De Zidane a Isco, pasando por Özil
Al principio piensas que no hay nada peor que ver como tu equipo —tras estar cerca— al final decide no fichar al crack que te gustaba y que encima él quería venir. Pero luego te das cuenta de que no, que hay algo aún mucho peor… y es que ése jugador acabe yéndose al eterno rival. A mí, en mi aún corta trayectoria como aficionado al fútbol y seguidor del Fútbol Club Barcelona, me ha tocado vivir esa situación nada más ni nada menos que tres veces. Menudo hat-trick, macho.
Vayamos por partes. De pequeño, cuando empezaba a iniciarme en este mundillo del fútbol gracias a mi padre, uno de los primeros torneos que recuerdo es la Eurocopa del 2000. El Balón de Oro de esa competición fue un espigado francés con coronilla y el diez a la espalda, un tal Zinedine Zidane. Al verano siguiente abandonó la Juve rumbo a Madrid, pero el Barça también lo había tanteado, y más tras sus ya famosas declaraciones: “De niño era aficionado de la Juventus en Italia y del Barcelona en España.” Aún me cuesta ver ese vídeo sin que me entren ganas de llorar. Se podría decir que Zizou era del Barça, y podría haber acabado en el club azulgrana tranquilamente. Pero el talonario del ‘Tito Floren’ pudo más. Mi primer “trauma” de crack culé que no solo no llega a la ciudad condal, sino que además acaba en el Bernabeu (primer “trauma” mío, si le pregunto a mi abuelo seguramente saldría el nombre de Di Stefano, dónde también hubo un buen jaleo).
Con ya lo del gran Zinedine medianamente superado, en el 2010, en otro torneo de selecciones (el Mundial ganado por España), volví a “enamorarme” de otro mediapunta que, casualmente, resultó tener también devoción por el Barça: Mesut Özil. El crack alemán estuvo apuntísimo de fichar por el Barça. De hecho recuerdo que estaba todo hecho, las redes sociales ya lo daban por cerrado. Recuerdo a la perfección aquel día: estaba en la playa de Castelldefels con unos amigos y me llegó un SMS (sí, aún no tenía WhatsApp, por muy imposible que me parezca) de un amigo que sabía mi devoción por Mesut. El mensaje decía algo así como: El Barça ha fitxat a Özil, estaràs content!. Todos lo daban por hecho. Hasta que a Guardiola —que nunca fue precisamente un genio fichando— decidió que no, que no quería al 1Ö, el cual al final acabó en el Madrid por 15 millones de euros. Una auténtica miseria teniendo en cuenta el jugadorazo que es.
Pero a mí no se me olvidan esas declaraciones al diario alemán ‘Bild’ por allá en 2009: “Soy fan del Barcelona desde pequeño. No puedo describir exactamente de qué se trata pero hay algo que me fascina del equipo. Siempre han tenido los mejores futbolistas como hace unos años cuando jugaban juntos Figo y Rivaldo, y ahora con Messi”. Además, recuerdo que en su ¡página web oficial! tenía puesto que sus equipos favoritos eran el FC Barcelona y el Fenerbache, éste por sus orígenes turcos.
Valga decir que cuando se confirmó la marcha de Mesut al Arsenal, me compré su camiseta Gunner casi al instante (comprarme la del Real Madrid quizás hubiese quedado raro). En fin. Cuando parecía que ya no podían cagarla más en Can Barça con el tema de ‘los mediapuntas que nunca llegaron’, apareció un chaval malagueño llamado Francisco Alarcón, más conocido como ‘Isco’. Dio la casualidad (o no, porqué yo por esa época me tragaba muchísimos partidos) que yo el día de su debut con el Valencia estaba viendo ese partido. Y aluciné con ese chaval. Es cierto que tengo una devoción especial por los jugadores técnicos, con esa magia, calidad y elegancia, de los típicos enganches dignos de llevar el diez en la zamarra. E Isco me encandiló. Encima me enteré que era culé, así que podéis imaginar mi ilusión. Con aún Zidane y Özil en la retina, Isco se fue al equipo de su tierra, al Málaga, a pesar de que el Barça lo quería para el B. Aun así yo no perdí la esperanza. “Se va a un equipo de Primera para foguearse, ya llegará a Barcelona cuando esté más hecho como futbolista”, pensaba yo.
Pero no. El Barça, demostrando una vez más el gran ojo que tiene para fichar, lo dejó escapar y el crack malagueño se fue al Real Madrid hace un par de veranos por apenas 25 quilos, los cuales ya hace tiempo que están amortizados. Isco va de recital en recital con el conjunto merengue, y solo tiene 22 añitos. Y esto si que no lo tengo aún superado. Ni mucho menos. Cada vez que lo veo ahí, triunfando de blanco y no azulgrana, se me parte el alma. Un jugador que hasta le puso de nombre a su perro ‘Messi’. Que declaró abiertamente que sus ídolos eran Ronaldinho, Iniesta y Xavi. Que incluso tiene alguna que otra foto posando con la camiseta del FC Barcelona. Hasta en una entrevista para ‘Superdeporte’ afirmó “Soy un poco antimadridista‘. Y ahora ahí está. Duele, duele mucho.
La verdad es que todo esto supera incluso el verano en el que el Barça fichó a Alexis en lugar de mi querido Agüero (Sí, soy muy del Kun, llevo como 5 años pidiendo su fichaje pero ya lo voy dando por imposible).
En fin, sé que es muy difícil que todos los jugadores que nos gustan acaben jugando para el equipo que queremos. Pero jode que tu equipo al final no fiche a ese crack que quería venir, que era culé. Y jode aun más verlo triunfar de blanco. Pero oye, que esto es ‘El Fútbol es Soñar’, señores. Dejadme, nunca mejor dicho, soñar. Imaginar a Zidane desplegando magia con Ronaldinho, a la zurda de Özil combinar con la de Messi, a Isco gambetear con su referente Iniesta. Por un momento, aunque solo sea pura fantasía. Aunque ya nunca se vaya a cumplir. Porqué en mis sueños ellos visten de azulgrana, al igual que en los suyos cuando eran pequeños. Los sueños que desgraciadamente nunca se cumplieron.
Nacho Fariñas Ribes