grupo.
En la portería la titularidad será para Hugo Lloris, indiscutible en el Tottenham y en su selección por su crecimiento y jerarquía en el campo. Mandanda se ha caído a última hora por lesión, por lo que su puesto lo ocupa Stephane Ruffier de Saint Etienne, posiblemente como tercer portero. Cierra la lista Mickael Landreau del Bastia, un portero veterano que con sus buenas actuaciones será la sombra de Lloris.
En defensa, los laterales los ocuparán Debuchy del Newcastle, un diestro con mayor capacidad ofensiva que defensiva. Sagna (Arsenal) aportará ese grado de veteranía y excelente colocación. Por el flanco zurdo, Patrice Evra (Manchester United) será un fijo en los planes del entrenador, oficio y galones para el jugador más longevo del grupo. Le acompañará Lucas Digne (PSG), un jovencísimo lateral que seguramente será su relevo próximamente. El macizo central defensivo lo componen hombres como Raphael Varane (Real Madrid), pese a su juventud se ha convertido en uno de los centrales con más proyección de Europa. Mamadou Sakho (Liverpool) y Eliaquim Mangala (Oporto) se disputarán seguramente una plaza por el puesto de titular, tienen unos perfiles similares, jóvenes, potentes y rápidos, cualquiera de ambos que se quede en el banquillo será todo un lujo. Laurent Koscielny (Arsenal) aportará un registro diferente, elegante y sabe sacar el balón jugado desde atrás será idóneo para cuando se quiera jugar de manera distinta.
En el mediocampo, el principal cerebro de Francia será Yohan Cabaye (PSG), exquisito toque de balón será el encargado de mover las filas y el juego francés. Rio Mavuba (Lille) es el típico centrocampista defensivo, pegajoso y todoterreno. Paul Pogba (Juventus), uno de los mayores talentos emergentes del fútbol francés, tiene un poderoso poderío físico y una excelente técnica, llegará muy lejos. Blaise Matuidi (PSG), pieza fundamental en la selección, es el encargado de hacer un poco de todo, robar, presionar y llegar al área. Moussa Sissoko (Newcastle), otro pulmón para el mediocampo, le gusta pisar área rival y no duda ir fuerte al choque. Morgan Schneiderlin (Southampton), dentro de tanto músculo encontramos a un jugador fino, de toque clásico que no arriesga la pelota y mantiene buen equilibrio entre defensa y ataque. . Mathieu Valbuena (Olympique Marsella), un jugador muy dinámico, suele caer en banda, aunque siempre conserva ese estilo de 10 clásico, muy habitual en las titularidades.
En el ataque, Karim Benzema (Real Madrid) será el delantero titular de la selección, potencial impresionante que aparece esporádicamente, es un delantero atípico pero sublime. Olivier Giroud (Arsenal), luchará con Karim para arrebatarle la titularidad, buen juego de espaldas a portería y a la hora de fijar marcadores, idóneo para juego distinto.A Remy Cabella (Montpellier), extremo izquierdo con regate y buen centro, le tocará la complicada tarea de suplir la baja Ribéry. Loic Remy (Newcastle), muy rápido, puede ser un buen revulsivo desde el banquillo para segundas partes o para abrir defensas cerradas. Antoine Griezmann (Real Sociedad), posee una gran verticalidad y rapidez en los contragolpes, pieza clave en su equipo y en constante proyección.
Les bleus tendrán que hacer frente a dos bajas de última hora, Frank Ribéry, su principal estrella representa el mayor tránsito atacante de la selección por el perfil zurdo no podrá estar por problemas de espalda que hasta ultimísima hora han tenido en vilo a todo el país, al final no ha podido ser. Otro de los que se pierden la cita será Clement Grenier, un chico de pincel fino, de talento elegante entre tanto músculo por una lesión en el muslo. A Deschamps le tocará remover piezas de su pizarra para encajar las nuevas, para desprenderse de las que cayeron por las inoportunas lesiones. Posiblemente Griezmann pueda ser el gran beneficiado de la baja de Ribéry, le tocaría ser el socio perfecto de Karim Benzemá, aportará cosas distintas sin lugar a dudas de lo que el técnico galo tenía en mente en un principio.
El país espera un papel digno en Brasil, es un grupo que no debe crear excesivos problemas. Atrás deberán de quedar enterrados desplantes y despropósitos que se vieron en Sudáfrica y mirarse un poco en el espejo en esa generación maravillosa de futbolistas que hace unos 15 años le dieron a Francia un Mundial y una Eurocopa de forma consecutiva. Deschamps ha sabido gestionar los egos en la plantilla y ha demostrado una fuerte personalidad, dejando fuera a Nasri por decisión personal o a Eric Abidal entendiendo su fin de ciclo. Es un equipo renovado, con una media de edad de unos 27 años y seguramente con muchísima hambre por devolver a esta selección a cotas muchísimo más altas, donde realmente se merecen.
Grupo E
Selección | PJ | G | P | E | GF | GC | +/- | PTS | ||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1 | Francia | 2 | 2 | 0 | 0 | 8 | 2 | 6 | 6 | |
2 | Ecuador | 2 | 1 | 1 | 0 | 3 | 3 | 0 | 3 | |
3 | Suiza | 2 | 1 | 1 | 0 | 4 | 6 | -2 | 3 | |
4 | Honduras | 2 | 0 | 2 | 0 | 1 | 5 | -4 | 0 |
Yasser Tirado
Escritor que pretende hacer del fútbol una literatura de mesilla de noche, un enfoque distinto entre la densa niebla. Podéis ver mis proyectos en www.memoriasdeunbar.com
Portugal tiene motivos para creer que este Mundial de Brasil puede traer noticias agradables de los suyos, sus grandes estrellas llegan en el mejor momento de sus carreras, el punto de ebullición perfecto para poder aspirar a todo lo que se imaginen. Motivos tienen para ello.
Los lusos llegan con una motivación alta, pese a no haber realizado una buena fase de clasificación y tener que llegar a la repesca, allí, frente a la Suecia de Zlatan Ibrahimović se vio la mejor versión de su principal estrella: Cristiano Ronaldo —actuación que probablemente le supuso los votos definitivos para obtener el Balón de Oro 2014— donde consiguió un hat-trick en un partido memorable para el fútbol portugués. Es inevitable que Brasil centre su atención en él, cada gesto y cada movimiento será televisado, es uno de los focos especiales de este torneo y por este motivo su país, y el resto del fútbol siempre le exigirán a Portugal un poquito más de lo que sea capaz de dar en esta cita, tener a uno de los mejores jugadores del mundo tiene esos ‘inconvenientes’.
Aparte de eso, la selección y el país viajan con una carga sentimental importante, este año nos ha dejado Eusebio, seguramente el mejor jugador del fútbol portugués y con el que la selección alcanzó su mejor registro en un Mundial con aquel tercer puesto en Inglaterra ‘ 66. La motivación por tanto será extra, el país consciente del grado de calidad de sus estrellas se verá doblemente motivado por la idea de hacer algo bonito en la cita mundialista como el mejor homenaje posible a la desaparecida estrella lusa.
Portugal posee un bloque sólido en el que Paulo Bento no ha dado sorpresas demasiado significativas. En la portería Rui Patricio (Sporting), se perfila como el guardameta titular, tras él, Beto (Sevilla) y finalmente Eduardo (Sporting Braga), que fue titular en el Mundial de Sudáfrica. En la defensa, como laterales derechos tenemos a Joao Pereira (Valencia), que será indiscutible, un lateral de largo recorrido y gran golpeo de balón. André Almeida (Benfica), reforzaría el puesto, aún joven pero con talento por delante y muy disciplinado tácticamente. Pepe (Real Madrid), se encuentra en un momento muy dulce de su carrera, incontestable su contundencia y titularidad en el once. Bruno Alves (Fenerbahçe), pese a ser un central venido a menos con el paso de los años aportará esa dosis de veteranía y fuerza aérea necesaria. Neto (Zenit), es una joya en bruto, un central con una calidad en los pies sublime que más pronto que tarde estará como un fijo. Fabio Coentrao (Real Madrid), uno de los mejores laterales zurdos del campeonato, se incorpora bien al ataque y tácticamente muy seguro.
En el centro del campo, Miguel Veloso (Dinamo Kiev) forma parte de los imprescindibles para el entrenador, sacrificio y oficio en el centro del campo. William Carvalho (Sporting), toda una revolución este año en su equipo, potencial asombroso pese a su juventud. Joao Moutinho (Monaco), es una pieza fundamental en el eje del equipo, distribuye todo el juego luso. Raul Meireles (Fenerbahçe), centrocampista todoterreno que también forma parte de la vieja guardia de Paulo Bento y rinde a un fantástico nivel, titularísimo. Ruben Amorim (Benfica), ha tenido un gran papel durante la segunda vuelta en su equipo que le ha llevado a ganar el título, tendrá minutos.
En la delantera, tendremos a Nani (Manchester United), no ha sido titular por culpa de las lesiones y temporada convulsa en su club, en su selección cambiará seguramente el chip. Cristiano Ronaldo (Real Madrid), el hombre por el que pasará todo el ataque y peligro de la selección, reciente Balón de Oro y uno de los mejores del torneo. Helder Postiga (Lazio), ha tenido problemas con las lesiones y llega algo mermado, aunque seguro que dará todo en el ataque luso. Hugo Almeida (Besiktas), fuerte y veterano delantero de la confianza del entrenador, siempre cumple con su selección. Silvestre Varela (Oporto), extremo que gusta del uno contra uno, rápido desborde, idóneo para segundas partes y abrir partidos cerrados. Eder (Sporting Braga), pese a su lesión ha ido convocado, muy del agrado del seleccionador que lo ve como una esperanza y gran alternativa al ataque. Rafa (Sporting Braga), una de las revelaciones de su equipo, se ha ganado la convocatoria por méritos propios, difícil que cuente con muchos minutos pero lo veremos habitualmente en próximas citas. Vieirinha (Wolfsburgo), será otro extremo diestro para intentar abrir el campo, muy polivalente ya que puede jugar incluso de delantero.
El esquema táctico de Paulo Bento se muestra firme y seguro, podemos apostar que de salida utilizará un 4-3-3. Un lateral diestro de llegada, un hombre en la sala de máquinas acompañado de un box-to-box como Meireles y otro de toque como Moutinho. Utilizará dos extremos donde irán intercambiando posiciones Ronaldo y posiblemente Nani, para jugar con un delantero centro, normalmente de corte y estilo clásico, de aquellos que tienen buen remate.
Pese a las ilusiones y el buen plantel, Portugal ha quedado encuadrada en el grupo G, junto a Alemania, Ghana y Estados Unidos. Un grupo con una potencia mundial, y otros dos equipos que no son cenicientas, ya conocemos el potencial africano que tantas alegrías y sorpresas ha dado últimamente, y una selección americana que cada vez demuestra que el soccer gusta más, y la calidad de sus jugadores es mayor con el paso de cada cita mundialista. No será por tanto un grupo cómodo ni mucho menos para una selección que aspira a llegar lo más lejos posible, impulsados por el ahínco de saber que están ante una maravillosa generación, que ha llegado la hora y el momento de demostrar su potencial y que tienen mimbres de sobra para ello.
Grupo G
Selección | PJ | G | P | E | GF | GC | +/- | PTS | ||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1 | Alemania | 2 | 1 | 0 | 1 | 6 | 2 | 4 | 4 | |
2 | Estados Unidos | 2 | 1 | 0 | 1 | 4 | 3 | 1 | 4 | |
3 | Ghana | 2 | 0 | 1 | 1 | 3 | 4 | -1 | 1 | |
4 | Portugal | 2 | 0 | 1 | 1 | 2 | 6 | -4 | 1 |
Yasser Tirado
Escritor que pretende hacer del fútbol una literatura de mesilla de noche, un enfoque distinto entre la densa niebla. Podéis ver mis proyectos en www.memoriasdeunbar.com
Frank Ribéry pasará a engordar la fatídica lista de jugadores ausentes en el Mundial de Brasil. Hasta última hora, el extremo ha estado sometiéndose a numerosas pruebas para tratarse su lesión de espalda, estirando al máximo los plazos, pero no ha podido ser, el dolor vence al futbolista que no ha tenido más remedio que dar un paso al costado muy a su pesar. Su puesto lo ocupará Remy Cabella, del Montpellier.
Desde el pasado 24 de Mayo, Ribéry arrastraba molestias en la espalda –se perdió los dos primeros compromisos internacionales amistosos frente a Noruega y Paraguay–; en las últimas semanas sintió un pinchazo fuerte que presagiaba lo peor. Tras una semana de pruebas se confirmaba a escasos días del comienzo mundialista que no podría estar. Una baja sin dudas muy sensible para les bleus.
A Frank Ribéry le ha tocado sufrir un 2014 complicado. A principios de año, en enero, perdía el tan ansiado Balón de Oro en un sprint final frente a Cristiano Ronaldo: cuando todo parecía ya hecho la votación se amplió durante unos días en los que el luso brilló jugando la repesca con Portugal, lo que parece terminó por decidir el galardón a su favor y dejó con la miel en los labios a Ribéry.
En el Bayern Múnich tampoco ha exhibido su mejor versión, sin noticias de aquellos regates eléctricos que sembraban el terror en la Bundesliga. Poco después de no conseguir el Balón de Oro, Ribéry tuvo que ser operado por un coágulo en el trasero, pasando varias semanas de baja. La eliminación tan dolorosa en las semifinales de Champions frente al Real Madrid –prácticamente ausente en toda la eliminatoria– fue el síntoma claro que el francés no estaba en su mejor momento. Quedó patente en la final de Copa que levantó el Bayern de Guardiola con Ribéry empezando el partido en el banquillo, indicios de una lesión que le acabaría dejando sin billete a Brasil.
Sin duda, Francia notará su baja en el Mundial porque Ribéry centraba los focos de les bleus como estrella de una selección que sin él estará más mermada táctica y anímicamente. La oportunidad del gran evento se le esfuma al galo entre sus dedos mientras no le queda más remedio que ceder, ser un hincha más y mirar al horizonte, la Eurocopa que se disputará dentro de dos años en Francia y lo que podría ser su último gran servicio con la camiseta de su país.
Yasser Tirado
Escritor que pretende hacer del fútbol una literatura de mesilla de noche, un enfoque distinto entre la densa niebla. Podéis ver mis proyectos en www.memoriasdeunbar.com
Si el pueblo luso tiene ilusión de hacer un buen papel en el Mundial de Brasil es gracias a la fe ciega y rotunda que depositan en su capitán. Cristiano Ronaldo está llamado a ser el héroe de una nación por enésima vez, le tocará mancharse de barro hasta las cejas, sudar más que ningún otro y contagiar al grupo de su mentalidad ganadora, de no bajar los brazos desde que pongan el primer pie en la capital del fútbol hasta que se marchen (a ser posible lo más tardar). Portugal le necesitará, y el pondrá todo lo que tiene para no defraudarles.
Cristiano Ronaldo tiene ante él una oportunidad épica para que su nombre quede grabado en la rotundidad de la memoria colectiva, para que se cuenten y narren leyendas en las caídas del sol en Madeira, para que el planeta fútbol incline la balanza sobre quien es el mejor jugador de la tierra, capitaneando a un país observará desde el horizonte brasileño como la sombra de Eusebio le marcará el camino de la gloria, no titubeará, no le temblará el pulso. Ha nacido para esto.
No descubriremos nada nuevo si decimos que Cristiano Ronaldo es el mejor jugador de Portugal y con total seguridad uno de los tres mejores de los participantes en la cita mundialista, con unas condiciones totalmente atléticas es capaz de hacer 100 metros en unos 10 segundos, un inagotable abanico de regates y una potencia descomunal son sus principales bazas. Su tren inferior le permite realizar saltos más allá de la media del resto por lo que supone una ventaja extra a la hora del remate de cabeza.
Los lanzamientos a balón parado son otras de sus especialidades, imprime una folha seca al esférico golpeándole con el empeine entero a la válvula, lo que hace que el balón vaya seco y duro sin apenas giro pero con una caída inesperada e impredecible lo que se convierte en toda una pesadilla para los porteros.
A Cristiano se le ha criticado desde antes de su llegada al Real Madrid que no aparecía en las grandes citas (finales de Champions, eurocopas o mundiales), esto ha cambiado drásticamente, Ronaldo ha sacado rendimiento a los grandes acontecimientos, marcando por ejemplo los goles decisivos que le darían al Real Madrid la Liga en el Camp Nou o liderando a su selección en el hat-trick frente a Suecia que le daba el billete al Mundial.
No obstante, a veces encontramos a un jugador obsesionado con el gol, con agradar, con hacerlo bien y vemos como en esas ocasiones se muestra otro Cristiano, individualista, nervioso, con ansiedad.
Pese a no ser Portugal una selección de primer nivel, Cristiano Ronaldo acaparará muchísimos focos en el Mundial, todos sus movimientos se examinarán hasta el más mínimo detalle, a él no parece importarle, uno de los mejores jugadores del mundo desayuna con esa presión todos los días de su vida.
Yasser Tirado
Escritor que pretende hacer del fútbol una literatura de mesilla de noche, un enfoque distinto entre la densa niebla. Podéis ver mis proyectos en www.memoriasdeunbar.com
Como en una abdicación monárquica, Karim Benzema se ha encontrado de repente con todo el peso del liderazgo. Ribéry no ha llegado a tiempo e instintivamente todos han mirado al unísono al nueve como abanderado de una generación que necesita y quiere explotar de manera rotunda en Brasil.
Karim no es un nueve al uso, un caza goles, sino más bien un generador de ocasiones. Su hábitat perfecto se encuentra en la segunda línea, creando y dejando espacios entre la defensa para la llegada de sus compañeros. En ocasiones tiende a irse a la banda –tanto izquierda como derecha– y no duda en rematar la jugada cuando sea preciso.
Su rol en el Real Madrid ha llevado lugar a numerosas críticas porque de él siempre se exige un alto número de goles, pero Karim no es un «9» puro. De todas formas, ha sabido combinar tras mucho esfuerzo la faceta de mantener un número decente de goles por temporada ante la exigente afición del Santiago Bernabéu.
Si ha tenido que aguantar críticas en ocasiones en su club, en su selección han sido más voraces, durante un tramo de la clasificación mundialista, Benzema llegó a perder la titularidad en favor de un Oliver Giroud que empujaba fuerte. En Brasil se espera un Benzema con la moral por las nubes –recientemente campeón de Champions–, un chico que tome el testigo del liderazgo sin presión, con todo el orgullo del mundo de ser adalid de un país entero.
De Karim se ha visto lo mejor y lo peor, su famoso «trote cochinero» ha desquiciado al graderío en numerosas ocasiones, pero él entiende el fútbol de una manera distinta. No ve una necesidad imperiosa de correr y desgastarse por el campo los 90 minutos, sino que prefiere guardar fuerzas para una estampida, para una arrancada como hacía su ídolo Ronaldo . Es más, en el delantero galo se atisban retazos del carioca, algunos gestos, movimientos, y es entonces cuando Benzema da la de cal y muestra la mejor versión, la de un futbolista con una magia inagotable, el de un talento prodigioso al alcance de muy pocos.
Con él se tiene esa sensación envenenada, de venderlo sin piedad a las primeras de cambio o amarlo por siempre, rendirse a sus pies y entregarle el próximo Balón de Oro, como los coletazos de un amor adolescente, enérgico y alocado.
Benzema llega a Brasil en el mejor momento anímico, en plena madurez deportiva y ante un reto apasionante, con la ilusión tremenda y la soga de la presión un poco más holgada por lo que se espera de Francia, llegar a lo más lejos posible pero no ante una necesidad imperiosa de victoria.
En Brasil deberá sentirse cómodo, orgulloso de liderar con sus goles a todo un país, con su insultante elegancia, como un gato que pasea por los tejados de París y se duerme con los murmullos del Sena mientras la Torre Eiffel contempla los últimos rayos de sol, allí cuando la ciudad duerme y Benzema sueña, con hacer el mejor mundial de todos ¿Y por qué no? Traerse la Copa del Mundo.
Yasser Tirado
Escritor que pretende hacer del fútbol una literatura de mesilla de noche, un enfoque distinto entre la densa niebla. Podéis ver mis proyectos en www.memoriasdeunbar.com
Si una herida está grabada a fuego en el corazón del hincha argentino es la de aquella fatídica noche en el Olímpico de Roma de 1990. El destino, el azar, la casualidad —o incluso una mano negra para los más atrevidos— hicieron que Alemania Federal se cobrara una venganza, la más cruel y fatídica para cualquier amante del fútbol… de penalti injusto.
Cuatro años atrás, la selección germana había sucumbido en el mundial de México 86 por 3-2 en la final, el año que Diego Armando Maradona escribió la gloria más sublime para el continente latinoamericano. El camino para esta confrontación no fue sencillo para ninguno de los dos contendientes, Alemania eliminaba en semifinales a Inglaterra, mientras que Argentina lo hacía con el anfitrión Italia. Ambos encuentros se consiguieron tras una prórroga y lanzamientos de penaltis.
El 8 de Julio de 1990 en el Stadio Olímpico di Roma se daban cita en la final Alemania y Argentina, el fútbol daba una nueva oportunidad a los alemanes de sacudirse el polvo de la derrota en el 86, para Argentina la ocasión de volver a alcanzar el paraíso, la gloria eterna reservada para los mejores, aquella que recordarían niños para contárselo a sus nietos.
Una leve brisa rozaba las estrechas calzonas de aquellos héroes en la más perfecta representación heroica de un país, con el corazón desgarrándose desde las entrañas imaginando a toda una nación postrada al televisor, aparcando sus miedos y desgracias, dispuestas a subirse a una montaña rusa de adrenalina en busca del éxtasis infinito, Roma como mirada fija de todo un planeta, Roma como mirada y obsesión de dos países.
En el minuto 85 algo cambiaría todo, Rudi Völler se adentraba vivaz y atrevido en el área Argentina, con la mirada clavada en el esférico, cuando de repente una pierna albiceleste va al cruce, fuerte y segura hacia el balón como si no hubiera mañana, Roberto Sensini ignoraba que pasaría a formar parte de la historia negra de la injusticia del fútbol. El Mejicano Edgardo Codesal no lo duda ni un instante y señala el punto de penalti. En aquel instante Latinoamérica da un vuelco, los relojes alemanes se paralizan, Roma deja de respirar por escasos segundos… el Mundial se podía decidir en ese instante y todos eran conscientes de ello.
Los argentinos cerraban sus puños mientras la cólera y la indignación se apoderaban de ellos, rodeaban al colegiado que con mirada desafiante no escuchaba palabras, había tomado una decisión y nadie iba a convencerlo, movían el balón del punto de penalti, gritaban a la vez que sus ojos parecían salirse de sus órbitas y es que hasta 7 largos minutos pasaron desde que se señaló la pena máxima hasta que se pudo lanzar.
Andreas Brehme como juez y verdugo, a once metros Goycochea con el ahínco esperanzador de atajar una copa que se le deslizaba como arena entre los dedos en aquel mismo instante. El ’3′ alemán permaneció con mirada fría, impasible para ejecutar un lanzamiento tan minuciosamente mecánico como cualquier motor de Volkswagen, la pelota se cruzó por el palo diestro de Argentina ante una estirada inútil.
Un punzón terrible y trágico para el corazón de la pampa, la forma más injusta y cruel de perder una final, algunos hablan de conspiraciones, otros de injusticia…y a otros simplemente se les hiela el corazón, al volver a ver con la frialdad con la que Andreas Brehme cobró la venganza —sabiendo y reconociendo como años después dijo que la entrada de Sensini fue correcta—; con la mirada de un hombre que cumple con su rutina sin pedir explicaciones… como si cenar habiendo ganado una Copa Del Mundo hubiera sido lo más corriente.
https://www.youtube.com/watch?v=TbCnW2j2rpM
Yasser Tirado
Escritor que pretende hacer del fútbol una literatura de mesilla de noche, un enfoque distinto entre la densa niebla. Podéis ver mis proyectos en www.memoriasdeunbar.com