Claudio Bravo: seguridad en el arco del campeón de Liga
Estadio Vicente Calderón, jornada 37 de la Liga. Juegan Atlético de Madrid vs. FC Barcelona. Minuto 8 del primer tiempo, el equipo ‘colchonero’ apela temprano a una de sus armas más letales: el centro. El balón desde la izquierda es cabeceada por el uruguayo José Giménez al ángulo superior izquierdo del arco blaugrana. Es pelota de gol; el Atlético se va a poner en ventaja contra el Barcelona y le va a complicar desde el inicio el partido al equipo catalán. Pero, de repente, aparece la salvadora mano izquierda del arquero chileno Claudio Bravo quien, con un salto imposible, despeja el balón y evita que el partido en el que su equipo puede coronarse campeón de Liga, comience de la forma menos deseada. Es una atajada que vale un partido; una atajada de aquellas que valen campeonatos.
La Liga que acaba de obtener el equipo dirigido por Luis Enrique es la séptima que consiguen los ‘culés’ en las últimas once temporadas, y tiene como estrellas principales a los componentes de su temible tridente ofensivo: Luis Suárez, Neymar y Lionel Messi, con el argentino en un nivel nuevamente por encima del de cualquier jugador del planeta. También certifica una temporada de reivindicación de jugadores como Piqué y Busquets, y de probable despedida del mítico ‘Xavi’ Hernández. Pero también será la Liga en la que Claudio Bravo obtendrá el Trofeo Zamora como arquero menos batido de la Liga. Y la contribución del chileno en este título va, sin dudas, más allá de meros números.
Cuando Victor Valdés se lesionó en la temporada 2013-2014, la directiva del Barcelona aún se encontraba en la búsqueda de su reemplazo, ante su inminente salida en el verano de 2014. Vista la emergencia, el equipo dirigido por el ‘Tata’ Martino encomendó su arco al eterno suplente de Valdés, José Manuel Pinto. Con el gaditano bajo los tres palos, el Barcelona afrontó Copa, Liga y Champions, perdiendo la final de la primera, la Liga en el último partido ante el Atlético de Madrid, y siendo eliminados en cuartos de final en la competición europea también ante el equipo ‘colchonero’, que a la postre estuvo a segundos de obtenerla. Si bien la debacle del equipo ‘culé’ tuvo muchos responsables y no puede adjudicársele a un jugador en particular o a la falta del arquero titular, lo cierto es que a la hora del balance final, el tema del arco surgió como uno de los puntos de necesaria mejora en la libreta del entonces director deportivo Andoni Zubizarreta.
Por ello se contrato al alemán Marc-André ter Stegen, proveniente del Borussia Mönchengladbach, que a sus 23 años es sin duda uno de los arqueros con mayor proyección del momento; y con el cambio de técnico y el arribo de Luis Enrique, ambos directores, el técnico y el deportivo, vieron con buenos ojos la llegada de un arquero con probada experiencia en la Liga y a nivel internacional con su selección nacional: el chileno Claudio Bravo, proveniente de la Real Sociedad. La contratación de Bravo se concretó en pleno desarrollo del Mundial de Brasil 2014, donde el chileno llegó con su selección a segunda ronda, siendo allí eliminado por penales por el anfitrión. Al inicio de la pretemporada con su nuevo club se suponía que, habiendo sido Ter Stegen la contratación hecha con mayor ruido y expectativa mediática, el alemán llevaría la delantera para ser titular, con el chileno como una alternativa de calidad y experiencia. Sin embargo, el alemán se lesionó en plena preparación de la temporada y Bravo recibió la confianza de Luis Enrique iniciando la Liga como titular del equipo, una responsabilidad que asumió para no dejarla más.
El resto es historia: tras un inicio de ocho partidos con la valla invicta y una racha final en la que ya acumula otros seis partidos sin recibir gol alguno, el chileno apenas ha sido batido en 19 ocasiones, y ha mantenido su valla invicta en 23 de 37 partidos disputados, lo que ya le asegura el Trofeo Zamora. En el camino, Bravo fue generando sensación de seguridad en el arco blaugrana, haciendo que paulatinamente se dejara de extrañar a Valdés. En el tramo final, en donde cada punto era vital con el Real Madrid pisando los talones, tuvo actuaciones decisivas que fueron vitales en el arrollador caminar del Barcelona de las últimas fechas.
Numerosas —y espectaculares— han sido las salvadas de Bravo en esta temporada, pero más relevante aún fue en el tramo final. Ya en el clásico de la segunda rueda, atajó un peligroso remate de Cristiano poco antes de terminar el primer tiempo, cuando el Real Madrid arreciaba en su intento de anotar un segundo gol, y en la segunda mitad fue Benzema quien no pudo batir al chileno, providencial inclusive ante un rebote tras disparo del francés. Posteriormente, en la disputada revancha contra el Celta de Berizzo, fue vital una atajada suya ante remate de Larrivey apenas iniciado el partido. Imposible olvidar el penal que le detiene a Parejo a los diez minutos del partido contra el Valencia, cuando el equipo ‘che’ se había desbordado presionando al Barcelona en busca del empate; en ese mismo partido, otra gran atajada ante Rodrigo a quince minutos del final, cuando el empate hubiera implicado perder la ventaja de puntos ante un Madrid que en esa fecha derrotaba al Málaga. Y ya al inicio recordábamos como impidió el grito de gol ‘colchonero’ apenas comenzado el partido en el que el Barcelona se coronó finalmente campeón con otro golazo de Messi.
Sobrio, sin aspavientos, con la personalidad suficiente para sobreponerse a situaciones a las que todo arquero está expuesto, como aquel gol de Éver Banega en el 2-2 contra el Sevilla, en el que dio la sensación que pudo haber hecho más para impedir el gol. No fue la de Sevilla su mejor tarde, pero a la fecha siguiente detuvo todo intento de un Valencia impetuoso que se vio en desventaja temprano y fue con todo por el empate. A sus 32 años parece estar en el mejor momento de su carrera, con la madurez suficiente para haber aprobado con excelencia su primer año en un Barcelona donde ha dejado atrás la sombra de Valdés, y ha sabido mantener el puesto ante la competencia de un Ter Stegen que en la Champions League ha mostrado las virtudes que hacen de él un arquero de gran presente y enorme futuro.
Claudio Bravo llegó en silencio y sin mucho ruido. Los reflectores de este Barcelona de Luis Enrique, que ya obtuvo un título y aspira a todo, están con justa razón en su tridente ofensivo que amenaza con marcar una época, así que probablemente Bravo no será portada de los diarios deportivos, pero poco le importa: en la Liga, el Barcelona comenzó ganando sus partidos desde los tres palos, con el chileno dando seguridad desde el principio, y agigantándose, decisivo, en la fase final del campeonato.
Pedro Ramírez