La generación francesa del 87, un mal ejemplo a seguir
Tras 11 de años sin conseguirlo, la selección francesa U17 volvió a alzarse con un título continental al derrotar a Alemania por 4-1 en la final del Europeo de la categoría. Los pupilos de Jean-Claude Giuntini se han colocado a la altura de la llamada “Génération 1987″: un grupo de jóvenes jugadores que salieron victoriosos en el Campeonato de Europa de 2004 tras vencer a la España de ‘Cesc’ Fàbregas y Gerard Piqué. Una generación prometedora que se ha ido apagando a medida que ha pasado el tiempo. ¿Qué ha sido de la “Génération 1987″?
Varias estrellas de la actualidad conformaron la plantilla de aquella poderosa selección. En primer lugar, y de mayor a menor importancia, aparece Karim Benzema, quien fue suplente del combinado galo en aquel campeonato; el delantero del Real Madrid podría catalogarse como el gran triunfador de esa generación en la actualidad. Por su parte, otro gran delantero como Jérémy Ménez ha tenido que abandonar el fútbol francés para que su rendimiento se viese recompensado, no así en la selección francesa, pero sí en el Milan, donde ha logrado convertirse en el quinto máximo goleador de la Serie A en esta temporada con 16 goles.
Hablar de Samir Nasri siempre es sinónimo de controversia. En aquel campeonato fue protagonista al conseguir el gol de la victoria en la final; a día de hoy, no cuenta para Didier Deschamps en la selección francesa, y en el Manchester City parece que intenta demostrar su valía partido tras partido, pero sin fortuna. Mismo ejemplo es el de Hatem Ben Arfa: aunque actualmente sin equipo por problemas burocráticos, el canterano del Lyon fue el máximo goleador de su selección en el torneo de 2004 con tres goles, y espera unirse la próxima temporada al Niza. Finalmente, bajo palos se encontraba el cuarto portero de la selección francesa, Benoît Costil, quien ahora es el guardameta titular del Rennes. Como suplente, el portero del Nantes, Rémy Riou.
A partir de aquí, los jugadores empiezan a decrecer en cuanto a calidad, como la eterna promesa Kevin Constant, quien ahora milita en el Trabzonspor tras su paso por el Milan; o Franck Songo’o, hijo del mítico guardameta camerunés Jacques Songo’o, que pasó con más pena que gloria por La Masia y por el fútbol español, para acabar actualmente sin equipo tras abandonar el Giannina heleno.
El mediocentro defensivo Thomas Mangani ha sido partícipe del ascenso del Angers 21 años después a Ligue1. El defensor togolés canterano del Auxerre, Serge Akakpo, se encuentra en el FC Hoverla ucraniano y Steven Thicot milita en el Belenenses. El compañero de Thicot en la cantera del Nantes, Karim El Mourabet, milita en el OC Safi de la liga marroquí tras abandonar el fútbol galo.
Hay que lamentar que muchos de los jugadores que lograron este entorchado se encuentran sin equipo. El mediocentro Pierre Ducasse consiguió varios títulos con el Girondins de Burdeos y en este instante, tras abandonar el Lens la temporada pasada, está sin equipo. El mismo caso de Maxime Josse, canterano del Sochaux, que permanece en paro tras su paso por el AEL Kallonis griego.
Tras su debut con el Olympique de Marsella en 2005, Ahmed Yahiaoui, titular en la final ante España, milita en el Martigues de CFA (4ª División francesa). Más grave ha sido el periplo de Jean-Christophe Cesto, quien fue víctima del diagnóstico erróneo de una malformación cardíaca, lo cual le mantuvo en el dique seco en 2005; actualmente juega en el Cholet de CFA2 (5ª División francesa). En CFA2 también milita Irélé Apo, jugador del Chauray.
Por desgracia, el fútbol ya ha terminado para algunos: destacar la temprana retirada de Stéphane Marseille, quien tras su paso por el Stade Reims acabó su carrera futbolística en 2011 en el Lambersart de Sexta División francesa.
Después de este meritorio triunfo de una nueva generación, la del 98, queda saber si seguirán la estela de aquellas “viejas glorias”. Tras este hito, grandes clubes europeos como el Barcelona han llamado a la puerta de varios de estos chavales. Sin lugar a dudas, Odsonne Edouard ha sido el gran protagonista del torneo con ocho tantos: el jugador del PSG ha batido todos los récords de anotación en la historia del torneo y se encuentra en el punto de mira de La Masia. Lo mismo ocurre con Jeff Reine Adelaïde (Lens), Timothé Cognat (Lyon) y Nanitamo Ikone (PSG), que son objeto de la persecución blaugrana. También destacar el gran trabajo de la joven estrella del Olympique de Marsella, Bilal Boutobba, quien ya ha debutado con Marcelo Bielsa en Ligue1.
Por su parte, el apellido Zidane también vuelve a ser protagonista, esta vez en la portería. Luca Zidane se erigió como el gran salvador de su equipo en la semifinal ante Bélgica: tres penaltis detenidos y se permitió el lujo de lanzar un penalti a lo “Panenka” que tocó el larguero sin fortuna, al intentar emular a su padre. “En el cuarto penalti veo a Luca tirar. No sabía que había hecho una panenka. Rápidamente le hablé y le dije que una vez que se falla una panenka, no debes intentarlo porque no es para ti”, comentó el gran Zinedine Zidane tras el fallo de su hijo.
El fracaso de la generación del 87 tiene una explicación para Philippe Bergeroo, seleccionador de aquel combinado: “El problema es que después del título, sus respectivos clubes les hicieron firmar un contrato profesional para que no se marcharan, y quizás no eran lo bastante maduros para ganar tanto dinero”. No obstante, han salido grandes jugadores de aquella generación, como Blaise Matuidi, Loïc Rémy o Dimitri Payet quienes, ahora sí, cuentan en los planes de Didier Deschamps.
En la última convocatoria de la selección francesa, ningún jugador de aquella gloriosa generación ha sido llamado para enfundarse la camiseta de “Les Bleus” en los amistosos contra Bélgica y Albania. Sin embargo, Karim Benzema es el único que guarda un sitio fijo en la plantilla, ya que no ha sido convocado por lesión. Aún así, el éxito inicial no desemboca por naturaleza en el éxito final; muchas piedras hay que cruzar por el camino y muchos se quedan estancados en él. ¿Le ocurrirá lo mismo a la generación 1998?
Jaime Bonnail