Manchester United y el “Teatro de las pesadillas”
Se cuenta que muchos diablos rojos se impregnaron de una ilusión insólita en la ciudad de Manchester. Llegaba Van Gaal, con fichajes estelares bajo el brazo, para formar una de las mejores plantillas de la competición británica. Luchar por la Premier y recuperar el prestigio eran los planes que se traían entre manos estos diablos. A pocos días de adentrarnos en el mes de marzo, la ilusión ha sido reemplazada por el aburrimiento que sufren los aficionados del Manchester United.
El equipo inglés sigue buscando las piezas que encajen en el puzle y a pesar de haber adquirido algunos ensamblajes que bien podían servir de comodín para completar el rompecabezas, solo han logrado hasta el momento un juego miserable. Cuesta entender que incorporaciones como las de Marcos Rojo, Luke Shaw, Daley Blind, Ander Herrera, Di María o Falcao no consigan más que practicar un juego rácano y soporífero.
Empezando desde la base, la defensa parece estar acusando más la situación de desconfianza trasladada al campo en forma de un alto número de errores. Son más ocasiones de las previstas en las que ganan puntos inmerecidos gracias al sobresaliente De Gea. Condición que no incita a la subida de los laterales hacia el área rival, una acción que necesitan urgentemente para aliviar el atasco que generan en el juego interior a la hora de atacar.
Tienes un problema enorme cuando tu mejor pivote creador es Carrick. ¿Podemos decir ya que Fellaini es un experimento fallido? Si su función era bajar al piso los pelotazos del guardameta español tiene matrícula de honor. Pero el recurso es demasiado simple e indigno para una club como el Manchester United. He aquí la esencia del problema: sacar la pelota jugada. Blind no deja de ofrecerse a unos centrales que siguen desconfiados y prefieren patear el balón en busca del pecho de Fellaini. ¿Se puede retrasar a Rooney? por supuesto. Hablamos del jugador inglés más capacitado actualmente. Pero ahora debes equilibrar el hecho de que cuesta recordar un tiro entre los tres palos en este 2015 que haya salido de las botas de Rooney. Ante el reciente ostracismo de Mata, solo Ander Herrera muestra más criterio en el juego con balón. Pero se vuelve previsible realizando un repetido tuya-mía con Rooney para abrir a banda. En la banda el balón llega a los pies de Di María. Ojo que debería significar peligro en una competición que suele dejar espacio para correr desde el medio hasta el área. Pues la capacidad de desborde se la ha dejado en Madrid el jugador argentino. Paradójico es que tal plantilla no encuentre soluciones a partir de los tres cuartos de campo con un holandés como entrenador.
No suben los laterales, la pelota no sale nunca limpia desde la defensa hacia los medios y la creación muere al tercer toque que han completado: con jugadores como Van Persie o Falcao sin recibir centros al área tenemos el completo para pedir al árbitro clemencia y desear que acabe pronto un juego que más que sueños levanta otras pasiones en el “Teatro de las pesadillas”.
En el once inicial no entran todos los buenos en caso de jugar en su posición idónea. Y eso, más allá de crear una competencia leal está llevando a una lucha por causas injusta con pésimos resultados. Les falta “Cholismo“, y sobre todo, seguro que los aficionados echan de menos el amor a unos colores, la pasión por un escudo, que nos está arrebatando el fútbol moderno con disimulo. Van Gaal pide tiempo. Pero a estas alturas de competición los engranajes siguen chirriando demasiado. A pesar de todo, ocupa el cuarto puesta en la Premier League, pero el Arsenal acaba de darle alcance, y tanto Liverpool como Tottenham vienen pidiendo paso a una derrota de distancia, en busca de unas posiciones europeas que, de no ocupar alguna el Manchester United al final de temporada, asistiríamos a la hecatombe de Old Trafford.
Toca volver al juego de centros que provoquen muchos remates. Toca volver a los jugones centrocampistas para que impriman velocidad en la circulación de balón. El Manchester United no espera.
Fran Navarro