Un año sin Tito Vilanova
El sábado se cumplía un año de la muerte de Tito Vilanova, uno de los grandes artífices del lustro más glorioso de la historia del Fútbol Club Barcelona; primero como segundo entrenador durante cuatro años y como primer técnico un año después. A pesar de su temprana marcha su legado dentro del campo y fuera de él sigue siendo inmenso.
Francesc Vilanova i Bayó (1968) nació en Bellcaire d‘Empordá, un pequeño municipio gerundense cuya población no alcanza los mil habitantes. En 1984, a los 15 años, entra a formar parte de la cantera azulgrana después de que ojeadores del club lo vieran despuntar en las categorías inferiores del Figueres. Fue en la Masía dónde forjó su amistad con Pep Guardiola, Jordi Roura o Aureli Altimira, que a la postre serían parte del staff técnico del Barcelona más triunfador de la historia. Estos cuatro formaron el núcleo duro de la bautizada como Penya “Els golafres” (los glotones), por su fama de comilones. Se cuenta que además de por la comida, Tito mostraba una gran pasión por el aspecto táctico del juego y que a menudo desmenuzaba como un entrenador partidos míticos que conseguía en vídeo.
Tras dos años en el Barça B, —que completaron un total de seis en la residencia blaugrana—, Tito decidió probar suerte fuera del club de su vida, sin haber conseguido debutar con el primer equipo en partido oficial (sí lo hizo en un amistoso). Su destino fue el Figueres, que entonces militaba en Segunda y en el que permaneció dos años, en los que llegó incluso a disputar una promoción de ascenso a primera contra el Cádiz. Vilanova era un centrocampista espigado y muy técnico, que poseía cualidades únicas de los medios pulidos en la Masía. Estas aptitudes, unidas a sus buenas actuaciones en Figueres, lo llevarían a Primera, categoría en la que estaría tres años con más sombras que luces defendiendo la camiseta del Celta. De ahí volvió a Segunda, dónde disputó tres temporadas con tres camisetas diferentes: Badajoz, Mallorca y Lleida. Las cuatro siguientes las jugaría en Segunda B con Elche y Gramanet, viéndose obligado a abandonar la práctica profesional del fútbol por una lesión en la rodilla.
Tras su retiro como jugador comenzó la etapa profesional más exitosa de Tito, que sería en los banquillos. Joaquim Rifé, director técnico del fútbol base, coordinó con Rexach —que había entrenado a Tito cuando era un juvenil—, la confección de las categorías inferiores y tuvieron a bien seleccionar a Vilanova para dirigir el afamado Cadete B, equipo del que formaban parte Cesc, Messi, Piqué o Víctor Vázquez, la afamada cosecha del 87, con los que conquistaría el título nacional arrasando.
La llegada de Laporta en 2003 y su revolución en las categorías inferiores acabaría con esta etapa. Tito se hizo cargo de equipos de menor entidad hasta que en 2007 fue reclamado por su amigo Pep para ser su segundo en el filial del Barcelona, al que conseguirían ascender de Segunda B a Segunda en su primer año. La destitución de Rijkaard al final de esa temporada les brindó la oportunidad de dirigir al primer equipo, al que llevarían a conquistar 14 títulos (tres Ligas, dos Champions, dos Copas, tres Supercopas de España, dos Supercopas de Europa y dos Mundialitos de Clubes) en los que la capacidad analítica de Vilanova y su calidad humana dentro del vestuario fueron absolutamente claves.
Parecía cerrarse la época de Tito en Barcelona cuando el 27 de Abril de 2012 fue convocada una rueda de prensa en la que Pep Guardiola anunciaba su decisión de no renovar. La sensación de que no había entrenador en el mundo capaz de suplirlo con garantías, de seguir interpretando sus ideas, ni de mantener la confianza ciega de los jugadores, era angustiosa. Sin embargo, la desazón que sintieron los culés con la marcha de Guardiola se transformó en ilusión en tan sólo unos minutos, los que transcurrieron entre las pertinentes explicaciones de Guardiola y el anuncio por parte de Rosell de que el sustituto sería Tito Vilanova. El barcelonismo respiró. La solución, sin duda alguna, era la idónea y además estaba en casa. En las palabras que prosiguieron de Pep se encontraba la principal razón de este acierto:
“La decisión del club es acertada. Está plenamente capacitado. Al fin y al cabo, yo daba voz a las decisiones conjuntas que tomábamos.”
Esta elección no sólo era muy positiva de cara al futuro del club, en el que se hacía una apuesta clara por continuar con el modelo, sino que dejaba entrever otra noticia aún mejor: los problemas de salud de Tito (en 2011 ya fue intervenido por vez primera de un tumor en la glándula parótida) habían desaparecido y estaba en plenas facultades para dirigir al equipo. En su nueva andadura le acompañaría como segundo otro golafre de la Masía, Jordi Roura.
La temporada 2012/13 se inició cayendo en la Supercopa ante el Real Madrid, pero el inicio en Liga del equipo fue imparable. Todo marchó bien hasta diciembre, cuando tras un control rutinario se confirmó la recaída de Tito. Roura se hizo cargo del equipo con la ayuda de este en la distancia y a pesar de las dificultades, el Barcelona acabó la primera vuelta invicto. Cuando el míster volvió terminó de encarrilar una Liga que se fue hasta los 100 puntos (récord histórico compartido con Mourinho) y guió al equipo hasta semifinales de la Champions, dónde caería con estrépito ante un Bayern muy superior. Desgraciadamente, sería la última participación de Vilanova en Champions, ya que ese mismo verano se vería obligado a abandonar el cargo para dedicarse por completo a su recuperación. Su pérdida meses después, tras una incesante pelea contra el cáncer, conmocionó al planeta fútbol.
Tito no se fue dejando sólo una herencia futbolística imborrable y un palmarés histórico; también nos dejó una historia de sacrificio y un espíritu de lucha incansable. La historia del amor a unos colores, pero sobre todo una historia de amor por la vida.
Hoy, después de un año sin él, el Barcelona parece remontar el vuelo y vuelve a sentirse tan imponente como en los tiempos en los que Tito ocupaba el banquillo del Camp Nou. Justo cuando asoma una semifinal de Champions que reedita la perdida por Tito. Los jugadores del Barça, que siguen siendo también los jugadores de Tito, tendrán la oportunidad de brindarle la victoria. Las tres claves para ello se las sigue dando Tito: “seny, pit i collons”.
Javi Ortega
2 comentarios en “Un año sin Tito Vilanova”
Gracias de nuevo Javi, por tener esa visión del Fútbol auténtico. Desde Huelva, tierra del Decano del Fútbol Español, saboreando tus líneas cuál gamba blanca.
Sigue así!!