Robert Kidiaba, algo más que un baile
Cuartos de final de la Copa de África 2015: ‘Dieumerci’ Mbokani marca en el minuto 91 el cuarto tanto de su selección, la de la República Democrática del Congo, que certifica el pase a semifinales. Mientras, en la portería contraria, se vive una secuencia ya conocida: el guardameta Robert Muteba Kidiaba escenifica su peculiar baile para celebrar un hecho que no sucedía desde 1998. Pero aunque el veterano arquero congoleño se ha dado a conocer fundamentalmente por su original coreografía, detrás hay más. Bastante más.
Robert Kidiaba nació cerca de la localidad congoleña de Lubumbashi. Como a tantos otros niños, le gustaba practicar deporte para distraerse; desde la lucha libre hasta el judo, pasando por la gimnasia, Kidiaba vivió con intensidad el deporte durante su juventud. Fue entonces cuando nació su famoso baile, que tan popular se ha hecho en la República Democrática del Congo. El excéntrico arquero, habituado a trabajar sus abdominales, decidió ponerlo en práctica durante sus años mozos, aunque los éxitos de su selección y —muy especialmente— de su club, el TP Mazembe, han servido como lente de aumento de cara al resto del mundo. Hoy en día, cualquiera que siga el fútbol internacional conoce la peculiaridad de Kidiaba, si bien es en su país en donde los niños han adoptado como propio el ritual para festejar los goles y las victorias.
Curiosamente, el cancerbero congoleño no inició su carrera bajo los palos: en sus inicios le gustaba jugar como delantero centro, pero la agilidad y los buenos reflejos que mostraba sobre el tapete terminaron situándolo como guardián de la portería. Tras iniciar su carrera en el AS Saint-Luc, se incorporó a la disciplina del TP Mazembe en 2002, por lo que en estos momentos vive su decimotercera temporada en las filas del equipo de su ciudad natal, Lubumbashi; allí ha tenido la oportunidad de conquistar siete campeonatos de liga y dos títulos continentales. Fue concretamente en los años 2009 y 2010 en los que el TP Mazembe se impuso en la CAF Champions League, ganándose el billete para disputar el Mundialito de Clubes. Por aquel entonces Kidiaba, que contaba 34 años de edad, valoraba seriamente la posibilidad de retirarse como futbolista en activo para dedicarse a entrenar a otros porteros. Sin embargo, la proximidad del Mundialito de Clubes le hizo retrasar la decisión unas semanas.
La experiencia no resultó gratificante en 2009, cuando los congoleños cayeron en Abu Dhabi en los cuartos de final ante el Pohang Steelers coreano. Ni siquiera fueron capaces de asegurar la quinta plaza, al ceder ante el Auckland City por 2-3; Kidiaba, que había realizado paradas de mérito, recibía una tarjeta roja que dejó a su equipo en inferioridad. La aventura dejaba malas sensaciones, que al año siguiente iban a cambiar; las semanas que se tomó Robert Muteba para meditar su retirada se transformaron en meses, y de nuevo se presentó en Abu Dhabi como arquero titular del TP Mazembe. Curiosamente el enfrentamiento de cuartos de final parecía más duro que en 2009, con el Pachuca como rival. Los africanos vencían por 1-0 y Kidiaba enseñaba por primera vez al mundo su pintoresca celebración, que encandiló a los narradores mexicanos.
Llegaban las semifinales, en las que tocaba enfrentarse al Internacional de Porto Alegre, campeón sudamericano; a priori, poco que hacer para los africanos. La primera parte transcurrió como cabía esperar, con dominio y ocasiones para los brasileños, esperado rival del Inter de Milán en la final. Pero el gol no llegaba y los nervios comenzaron a aparecer en los jugadores por entonces dirigidos por Celso Roth, que encajaban el primer tanto a la vuelta de vestuarios. El Internacional se lanzó decididamente a por el empate, pero se encontró con un obstáculo con el que no contaba; Robert Kidiaba completó un partido antológico, sacando no menos de cuatro balones que ya se cantaban como gol y frustrando una y otra vez los ataques brasileños. Un segundo tanto a pocos minutos del final ponía la rúbrica a una monumental sorpresa, que situaba al TP Mazembe en la final del Mundial de Clubes. Fue aquel el partido que dio a conocer al mundo al guardameta africano, quien bailó una vez más para celebrar la victoria; sus intervenciones habían resultado vitales para conseguir hacer historia. Nunca hasta entonces un equipo sudamericano había faltado al partido final por el cetro mundial, y jamás un equipo africano había logrado alcanzar el choque definitivo.
En la final el TP Mazembe no fue rival para el Inter de Milán, que a los 20 minutos ya había resuelto el partido; los italianos se mostraron muy superiores pero el TP Mazembe y su guardameta volvían a Lubumbashi llenos de orgullo.
A nivel de selección, el arquero congoleño ha participado en tres fases finales de la CAN: 2004, 2013 y 2015, obteniendo un sensacional tercer puesto en la recientemente finalizada edición que ha tenido lugar en Guinea Ecuatorial. Muy destacable su actuación frente a Cabo Verde, con varias paradas en los últimos minutos que posibilitaron un empate fundamental para que los ‘Leopardos’ alcanzasen los cuartos de final. Como contrapartida, hay que decir que jamás ha conseguido disputar la fase final de un mundial; de hecho la República Democrática del Congo no consigue clasificarse desde que lo hiciera en la fase previa de Alemania 1974.
Paradójicamente, a sus 39 años Kidiaba todavía continúa en activo, pese a que a principios del pasado mes de diciembre anunciaba que esta sería su última comparecencia con la selección nacional; hace apenas unos días ha declarado que todavía se encuentra con fuerzas y que le encantaría llegar a 2017 como guardameta de su selección y convertirse en el futbolista de más edad que disputa una fase final de la CAN. Dicha plusmarca la ostenta en la actualidad Hossam Hassan, futbolista egipcio que disputó la edición de 2006 a la edad de 39 años y 5 meses. Si el cancerbero de Lubumbashi será capaz de superarla se sabrá dentro de dos años, aunque lo que sí parece claro es que, cuando se formalice su retirada, se dedicará a formar y aconsejar a otros porteros de su país.
Ni que decir tiene que, técnicamente, nunca será el mejor portero del mundo. Robert Muteba Kidiaba responde perfectamente al prototipo de guardameta africano con excelentes cualidades físicas que, en muchas ocasiones, suplen a la ortodoxia de los arqueros europeos y sudamericanos. Sin embargo, su larga y exitosa carrera, más allá de sus extravagantes celebraciones, le augura un lugar de honor en la historia futbolística de la República Democrática del Congo.
José Luis Rodríguez