Massimiliano Allegri, el guardaespaldas de la ‘Vecchia Signora’

Nunca fue una estrella; en su etapa como futbolista profesional, Massimiliano Allegri (Livorno, 1967) no llegó a destacar en un gran club, ni levantó trofeos. En 2010 todo cambió: el AC Milan llamó a su puerta y contrató sus servicios como entrenador, dando a Allegri la primera oportunidad en “el fútbol de élite”. Esa misma temporada 2010-11 levantó la Serie A con el conjunto rossonero (con seis puntos de diferencia respecto al segundo clasificado) resultando además ganador del premio al Entrenador del Año de la liga italiana y siendo subcampeones en la siguiente campaña.

No obstante, el Milan comenzó a deshacerse de los jugadores con mayores salarios (Thiago Silva, Alexandre ‘Pato’, Zlatan Ibrahimović, Andrea Pirlo…), y tras la debacle milanesa —donde ni acabó su última temporada completa— llegó a la Juventus de Turín; una ‘Juve’ que acababa de dejar Antonio Conte renunciando por un puesto como seleccionador italiano. El conjunto turinés venía de dominar el campeonato doméstico abrumadoramente (hilando tres Scudettos consecutivos) pero era apaleado en torneos continentales, exceptuando aquellos cuartos de final donde terminaron cayendo frente al Bayern de Munich, que más tarde se alzaría campeón del torneo. En cuanto la ‘Vecchia Signora’ dejaba atrás su comfort zone y salía más allá del felpudo de casa, unos asaltantes la dejaban en cueros y derrotada.

La llegada de Allegri ha supuesto un fenómeno comparable al del paternalismo protector que inspiraba el personaje de Ryan Gosling en Drive hacia su amada, o el de Kevin Costner en El Guardaespaldas. Los de Turín no sólo son campeones matemáticos de la liga italiana por cuarta vez consecutiva, a falta de varias jornadas (tras ganar 0-1 a la Sampdoria), sino que tienen opciones de ganar la final de Coppa (que disputará el siete de junio frente a la Lazio) y, ante todo, de clasificarse para la soñada final de la Champions, que en esta edición se jugará en Berlín. Para ello, primero deberán eliminar al Real Madrid en semifinales, como ya hicieron en la campaña 2002-03, llegando a una final que terminarían perdiendo precisamente contra el Milan que despediría  a Allegri años después, probablemente de manera errónea.

Pero, ¿cómo es la ‘Juve’ de Allegri? ¿Y cómo puede un equipo con prácticamente la misma plantilla dejar de ser eliminado y superado en Europa League por el Benfica (que resultó último en la fase de grupos de esta Champions 14-15) para convertirse en uno de los cuatro mejores equipos del viejo continente al año siguiente? La respuesta probablemente sea el cambio de entrenador; la llegada de Allegri ha tenido distintas consecuencias. Por un lado, mayor flexibilidad en la intensidad de los entrenamientos y un mayor acercamiento al futbolista. Por otro, la propia pizarra del técnico italiano ha demostrado ser un reflejo de su filosofía como entrenador: la plasticidad por bandera. En contraposición al trabajo físico exhaustivo al que Conte sometía a su plantilla (que generó algunas quejas), Allegri ha demostrado ser igual o más exigente, pero desde otro punto de vista más sutil y pedagógico que meramente físico. En contraste con la innegociable zaga juventina de tres centrales, Allegri ha alternado ambos esquemas según las circunstancias del encuentro. Precisamente, su homólogo rival en estas semifinales ha sido acusado hasta hace poco (la vuelta de cuartos de final contra el Atlético de Madrid) de ser un entrenador demasiado idealista y poco pragmático. Mientras tanto, Allegri ha probado, en su primera temporada en la ‘Juve’, ser todo lo contrario. En un documento donde desarrollaba parte de su tesis sobre el juego (vertebrada principalmente sobre un 4-3-1-2) que redactó durante la temporada 2004/05 en el Real SPAL (el segundo club al que entrenó), Allegri desgrana algunas de sus ideas: El hombre en el medio, el ‘director’, debe tener carisma, buen posicionamiento y mover la bola rápido hacia delante para lanzar los contragolpes.

Sin duda, el mediocentro idóneo al que probablemente le pitaron los oídos hace una década es Andrea Pirlo, a quien dejó marcharse elegantemente de la disciplina milanesa, y con quien se ha reencontrado en el Juventus Stadium, cargando sobre el ’21’ el peso del juego. Sin embargo, las lesiones y el lógico bajo rendimiento físico del centrocampista italiano están siendo muy bien reemplazados por Claudio Marchisio: un todocampista (al que hemos visto jugar principalmente de interior, pero también de llegador o mediapunta y últimamente de mediocentro único) que se adapta a cualquier plan y esquema. Precisamente ha sido Marchisio quien ha ocupado hasta hace poco el rol de interior derecho, una demarcación en la que Allegri demandaba en su tesis “un futbolista con recorrido, juego aéreo y buena capacidad defensiva”. Que Allegri, hace ya una década, destacase la importancia de las contras en su sistema y manera de entender el fútbol, apuntala todavía más el probable planteamiento del técnico, al menos en la ida de semifinales que su equipo disputa en casa. Una Juventus bien replegada atrás y letal al contragolpe, con la fe y los movimientos de Álvaro Morata apoyando las irrupciones ofensivas de Carlos Tévez quien, al contrario que Mandžukić, sí es capaz de hacer daño aunque la zaga ‘merengue’ le aísle a 40 ó 50 metros de la meta defendida por Iker Casillas.

Otro que debió de visitar al otorrino preocupado por su pitido de oídos fue Paul Pogba, puesto que Allegri dejó escrito hace 10 años en la tesis que citamos:El interior izquierdo debe ser un jugador más técnico que los otros dos, que pueda driblar y vencer a un oponente. Que llegue al área y combine pases inteligentes con capacidad anotadora. Desafortunadamente para los aficionados juventinos, Pogba es duda para la ida de semifinales y se espera que su regreso “digno” se dé en la vuelta, que se disputará en el Santiago Bernabéu y donde su arsenal ofensivo e impulsividad serán más beneficiosas que dañinas por el valor doble de los goles. A pesar de que el equipo más exitoso al que Allegri había dirigido hasta esta temporada (aquel Milan 10-11 que levantó el Scudetto) practicase un juego vertical que orbitaba en torno al físico imponente de Ibrahimović, cuando el diario deportivo italiano Gazzetta dello Sport inquirió al de la Toscana si prefiere el músculo al talento, Allegri declaró tajantemente: Eso no es verdad. Siempre juego con cuatro atacantes. Sin duda su Juventus actual es una plantilla que combina ambas vertientes a la perfección. A nivel de intensidad, es un equipo arrollador en Italia: mientras que la magia la ponen jugadores como Tévez (actual máximo goleador del campeonato italiano con 20 dianas) o el propio Pogba, ambos futbolistas tan portentosos en el choque como desequilibrantes con el balón.

Tras la marcha de un Conte al que algunos medios tildan de “maniático de la alta intensidad” (tanto para cuidar el apartado físico de sus jugadores como por sus ruedas de prensa), llegó Allegri, un técnico mucho más comedido.No hay que dejarse llevar demasiado en los grandes momentos ni tampoco venirse abajo en los malos; esa frase pronunciada por Allegri es una de las claves que definen su personalidad fuera de los terrenos de juego: una actitud pacificadora en el vestuario que es respetada por algunos (“el equipo elige a su líder; es un proceso natural”) y repudiada por otros (por ser demasiado pasivo, crítica que recibió durante su estancia en el Milan). Precisamente, a su homólogo en la otra área técnica, Carlo Ancelotti, también le apodaron ‘el Pacificador’ tras su llegada al club de Concha Espina. Por lo tanto, el Juventus-Real Madrid no sólo será una semifinal de Champions, sino un duelo entre los dos italianos tranquilos, librado en el silencio que se extiende entre ambos como un campo de batalla.

Foto de portada: agenciaandina.com.ve
Foto destacada: tuttomercatoweb.com

Sergio G. Arias

Estudiante de Periodismo. Pienso, luego escribo. Colaborador en http://www.cineralia.com/ y Redactor en https://www.elfutbolesinjusto.com/ y http://www.loslunesseriefilos.com/

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