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Samuel Eto’o es esa clase de futbolista que no deja indiferente a nadie. Su carácter peleón fuera del campo es una parte inconfundible de su estilo también dentro del verde. Es un delantero que se ha caracterizado siempre por sus buenas cifras goleadoras, apoyado indudablemente en su estilo: veloz en movimientos y ejecución, inagotable físicamente y sacrificado en el trabajo de equipo. Demasiado individualista a veces a la hora de ver puerta, Samuel salva este inconveniente con actuaciones notables desde la posición del nueve. A su eficacia goleadora hay que añadir el trabajo inconmensurable que ejerce en la delantera, donde su gran capacidad física y sus movimientos sin balón le hacen disponer siempre de oportunidades extra que practicamente él sólo encuentra, o habilitando a otros compañeros gracias a sus movimientos. Quizás no es ya aquél futbolista eléctrico e ingobernable en sus dominios que fue en Mallorca, Barça o Inter, pero sigue mostrando su fiereza y haciendo alarde de un físico excepcional.
Esta temporada ha sido la de la vuelta del león indomable a la primera plana internacional, ya que tras su retiro (voluntario) en Rusia, ha vuelto a recalar en un grande: el Chelsea de Mourinho. Con 33 años y un bagaje de mucho peso ya en el fútbol de más alto nivel, está siendo pieza importante en su equipo, dónde se reparte minutos con Torres.. En total ha disputado esta temporada 37 partidos entre Premier, Champions, Carling y Fa Cup, marcando 12 goles pero aportando cosas bastante valiosas para su entrenador. Segundos en el campeonato doméstico y en semifinales de la Champions, su temporada no está siendo nada desdeñable.
Para Samu será su cuarto Mundial. Desde su primero en Francia ’98 -fue el jugador más joven de ese torneo- sólo ha faltado a la cita en Alemania ’06 (Camerún fue castigada por la FIFA con 6 puntos en la fase de clasificación por usar un mono enterizo). No ha logrado, sin embargo, pasar la fase de grupos en ninguna de las tres ocasiones, siendo en el último Mundial su mayor fracaso, volviendo a casa sin ningún punto. Por eso este se antoja como su última oportunidad para colarse en octavos. Gran parte de las aspiraciones de este equipo pasan por el momento de forma con que llegue Eto’o al que posiblemente sea su última Copa del Mundo (sin esa sanción sería el tercer jugador de la historia en disputar cinco Mundiales), debiendo aportar al equipo tanto su facilidad para abrir la lata en partidos cruciales, como su gen ganador innato, que ha sido durante años su sello personal y que permanece indeleble al tiempo. Es Samuel un africano clásico en el fútbol europeo y clásico también en los mundiales. Del contagio que produce su fútbol luchador depende Camerún para igualar sus mejores registros de siempre. Sin duda el León será una de las estrellas de este Mundial.
Javier Ortega
Feliz con un balón entre los pies y una canción en la cabeza... Here, there, and everywhere.
Si pensamos en la selección Inglesa seguramente lo primero que nos viene a la mente es ese delantero medio pelirrojo con cara de niño travieso. Pero no es un delantero cualquiera. Es un delantero total. Técnica, velocidad, potencia, habilidad, visión de juego, gol: lo tiene todo. Sí, obviamente, hablamos de Wayne Rooney.
Donde más a gusto se siente el bueno de Rooney es jugando de segundo punta, con libertad absoluta de movimientos para crear e inventar magia a través de sus botas. Pero aún así, su gran polivalencia y sus infinitas cualidades le permiten caer a banda, jugar en punta o incluso de mediocentro organizador.
‘Wazza’, que es ya el quinto máximo goleador de la historia de los Pross con 38 goles, será el encargado de liderar el ataque de una selección que lleva demasiados años sin ganar nada. De la vieja guardia inglesa de inicios del siglo XXI (Terry, Lampard, Gerrard, Ashley Cole, Beckham, Ferdinand, Owen, Neville, Scholes…) a penas quedan un par en activo en la selección y parece ser que una de las mejores generaciones de los Three Lions se va a quedar sin ganar nada y además, sin dejar un buen papel en ninguna competición. El cambio de ciclo ya empezó a hacerse en la Eurocopa de 2012 y ahora seguirá en el próximo Mundial. Pero un cambio de ciclo que liderará Rooney, el cual no tardará en hacerse con el brazalete de capitán, ya que es posible que este sea el último torneo de selecciones de Lampard y Gerrard. Wayne es un líder, un jugador estrella, un crack mundial. Y lleve el brazalete o no, liderará a Inglaterra en Brasil para tratar de hacer un buen papel de una vez por todas. Roy Hodgson confía ciegamente en él, al igual que toda Inglaterra.
Después de un año complicado en el United, con la transición después de la era Ferguson donde Moyes no ha sabido enderezar al equipo, Rooney llega al Mundial tras haber marcado 19 goles (17 en liga y 2 en Champions) y dar 14 asistencias (9 en liga y 5 en Champions). Unos números muy buenos teniendo en cuenta que ha estado lesionado varias veces esta campaña y que el equipo no ha jugado nada bien. Pero Rooney sigue siendo el mejor, sea un año bueno o no, el diablo rojo siempre está ahí. Sabe que es el Mundial de su carrera, que en el próximo ya tendrá casi 33 años y a saber cómo estará de forma. Es cierto que aún se piensa en Rooney como líder del futuro de esta selección, que aún le queda cuerda, pero este Mundial le llega en el punto clave de la carrera de un futbolista. Será su tercera participación en una Copa del Mundo tras 2006 (cayeron en cuartos) y 2010 (fuera en octavos). ¿A la tercera va la vencida? ¿Será este el año de Wayne y, por extensión, de los Three Lions?
Nacho Fariñas Ribes
1993. Estudiante de Periodismo en @FCBlanquerna. Columnista en @Futbolesinjusto y redactor en @ISMagazine_. También Premier en @EPL_es y @Tercerequipo. Radio cada sábado al mediodía con @minaminuto.
Shinji Kagawa (Kobe, 17 de Marzo de 1989) es la estrella del fútbol japonés llamada a guiar a la selección nipona en el Mundial de Brasil 2014, una pieza fundamental en el esquema de Alberto Zaccheroni.
Llama la atención por su agilidad en el juego con su baja estatura, 1,72 metros. El principal puesto que ocupa en el campo es la de medio centro ofensivo, aunque a veces, ésta es compaginada con cualquiera de los dos extremos porque tiene habilidad para golpear al balón con cualquiera de las dos piernas.
Kagawa inició su carrera jugando 5 temporadas (de 2006 a 2010) en el Cerezo Osaka japonés. Hay que destacar que su contrato con este club lo formalizó con tan solo 17 años. Tras su buen hacer tuvo la suerte de ser fichado por uno de los grandes clubes de Europa, el Borussia Dortmund. Allí disputó las temporadas 2010/2011 y 2011/2012 cosechando entre Liga, Copa y Champions League 29 goles y 15 asistencias, en 71 partidos jugados. Con este club logró dos campeonatos de Bundesliga en sendas campañas, y una Copa de Alemania en su última temporada. Su gran rendimiento fue la causa de que a Sir Alex Ferguson le llamara la atención este japonés. No tardó en hacerse efectivo el fichaje por el Manchester United. Quién le diría años anteriores a este joven que tendría su casa futbolística en el teatro de los sueños. Allí, donde continua, firmó un contrato por 4 temporadas hasta 2016. En su última temporada en Dortmund tuvo una importante lesión de tobillo, al igual que cerca de Navidad, donde la rodilla le dio problemas ya en tierras inglesas. En la temporada actual, nefasta para su club, acumula un total de 36 partidos (Premier League, Champions League, Community Shield, League Cup, FA cup y amistosos), logrando tres goles y 3 asistencias en 2480 minutos de juego. La temporada pasada logró el título liguero con los red devils.
Como internacional por su país debutó con la selección absoluta en 2008 en una copa local, venciendo a Costa de Marfil por 1-0. En cuanto a su experiencia en Mundiales, no fue convocado para el Mundial de Sudáfrica incomprensiblemente. Eso sí, como sub 20 formó parte del combinado nacional de la misma categoría en el Campeonato del Mundo sub 20 de Canadá en 2007. Por tanto, este será su primer Mundial en la que está predicha como la selección que dará más de un susto, sabiendo, por supuesto, hasta dónde puede llegar.
Carlos Romero
Graduado en Estadística. Estudiante UEFA - A Level, Nivel II de Entrenador de fútbol. Jugador y entrenador en el @aducarrascal. "Si una persona avanza con seguridad en la dirección de sus sueños para vivir la vida que ha imaginado, se encontrará con un éxito inesperado en horas comunes" - Henry David Thoreau
Deben ser alrededor de las 22:50 en Johannesburgo. Las luces del electrónico del Soccer City señalan que el partido está a punto de morir y, tras 120 minutos de esfuerzo, sudor y sufrimiento, las selecciones de Ghana y Uruguay empatan a un tanto después de los goles conseguidos por Sulley Muntari y Diego Forlán.
Con el tiempo de la segunda parte de la prórroga ya cumplido, Paintsil lanza una falta al corazón del área desde el perfil derecho de la meta celeste. El barullo es monumental y luego de varios rebotes, el balón llega a la cabeza de Mensah. Su remate con la testa vuela lenta y plácidamente hacia la portería pero, justo cuando la pelota está a punto de rebasar la línea de cal que separa la gloria del fracaso, se encuentra con un obstáculo inesperado. Un Luis Suárez acostumbrado a doblar las manos de los arqueros rivales, utiliza esta vez las suyas para desviar a la desesperada el esférico. El “9″ charrúa es expulsado pero eso poco importa. Es penalti.
El momento no puede ser más drámatico. En el último aliento del partido, las Estrellas Negras (apodo que reciben los ghaneses con motivo de la estrella que luce en su bandera, símbolo de la libertad africana) están a un paso de entrar en la historia, de convertirse en la primera selección del continente en clasificarse para las semifinales de una Copa del Mundo. Detrás del balón, a punto de patear, Asamoah Gyan. El chico de Accra que en su infancia jugaba por las calles de la capital golpeando piedras que hacían de balones, tiene sobre sus espaldas la responsabilidad de transportar la felicidad no solo a los ciudadanos de su ciudad natal, o sobre los más de 24 millones de habitantes que pueblan su nación. Tiene la responsabilidad de llevar la alegría a toda África.
Consciente de ello, Gyan golpea el balón liberando toda la pasión, la fuerza y la rabia contenidas por todo el continente negro. El balón se dirige a toda velocidad hacia la gloria, pero en el último momento se topa con la muralla del travesaño, que lo repele haciendo que se pierda en el cielo, y con él todos los sueños, esperanzas e ilusiones de millones de personas.
Anímicamente destrozada, la selección de Ghana es incapaz de sobreponerse al duro varapalo y en la tanda de penaltis es claramente superada por el conjunto uruguayo, que para infringir más dolor todavía a la derrota, vence con un último lanzamiento realizado por un “loco” a lo Panenka.
Ghana pierde, África llora.
https://www.youtube.com/watch?v=6XATLXUp_qs
Pablo Ortega
1987. Apasionado del fútbol. Redactor en El Fútbol Es Injusto.
9 de julio de 2006. Berlín. Estadio Olímpico. Minuto 108 de la final de la Copa del Mundo donde Francia e Italia empatan a 1 en un partido muy igualado. Claude Makelele va a sacar una falta en campo propio y, de repente, todo se para. Todo el estadio se gira hacia el área opuesta donde Marco Materazzzi está tumbado en el suelo. Tras la confusión inicial llega el estupor al comprobar que Zinedine Zidane, el mejor jugador de la época y uno de los mejores de la Historia ha caído en la trampa que le ha tendido el bravo defensa transalpino. El partido estaba destinado a coronar al genio marsellés que se retiraba ese día y éste no defraudó anotando el 1-0 para la selección francesa con el lanzamiento de penalti a lo Panenka que, tras rebotar en el larguero, se coló en la portería de Gigi Buffon. Posteriormente empataría el propio Materazzi y, hasta la explosión de furia del 10 francés, fue un partido de poder a poder.
Esa expulsión marcó en gran medida el resultado, no tanto por el desarrollo del juego donde sólo quedaban 12 minutos de prórroga como en la tanda de penaltis. Italia no falló ninguno de sus 5 lanzamientos y Francia sólo 1 (por parte de Trezeguet), el destinado a Zidane. La azzurra se alzaba con su cuarto título mundial en el que fue el torneo de Cannavaro, elegido mejor jugador y posterior balón de oro con una Italia que elevó a la categoría de mitos a jugadores como Buffon, Totti, Del Piero, Pirlo o Fabio Grosso. Especialmente destacable fue el papel del lateral izquierdo, desconocido para muchos antes de la cita alemana, pero que se convirtió en héroe nacional al anotar el gol que adelantaba a Italia ante el anfitrión en la inolvidable prórroga de la semifinal en Dortmund y posteriormente transformar, con mucha serenidad, el quinto penalti que les daba gloria. Para el recuerdo quedan sus gritos de celebración en dichos goles emulando a Tardelli en el Bernabéu en la final de 82.
La acción fue inmortalizada por Adel Abdessemed, artista francés nacido en Argelia, en una estatua de bronce de más de 5 metros de altura conocida como Coup de tete (cabezazo) y que ha conllevado mucha polémica en todos los sitios donde ha estado expuesta (París, Pietrasanta y Doha) por considerar que incita a la violencia y no representa el espíritu deportivo. La obra en la actualidad pertenece al Organismo de Museos de Catar y ha tenido que ser retirada del paseo marítimo de Doha por las protestas de los ciudadanos.
Zidane, leyenda de los Mundiales al ser de los pocos jugadores en marcar en dos finales de la Copa del Mundo, se despidió de un Mundial que debía encumbrarle como un mito y que acabó en la más amarga de las despedidas pero ya se sabe, el fútbol es Injusto… a veces.
https://www.youtube.com/watch?v=r_KKTLXgTIc
Juanvi Safont
Apasionado del fútbol. Socio del Villarreal C.F. Seguidor del Real Madrid y del Liverpool. Humilde colaborador de El Fútbol es Injusto.