Derbi de Viena, cuando los violines dejan de sonar
Llegar a Viena es muy fácil, lo complicado es abandonarla. Es muy difícil salir después de darte un paseo por la Ringstrasse admirando el Teatro Imperial de la Corte y el Ayuntamiento, después de perderte por el Stadtpark a los pies de Johann Strauss o admirar el Danubio en su máxima expresión. Es más difícil aún tras visitar la Stephansdom en su Stephensplatz, Karlskirche y su Karlsplatz o Peterkirche. Y es prácticamente imposible abandonarla tras empaparte de la cultura de los Habsburgo y sus monumentales palacios, el Hofburg (de invierno) y el de Schönbrunn (de verano) con sus imponentes jardines, donde la mítica Sissi se escondía del mundo. La capital de Austria es una de las ciudades más maravillosas de Europa y desprende historia y grandeza por todos sus poros.
Es una ciudad idílica, enamorada del arte con su Museumquartier vertebrando los Museos de Historia Natural y de Historia del Arte, con sus increíbles palacios de Belvedere que guardan obras mágicas de Gustav Klimt y, cómo no, es una ciudad apasionada de la música con su maravillosa Ópera Estatal, quizá la más famosa del mundo. Frente a ella el Hotel Sacher, el más exclusivo de la ciudad y cuna de la tarta con el mismo nombre.
Sin embargo la apacible vida en esta señorial ciudad se ve alterada varias veces al año con la disputa del Derbi entre los dos equipos de la ciudad, el SK Rapid y el FK Austria, que este domingo tendrá una nueva edición, la 311. Sólo el Old Firm de Glasgow cuenta con más partidos disputados en derbis de ciudad aunque el de Viena, dada la situación del Rangers, es el que se disputa de forma más continuada. Además la liga austríaca se juega a cuatro vueltas, por lo que no tardará mucho en superar al escocés.
El Wiener Derby pasa por ser uno de lo más calientes y violentos de Europa, donde se han vivido episodios tremendos con agresiones a policías e invasiones de campo incluidas. En abril de este mismo año un jugador del Austria de Viena, Valentin Grubeck, fue agredido por hinchas del Rapid encapuchados, mientras esperaba un autobús a la salida de un entrenamiento. Hasta ahí llega la rivalidad entre estos dos equipos. Una rivalidad forjada, en temas deportivos y culturales, en base a diferencia de clases.
Deportivamente son los dos equipos más laureados de Austria con mucha diferencia, pues entre los dos han ganado 56 de las 102 ediciones disputadas de la Bundesliga de Austria, por lo que a menudo sus enfrentamientos eran como finales por el título y, aunque ahora viven a la sombra del Red Bull Salzburg, esta disputa durante más de 100 años se quedó grabada para siempre.
Sin embargo, la mayoría de problemas entre aficiones han venido por las diferencias sociales. El Rapid fue creado en 1898 por los trabajadores de los ferrocarriles de Viena como Erster Wiener Arbeiter Fussball Club (Club de Fútbol de los Primeros Trabajadores Vieneses), aunque su fecha de fundación oficial es el 8 de enero de 1899, cuando cambió su nombre por el actual Rapid de Viena. Por esta razón, el club cuenta desde sus inicios con el apoyo de las clases trabajadoras, y por ello cuenta con un mayor número de seguidores en la ciudad y en todo el país. Por su parte, el Austria era el equipo de los burgueses de Viena y fue fundado por una escisión del selecto Vienna Cricket and Football Club el 29 de octubre de 1910, incluyendo requisitos mínimos de inteligencia en sus estatutos fundacionales. Sin embargo, su fecha de fundación oficial es el 15 de marzo de 1911, cuando fueron admitidos en la Federación Austríaca de Fútbol y no sería hasta el año 1926 cuando se profesionalizó y cambió a su denominación actual. Esta división aún persiste en la actualidad, ya que mientras el Rapid siempre ha sido de sus socios, el Austria ha estado en manos de magnates multimillonarios. Curiosamente, ambos se crearon en el distrito 13 de Viena, en la zona de Hietzing, aunque en la actualidad el Rapid tiene su sede en el distrito 14 al oeste en la zona de Penzing y el Austria en el sur, en el distrito 10, donde cada uno tiene su estadio propio. No obstante, por razones de aforo y seguridad los partidos internacionales y el derbi se juegan en el Ernst Happel.
La ocupación nazi de Austria, en lugar de unirles contra el invasor también los dividió, ya que mientras el Rapid salió indemne, el Austria perdió a la mayoría de sus futbolistas obligados a luchar en el frente y vio como expulsaban a los judíos del club, entre ellos el presidente Michl Schwarz, que se exilió en Suiza. Fue una época en la que se les obligó a disputar la Gauliga alemana y es por ello que el Rapid es el único club del mundo que ha ganado las Ligas en dos países distintos, al conseguir el campeonato de la Gran Alemania en 1941. Fueron años turbios que perjudicaron gravemente al Austria. En enero de 1939 y, tras negarse a jugar con Alemania, fallecía en extrañas circunstancias Matthias Sindelar, estrella del equipo y mejor jugador de la la historia de Austria. Esa misma suerte corrieron durante el conflicto Karl Gall y Franz Riegeler, dos piezas más del equipo.
Tras salir del infierno, ambos se convirtieron en los dominadores del futbol austríaco, especialmente en las décadas de los 70 y 80 donde además disputaron sendas finales de Recopa de Europa. El Austria en 1978 y el Rapid en 1985 y 1996; todas perdidas por lo que ninguno puede presumir de ser el primer equipos austriaco en ganar competiciones europeas y esos logros ahora quedan muy lejos de sus objetivos. Era un época dorada con los Prohaska, Polster, Nyilasi, Steinkogler, Pacult, Krankl, Weinhofer y compañía. En los últimos años la irrupción del Salzburg, apoyado por el dinero de Red Bull, ha hecho que el conjunto de la ciudad natal de Mozart gane cinco de las últimas ocho Bundesligas y esta edición va camino de repetir ante un Austria hundido en la parte baja de la clasificación y un Rapid que es tercero, pero muy lejos de la cabeza y que sólo aspira a clasificarse a competiciones europeas. De hecho, el último título del Rapid se remonta al año 2008, que dejó su palmarés en 32 Ligas, mientras que el Austria ganó en 2013 su vigesimocuarto título y no tiene tanta urgencia.
Pero todo eso da igual, está en juego la supremacía de la capital, el orgullo obrero contra el glamour burgués y este domingo en el Ernst Happel Stadion, al lado del mismísimo Prater donde España alzó su segunda Eurocopa, todo ello se pondrá en juego con toda la pasión y tensión que sólo el fútbol puede generar.
Juanvi Safont