9 de julio de 2006. Berlín. Estadio Olímpico. Minuto 108 de la final de la Copa del Mundo donde Francia e Italia empatan a 1 en un partido muy igualado. Claude Makelele va a sacar una falta en campo propio y, de repente, todo se para. Todo el estadio se gira hacia el área opuesta donde Marco Materazzzi está tumbado en el suelo. Tras la confusión inicial llega el estupor al comprobar que Zinedine Zidane, el mejor jugador de la época y uno de los mejores de la Historia ha caído en la trampa que le ha tendido el bravo defensa transalpino. El partido estaba destinado a coronar al genio marsellés que se retiraba ese día y éste no defraudó anotando el 1-0 para la selección francesa con el lanzamiento de penalti a lo Panenka que, tras rebotar en el larguero, se coló en la portería de Gigi Buffon. Posteriormente empataría el propio Materazzi y, hasta la explosión de furia del 10 francés, fue un partido de poder a poder.
Esa expulsión marcó en gran medida el resultado, no tanto por el desarrollo del juego donde sólo quedaban 12 minutos de prórroga como en la tanda de penaltis. Italia no falló ninguno de sus 5 lanzamientos y Francia sólo 1 (por parte de Trezeguet), el destinado a Zidane. La azzurra se alzaba con su cuarto título mundial en el que fue el torneo de Cannavaro, elegido mejor jugador y posterior balón de oro con una Italia que elevó a la categoría de mitos a jugadores como Buffon, Totti, Del Piero, Pirlo o Fabio Grosso. Especialmente destacable fue el papel del lateral izquierdo, desconocido para muchos antes de la cita alemana, pero que se convirtió en héroe nacional al anotar el gol que adelantaba a Italia ante el anfitrión en la inolvidable prórroga de la semifinal en Dortmund y posteriormente transformar, con mucha serenidad, el quinto penalti que les daba gloria. Para el recuerdo quedan sus gritos de celebración en dichos goles emulando a Tardelli en el Bernabéu en la final de 82.
La acción fue inmortalizada por Adel Abdessemed, artista francés nacido en Argelia, en una estatua de bronce de más de 5 metros de altura conocida como Coup de tete (cabezazo) y que ha conllevado mucha polémica en todos los sitios donde ha estado expuesta (París, Pietrasanta y Doha) por considerar que incita a la violencia y no representa el espíritu deportivo. La obra en la actualidad pertenece al Organismo de Museos de Catar y ha tenido que ser retirada del paseo marítimo de Doha por las protestas de los ciudadanos.
Zidane, leyenda de los Mundiales al ser de los pocos jugadores en marcar en dos finales de la Copa del Mundo, se despidió de un Mundial que debía encumbrarle como un mito y que acabó en la más amarga de las despedidas pero ya se sabe, el fútbol es Injusto… a veces.